5 películas para hablar de salud mental
La salud mental ha proporcionado un universo temático tan misterioso como fascinante, que ha inspirado en la pequeña y en la gran pantalla. Mientras algunas obras abordan con precisión el tema de los trastornos psicológicos, otras fantasean con algunos de sus elementos más “reconocibles”.
Durante años, las discusiones sobre este tema en las películas han sido, en el mejor de los casos, incompletas. A menudo niegan la verdad detrás de las experiencias de salud mental que las personas enfrentan a diario.
Las mejores películas para hablar sobre salud mental
En los intentos de la pantalla grande de retratar la enfermedad mental ha habido de todo. Muchos han sido solo eso, intentos o aproximaciones imprecisas sobre este asunto. En otras ocasiones, las películas han hecho su debida diligencia para mostrar con precisión y sensibilidad los problemas que enfrentan las personas en la realidad.
En este artículo, os dejamos algunas películas para juzgar cómo la industria del entretenimiento ha abordado el tema, ya sea que se haya hecho mejor o peor.
1. Los Diarios de Lipsett, de Theodore Ushev
Para abrir boca sobre películas de salud mental, vamos a proponer la visualización de este corto, que pone en valor la vida y la obra del director de cine experimental canadiense Arthur Lipsett, quien se suicidó en 1986 cuando tenía 49 años.
Arthur Lipsett inspiró a generaciones de cineastas, incluidos George Lucas y Stanley Kubrick. Esta premiada película de animación de Theodore Ushev, con la voz del joven Xavier Dolan, ilustra la lucha y la vertiginosa caída del cineasta canadiense.
Desarrollado a modo de diario íntimo transfigurado en un bombardeo de imágenes y sonidos, se intenta captar la personalidad de Lipsett en base a retazos de sus propias películas. Una obra de pintura en pantalla que ilustra la vertiginosa caída de un artista en la depresión y la mal llamada “locura”.
2. El lado bueno de las cosas, de David O. Russell
El lado bueno de las cosas busca representar el trastorno bipolar en pantalla. Ya sea en las películas o a través de los testimonios de celebridades (como Mariah Carey o Kanye West), es el trastorno del que más hablamos. El problema es que el término se usa mal en el lenguaje común. Ser bipolar no es solo estar de mal humor o cambiar de opinión con frecuencia.
El lado bueno de las cosas es una comedia romántica que logra revitalizar ese género desacreditado en el que tantos otros han fallado, inyectándole la determinación y la emoción del drama realista. Los dos protagonistas están muy bien representados por los actores. Muestran la dificultad de los pacientes y su entorno para orientarse y seguir en los momentos en los que la manía tiene lugar.
Sin embargo, no muestra lo suficiente las fases de la depresión en el trastorno, que suelen ser las más dolorosas porque duran más y en las que se reflexiona sobre las conductas problemáticas mostradas en la fase maníaca.
3. Dolor y Alegría, de Nils Malmros
La tristeza y la alegría serán la conclusión de la vida y obra de uno de los directores más importantes del cine danés, Nils Malmros. El director usa el cine como herramienta catártica, y esta película autobiográfica sobre el homicidio de su hija por parte de su mujer es un buen ejemplo de ello.
Dolor y Alegría ha sido realizada al final de su vida con el fin de proteger a su esposa del estigma y el rechazo. En la película, el director es encarnado por el papel del cineasta Johannes (Jakob Cedergren) que intenta proteger a su esposa Signe (Helle Fagralid) del sistema legal después de una tragedia.
El film transmite un estado de ánimo consistentemente serio y triste. Contiene varias escenas emocionalmente intensas, pero evita el morbo trágico. Lo que se pretende es entender el ambiente que desencadenó un brote psicótico en una madre para llegar a asesinar a su hija.
No hay ningún precedente en la historia del cine de una película autobiográfica sobre una tragedia tan dura. En los medios de hoy, nos bombardean con historias banales sobre personas que piensan que son interesantes. Sin embargo, en esta película, su director quiere hace una contribución significativa al género.
4. Otra mujer, de Woody Allen
Cuando la profesora de filosofía Marion Post (Gena Rowlands) alquila un apartamento para trabajar en su nuevo libro, se da cuenta de que puede escuchar en la habitación de al lado, que alberga la oficina de un psiquiatra.
Marion queda cautivada por las sesiones de una paciente llamada Hope (Mia Farrow). Mientras Hope habla de sus problemas emocionales, Marion comienza a reevaluar su vida. Se da cuenta de que su frialdad la ha alejado de amigos y familiares y ha perdido la oportunidad de encontrar el amor verdadero.
Esta película es un estudio psicológico de personajes libre del neuroticismo característico de Allen, pero maduro con algunas de sus introspecciones más astutas. Es un estudio de carácter tierno, complejo y conmovedor de una mujer atrapada entre el arrepentimiento de la mediana edad y el resentimiento marital.
5. Culpa, de Ibon Cormenzana
Esta película de 2022 está dirigida por los mismos protagonistas de la película, y también pareja en la vida real. Manuela Vellés escribió este complejo guion con su pareja Ibon Cormenzana en plena crisis de maternidad.
Culpa es la primera película como guionista de la famosa actriz que se hizo famosa con Caótica Ana. Su atrevimiento por hablar de varios tabúes a la vez en la película le ha valido la incomprensión de muchos críticos.
Sin embargo, la película nos habla de las profundas consecuencias que puede tener una violación, más allá del sufrimiento que puede experimentar la víctima en el momento en el que se produce.
Agredida por un amigo de su novio, consternada por el estupor, la culpa y el asco, la protagonista se aísla de todos para empezar un proceso de autodestrucción que cree merecer. La cinta aborda temas delicados y actuales, como el consentimiento sexual, la falta de empatía sexual, el embarazo no deseado y la absoluta soledad en la maternidad.