Padres emocionalmente no disponibles ¿cómo son?
Las madres y los padres emocionalmente no disponibles dejan huella en el desarrollo infantil. La negligencia afectiva no es fácil de procesar por la mente de un niño; ellos, al fin y al cabo, no entienden por qué sus progenitores no responden a sus necesidades. Tanto es así que a la experiencia de soledad y desamparo suele añadirse el sentimiento de culpa.
Por llamativo que nos parezca, son muchos los adultos que llegan a la consulta de un psicólogo evidenciando un malestar sin saber identificar su fuente. Hablan de su sensación de vacío, de su incapacidad para construir relaciones estables y felices. Comentan además, lo complicado que les resulta gestionar sus emociones, su rabia, su frustración, su mal humor…
Cuando profundizamos un poco más en sus realidades personales, vemos que en gran parte de estos pacientes no hay ningún trauma evidente. Tampoco ningún trastorno o condición psicológica que podamos diagnosticar. Entonces, ¿qué sucede? Lo que hay en muchos casos es un vacío emocional, la marca de un abandono emocional originado por unos padres que no atendieron (o no supieron atender) esas necesidades de sus hijos en la infancia.
A menudo, en el campo de la psicología pasamos por alto esta dimensión tan relevante. De algún modo, nos centramos más en hechos tan duros como puede ser el abuso físico o emocional. Sin embargo, algo tan básico como que unos padres no sean accesibles emocionalmente crea heridas profundas.
Si un niño sufre falta de apego emocional en la infancia, esto afectará de muchos modos a las posteriores relaciones que pueda tener en su adolescencia y edad adulta.
Padres emocionalmente no disponibles, la frialdad en la crianza
Hay padres presentes, pero ausentes. Hay madres frías. Hay familias negligentes en materia de emociones, en la habilidad para construir una relación de apego seguro y saludable con sus hijos. Todas estas dinámicas definen pequeños universos capaces de marcar el destino de una persona.
Es más, Alice Miller, reconocida psicoanalista experta en maltrato infantil, nos dejó palabras para la reflexión. No tenemos ni idea de cómo sería nuestro mundo si todos los niños tuvieran la suerte de crecer en un entorno familiar basado en el afecto, en la apreciación absoluta. Ahí donde no existiera la humillación y cada necesidad fuera atendida.
¿Crearíamos con ello un mundo mucho mejor, más respetuoso entre nosotros? Posiblemente. Lo que está claro es que no todos salen indemnes de una crianza negligente. A veces, no hace falta siquiera que exista el maltrato físico para que el sufrimiento se lleve en el interior del mismo modo que una cicatriz en la piel. Factores como el abandono, una educación autoritaria o la figura de unos padres emocionalmente no disponibles, deja secuelas evidentes en el desarrollo psicológico del niño.
Pero, ¿cómo son realmente esos padres emocionalmente no disponibles? Estas serían las características básicas que les definirían.
Inestabilidad emocional
Un rasgo más que común en este tipo de progenitores es la inestabilidad emocional. En muchos casos, más que la frialdad o el rechazo, a lo que se enfrenta el niño es a la incertidumbre. En ocasiones, esos padres y esas madres se muestran afectuosos y cordiales, pero al poco, su humor cambia y pueden evidenciar rechazo e inaccesibilidad.
Algo así provoca que un niño un elevado sufrimiento y ansiedad.
Baja tolerancia al estrés
Este perfil de maternidad o paternidad caracterizado por la inaccesibilidad emocional, se define a su vez por la baja tolerancia al estrés. Algo así implica que cualquier tarea con sus hijos les agote. Invertir tiempo, esfuerzos y atenciones en la crianza de sus hijos supone un esfuerzo que no siempre pueden cumplir. Les falta la paciencia, no ven necesidades y suelen buscar estrategias para que sus niños les molesten lo menos posible.
Límites deficientes
Los padres emocionalmente no disponibles actúan a menudo más como conocidos o amigos de sus hijos que como progenitores. Dan forma a esa educación light donde no suelen haber límites claros, donde no terminan nunca de ser ese apoyo firme, esa figura de referencia capaz de guiar, de poner normas para que el niño sepa a qué atenerse en cada momento sabiendo qué se espera de él.
Personalidad narcisista
Egoísmo constante, no ver más necesidades que las propias, superficialidad, falsedad, hacer promesas que luego no cumplen, regalar cumplidos y al instante proyectar sobre los niños la propia frustración o apatía… Todas estas conductas definen sin duda, una personalidad narcisista que causa serios estragos en el desarrollo psicológico infantil.
El impacto de un crianza emocionalmente negligente
Las consecuencias de una crianza con unos padres emocionalmente inaccesibles suele ser diversa dentro de un mismo espacio de trauma. Así, es común tener cierta dificultad a la hora de construir relaciones afectivas felices, la autoestima queda muy dañada y se evidencian a su vez problemas con la identidad, con la gestión emocional y una clara falta de propósitos.
Lo más llamativo es que muchos de estos adultos pierden la confianza en el ser humano. Les falla la esperanza, el optimismo y esa seguridad con la que relacionarse, con la que sentirse dignos y capaces de construir una vida feliz.
Ahora bien, queda claro que no todas las personas viven esta realidad del mismo modo. Habrá quien tenga un enfoque más resiliente y sea capaz de encarar su vida para reconstruirla. Sea como sea, hay una idea que flota: lo vivido en la infancia no tiene por qué determinar la calidad de nuestro presente. Podemos y debemos reconstruirnos.
Validarnos como personas, atender nuestras necesidades, situar nuevos proyectos en el horizonte y clarificar nuestro propósitos vitales puede ayudarnos en estos casos. De cualquier manera, siempre existe la posibilidad de solicitar ayuda profesional para sortear estas realidades tan duras con mejores recursos, con mejores enfoques. Es un viaje complejo, pero en ocasiones también necesario para alcanzar nuevos y luminosos destinos.
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- Krause, E. D., Mendelson, T., & Lynch, T. R. (2003). Childhood emotional invalidation and adult psychological distress: The mediating role of emotional inhibition. Child Abuse and Neglect, 27(2), 199–213. https://doi.org/10.1016/S0145-2134(02)00536-7
- Frodl, T., Reinhold, E., Koutsouleris, N., Reiser, M., & Meisenzahl, E. M. (2010). Interaction of childhood stress with hippocampus and prefrontal cortex volume reduction in major depression. Journal of Psychiatric Research, 44(13), 799–807. https://doi.org/10.1016/j.jpsychires.2010.01.006