Los recuerdos felices también dejan cicatriz

Los recuerdos felices también dejan cicatriz
Cristina Roda Rivera

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Roda Rivera.

Última actualización: 31 enero, 2016

La mítica Audrey Hepburn dijo que lo mejor para ser feliz es “tener mala memoria”. Algo de cierto hay en ello, pues desde varios campos de la psicología se coincide en señalar que si piensas en el futuro aparece ansiedad y si piensas en el pasado aparecerá depresión. Pero ¿qué sucede con los recuerdos felices?

Todos hemos experimentado alguna vez la paradoja de recordar momentos alegres y sentir que nos invade una profunda tristeza, nacida de la sensación de que lo que fue está muy lejos de volver a ser. En esos momentos, cuando los compartimos, nuestra voz suele empañarse con un poso de nostalgia, como si fuera el eco de un tiempo arrebatado al que volveríamos, al menos durante un buen rato, sin pensarlo demasiado.

Así, poner en marcha nuestra máquina del tiempo mental, aunque sea hacia un lugar en el que pasó algo que guardamos con cariño, puede enturbiar nuestro estado de ánimo. Incluso el castigo que nos pusieron después de realizar una buena travesura parece ahora, a la luz de nuestra mente, algo disfrutable y gozoso. Así, los buenos recuerdos adormecen a los malos y también dejan cicatriz.

“A veces los recuerdos felices son los más difíciles de superar.”

-Buscando a Eric-

recuerdos

El error de recordar pensando que seguimos siendo los mismos

En ocasiones, nos empeñamos en recordar el pasado convenciéndonos de que no han cambiado tantas cosas. Seguimos siendo los mismos, coleccionando arrugas y deudas que aún podemos asumir.

A veces recordamos como única salida para sentirnos bien, para distraernos o para hablar un rato con alguien que ya nos dejó, diciendo o sin decir adiós, con una explicación o sin ella. El caso es que en lo bueno siempre encontramos un lamento por su final, más cuando este parece o es definitivo.

“El error es mirar lo de ayer con ojos de hoy,
querer que las cosas vuelvan a ser igual
cuando tú ya no eres el mismo,
como si se pudieran reciclar los suspiros
o dar un mismo beso por segunda vez.
Los mudos no gritan, los sordos no ven la música,
con las cinco letras que se escribe tarde
no puedes escribir ahora,
el amor que fue, ese ya nunca vuelve.”

-Marwan-

No se puede clonar una misma experiencia. Muchas de las experiencias que vivimos resultan tan bellas porque tuvieron un final. Quizás sea verdad que tengamos que asumir que esa época fue la más maravillosa, que estamos en lo cierto y reservarle un lugar en el alma.

Es el primer paso para formar parte de un gremio muy especial, una profesión de gran futuro, el de creador de épocas maravillosas.

Los recuerdos felices siempre permanecen si los dejas tranquilos

Los deseos son buenos recuerdos que se trasladan al futuro. Deseamos poder construir en nuestra vida ese sentir especial que un día en el pasado nos embargó mente, cuerpo y espíritu. La memoria ha construido detalles del recuerdo que no supimos integrar en el momento.

 “No hay mayor dolor que recordar en la desgracia el tiempo en que eramos felices.”

-Dante Alighieri-

Recuerdos tristes

Lo cierto es que puede ser mucho más duro recordar un momento feliz que uno triste cuando estás mal. El recuerdo triste te da la razón de que en tu vida siempre hubo motivos para que te encontraras desdichado. El recuerdo bueno te hace pensar : “¿Estaré malgastando los mejores años de mi vida por no volver a sentir aquello que hoy recuerdo como mi mejor estancia en este mundo?”.

La cicatriz del recuerdo malo te hiere, puede hacerte sentir ira o rabia. La cicatriz del recuerdo bueno sangra porque evoca, con tristeza y melancolía, tiempos mejores.

Qué hacer para que la cicatriz del recuerdo bueno te sane

Hay recuerdos de los que nos enamoramos. Pasajes de nuestra vida que se van llenando con detalles inventados que siguen la línea de la sensación general de ese momento, potenciándola en nuestra memoria. Es como un amor que no evolucionara y permaneciese eternamente en la primera fase de idealización. 

Lo mejor para romper esta aura es confrontarla con la realidad. No con la realidad de ese momento, lógicamente no vas a poder regresar a ella, pero sí con personas que compartieron ese momento contigo y que te pueden dar una visión más realista de qué sucedió y cómo te sentiste.

Cuando integres el recuerdo como un todo y dejes de traerlo a ti con vocación de película romántica….te darás cuenta de que nada de lo que nos pasa es absolutamente bueno o malo, sino que contiene matices. Sé consciente de estas aristas, al igual que lo eres de todo lo positivo.

Que lo hayas experimentado una vez propicia que se repita con distintas personas y de distintas formas porque al saborear algo bueno y dulce de verdad estamos preparados para saber apreciarlo de nuevo. Aparta el error de cálculo de tu mirada hacia el pasado y abre los ojos ante la mirada del nuevo camino que aparece ante ti.

Mirados con unos ojos realistas, los recuerdos felices no dejaran de serlo pero sí alejaran de ti la sensación de qeu todo lo bueno ya pasó. Así, los recuerdos felices dejaran de ser cicatrices y pasarán a ser huellas de lo que viviste, confortables como al andar sobre arena mojada. Te gusta la sensación de esas huellas y además te permiten caminar hacia otro lugar de forma placentera.


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