El peligro de querer sin quererse a uno mismo
El curioso mundo del amor, del querer, del bienestar y de la felicidad en definitiva. ¿Qué misterios oculta?, ¿qué peligros conlleva? Uno de los riesgos más importantes será permitirnos querer a otros sin antes haber hecho lo propio con uno mismo.
Una buena relación de armonía, de conocimiento y de plenitud sentida con uno mismo va a ser uno de los pilares fundamentales de nuestra relación con los demás. No solo con una pareja, sino también con todos aquellos que nos rodean en nuestro día a día.
Si tenemos dudas o si albergamos conflictos internos y los proyectamos en los demás, es probable que no seamos capaces de verlos. Esto podría hacernos pensar que lo que falla son las relaciones sentimentales, cuando en realidad el fallo está en la relación con nuestro interior.
¿Qué puedo ofrecer a los otros si en realidad no sé ni lo que tengo dentro?, ¿cómo voy a permitir que los demás me hagan feliz si ni yo mismo sé lo que quiero? Lo primero y más importante es crear una buena relación contigo mismo, basada en la sinceridad y plenitud, para posteriormente incorporarla a las relaciones que establezcas con los demás.
La idea es incorporar esta energía positiva a nuestras relaciones con los demás. Socializando y estableciendo amistades o lazos afectivos voy conociendo partes de mí que no conocía. Las relaciones sociales me muestran una parte de mí que reflejo en otros, a modo de espejo y me descubren nuevas conductas o emociones que proyecto.
Aprender a estar solo
Saber estar en soledad abre las puertas a la intimidad. Conocernos y saber cuáles son nuestros gustos, nuestros deseos, nuestros defectos o nuestros fallos nos hace más reales y también más fuertes.
El objetivo de este camino será aprender a querer, desde la profundidad y el conocimiento, y no con los ojos vendados. Quererse a uno mismo, respetarse, darse tiempo y dejarse sentir serán los pilares básicos de una buena relación con todas las esferas de mi mente.
Si aprendemos a estar solos podremos tomar la decisión de establecer una relación sentimental, porque nos aporta y nos hace crecer; nunca será una necesidad, porque el amor ya estará dentro de cada uno.
Un buen paso para aprender a estar solos será diferenciar entre estar solo o sentirme solo. El sentimiento de sentirse solo puede adquirir una connotación negativa que no se busca cuando queremos aprender a “estar solos”.
Sentirse solos es aislamiento, es lejanía con el mundo social, es soledad. Estar solos es una decisión de cada uno y entraña una continua búsqueda realizada con placer y entusiasmo dentro de cada uno, pero no conllevará significado de aislamiento o dolor.
Somos seres completos
Me siento bien conmigo y te elijo para compartir un camino, un camino con dos personas completas que se quieren, pero no mitades que necesitan ser completadas por otro. El amor a los demás será siempre una decisión y no la respuesta a una necesidad.
Puede ser un riesgo creer que nos falta algo y querer buscarlo fuera, cuando en realidad lo que nos falta es de escucharnos y entendernos, saber qué queremos y conocernos bien para saber cómo conseguirlo. No caigamos en la trampa de pensar que el problema está fuera, miremos dentro de cada uno primero, resolvamos y entonces sí, miremos hacia fuera.
No quiero que los demás me completen, quiero que me acepten. Al igual que yo tendré que aceptar al otro como un ser completo. Vivo una historia completa, con la persona más importante que me acompaña, la personal.
Los demás no vendrán a darme lo que me falta, sino a compartir. A través de ellos también aprovecharé la oportunidad de conocerme, porque el amor y la historia de cada uno no acaba, sino que seguimos escribiendo capítulos a media que el tiempo corre.