No le vas a olvidar, pero sí puedes reconstruir tu vida mientras tanto
Uno de los pensamientos que más malestar genera en las personas que están elaborado un proceso de ruptura y dejando atrás una relación que ha sido tóxica es el miedo a no olvidar a esa persona. El miedo que nace al sentir que esa persona sigue presente aunque físicamente ya no esté en sus vidas y que tiene que ver con la incertidumbre de no saber si algún momento esto cambiará y realmente se esfumará por completo.
En este proceso también se producen impactos emocionales importantes cuando vienen de golpe todos los buenos recuerdos. Sensaciones entre las que se mezcla la nostalgia y la rabia por esos destellos intermitentes que emitía aquella fuente de sufrimiento constante.
Lógicamente estas personas acaban preguntándose: ¿cómo los recuerdos de alguien con el que he sufrido tanto y del que tengo que alejarme siguen siendo tan bonitos y me generan tanto malestar? ¿Será que esa es “la persona” y no debo dejarla escapar a pesar de todo el daño que me ha causado?
Y es que efectivamente se sigue queriendo a esas personas. Esto es lo que más nos hace sufrir cuando estamos alejándonos de alguien por nuestro bien y por salvaguardar nuestro amor propio. ¿Cómo puedo querer a alguien que me ha hecho tanto daño? Esa es la pregunta que nos hacemos una y otra vez.
No le vas a olvidar e incluso le vas a seguir queriendo
Pues bien, se puede. Se puede querer a alguien que no nos ha merecido. Se puede recordar a esa persona con el mismo cariño y dulzura que nos dejaron sus recuerdos. Aquellas preguntas que a veces se reciben por parte de algunos amigos de “¿cómo no le odias con todo lo que te ha hecho?” “¿cómo, con todo lo que has sufrido, no eres capaz de verle de otra manera?” Y estas preguntas, lógicas para la cabeza, resultan desconcertantes para el corazón.
Claro que se puede seguir amando a una persona que nos hizo sufrir. Es la lógica del corazón. La pasión y las emociones placenteras que hemos vivido siguen allí y nos traen buenos recuerdos. Recuerdos que cuando queremos alejarnos de alguien nos dañan y nos hacen sufrir. Porque nuestra cabeza es incapaz de entender esta extraña paradoja.
Pero esta paradoja existe y es humana. Es inútil frustrarnos queriendo convencer al corazón de no sentir cuando ese es su cometido. El corazón sentirá más allá de lo que nuestra cabeza le limite. Quizás pienses en que hay cabezas que limitan al corazón y para ello han construido una fortaleza que por gruesa y férrea atenúa los latidos hasta volver insignificante su eco. Pero piensa también que toda fortaleza, o muralla, es defensiva y nos aleja de lo que verdaderamente estamos sintiendo.
La cordura va a ser nuestra aliada en este camino
Aceptar esta realidad cuesta, pero nos libera de tener que realizar una buena cantidad de esfuerzo inútil. Ahora bien, que el corazón “vaya por libre” no implica que no podamos utilizar nuestra cabeza puesto que la cordura es la que nos va ayudar a mantener intacto nuestro amor propio. No poder olvidar a alguien que ha sido importante en nuestra vida (por mucho daño que nos haya hecho) no implica que esa persona sea la que nos conviene.
“Niégate a sufrir por amor, encuentra tu lugar en la soledad y no permitas que el deseo de amar esté por encima de todo”
-Walter Riso-
Recordar es humano y es natural, al igual que lo es seguir construyendo nuestra vida. Además, hacerlo con esta nueva experiencia de aprendizaje nos va ayudar a protegernos. Haz todo aquello que desees, apúntate a esas actividades que siempre quisiste hacer pero dejaste escapar, pinta, baila, compón canciones, escribe, construye, crea, ama a los tuyos… Amate a tí.
Responsabilidad y amor propio
Quiérete, cuídate, comprométete con tu amor propio. Saca en claro qué has aprendido de ti en esta relación. Culpar al otro del daño recibido no te va a ayudar más allá de un rato. Pero, saber qué has sido capaz de tolerar “por amor” o por esa pasión que te cegaba te va a ayudar a tomar la parte de responsabilidad que tienes en esto.
“Un hombre viaja por el mundo buscando lo que necesita y regresa a casa para encontrarlo”
-George Moore-
Plantéatelo… sé honesto/a contigo mismo/a. Pregúntate: “¿Qué límites he traspasado en la relación con mi amor propio?” Respóndete con tranquilidad y con tiempo. “¿Qué límites ya sé que no estoy dispuesto a traspasar en ninguna relación?” Constrúyete con esta experiencia y no te apures si no eres capaz de olvidarle. Piensa que no se puede olvidar a quien se amó, pero sí se pueden construir nuevos recuerdos con nuevas experiencias que alimenten el amor que te mereces.