Pensamiento episódico futuro: ¿cómo nos prepara el cerebro?
“Vive el presente, vive el aquí y ahora”. Seguro que has leído u oído esta frase, ¿verdad? Incluso puede que intentes o hayas intentado aplicártela. Sin embargo, es inevitable recordar tiempos pasados e imaginarnos a nosotros mismos en un futuro. Esto es lo que se conoce como pensamiento episódico futuro.
¿Qué es, concretamente, el pensamiento episódico futuro? ¿Para qué sirve? ¿Cómo se desarrolla durante la infancia? ¿Está relacionado de alguna forma con determinadas psicopatologías? Si quieres hallar respuestas, sigue leyendo.
¿Qué es el pensamiento episódico futuro?
El término fue acuñado por Cristina M. Atance y Daniela K. O’Neill, partiendo del concepto de memoria episódica de E. Tulving. Este tipo de memoria está relacionada con la capacidad de recordar y reexperimentar eventos pasados con referencia autobiográfica.
Los seres humanos tenemos la capacidad de imaginarnos a nosotros mismos en el futuro. Esto resulta esencial para la planificación, la toma de decisiones, la emisión de juicios y la consecución de objetivos. Este pensamiento episódico futuro nos permite realizar una “pre-exposición” a un evento o situación futura.
Esta recreación de imágenes mentales tiene lugar durante la fase de planificación de las intenciones verdaderas y es parte esencial de dicha planificación. Las personas con intenciones verdaderas planifican de manera más seria y más detallada, y recurren en mayor medida al pensamiento episódico futuro.
Conceptos relacionados
Por un lado, la memoria prospectiva está muy relacionada con el pensamiento episódico futuro. Esta memoria es la que nos permite recordar lo que tenemos que realizar en el futuro (por ejemplo, asistir a una cita médica).
En la memoria prospectiva están implicados tres procesos: elaborar un plan, recordar dicho plan y acordarnos, en el futuro, que debemos ejecutar el plan. Como hemos visto, para elaborar un plan de acción, podemos valernos del pensamiento episódico futuro.
Por otro lado, Atance y O’Neill explican que hay una importante relación entre la habilidad de re-experimentar mentalmente episodios pasados (memoria episódica) y la habilidad de imaginar episodios que uno podría experimentar en el futuro (pensamiento episódico futuro).
En último lugar, cabe mencionar que el pensamiento episódico futuro también está muy relacionado con el concepto de conciencia autonoética de Tulving. Esto se refiere a la capacidad del ser humano de darse cuenta de su propia existencia a través del tiempo subjetivo y de representarse.
La conciencia autonoética, junto con la memoria episódica, es decir, la capacidad de tener conciencia de nosotros mismos y poder recordar eventos pasados autobiográficos, son lo que nos permite usar esas representaciones pasadas para proyectarlas al futuro. En otras palabras, ambas capacidades son necesarias para poner en marcha el pensamiento episódico futuro y elaborar planes de acción.
Estas habilidades surgen al mismo tiempo y están conectadas por una base anátomo-funcional común. El lóbulo frontal y el lóbulo temporal medial están relacionados con la memoria episódica y la planificación.
¿Cómo se desarrolla el pensamiento episódico futuro?
Las habilidades que se desarrollan a partir de la teoría de la mente son imprescindibles para asignar estados mentales propios y ajenos. Esto nos permite, a su vez, autoproyectarnos mentalmente en el futuro.
Los niños “neurotípicos” o que siguen un desarrollo típico empiezan a adquirir la comprensión de los estados mentales propios y ajenos (la teoría de la mente) en torno a los 2 años y se sigue desarrollando durante la edad preescolar. Mientras, sabemos que las habilidades sobre la memoria episódica y el pensamiento episódico futuro surgen alrededor de los 4 años de edad.
Por otro lado, parece ser que los niños empiezan a entender la noción de futuro en torno a los 3 años. No obstante, no es hasta los 12 años cuando terminan de entender realmente el concepto. Entre los 2 y los 3 años, los niños ya empiezan a incluir en su vocabulario palabras relacionadas con eventos futuros.
Entre los 3 y los 5 años se desarrolla la capacidad de planificar el futuro, aunque sólo sea en términos de lenguaje y refiriéndose más a deseos que a verdaderas metas. A partir de los 5 años, los niños ya empiezan a ser capaces de elaborar planes y tomar decisiones para conseguir objetivos determinados.
Relación con la psicopatología
Como hemos mencionado, las habilidades relacionadas con la Teoría de la Mente parecen imprescindibles para el pensamiento episódico futuro. Por este motivo, cabe esperar que los niños con trastorno de espectro autista, por carecer de teoría de la mente, presenten dificultades para planificar y pensar a futuro.
Esto podría estar relacionado con las conductas estereotipadas y repetitivas que presentan estos niños, y con la falta de flexibilidad. Suddendorf & Corballis plantearon que estos comportamiento inflexibles y estereotipados pueden reflejar la incapacidad de los niños TEA para verse a sí mismos en el futuro.
En los estudios en los que se pedía a los niños autistas que describieran eventos (pasados o futuros) se demostró una disminución de la capacidad de memoria y previsión episódica de los niños autistas en comparación con niños “neurotípicos”.
Por otra parte, el pensamiento episódico futuro se ha relacionado con otros trastornos, como la ansiedad y la depresión, en los que el pensamiento episódico futuro puede estar muy relacionado con la rumiación y la ansiedad anticipatoria.
Los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada, en concreto, se caracterizan por tener un pensamiento futuro inespecífico y negativo. Esto provoca que cualquier visualización de un escenario futuro sea poco realista, abstracta y negativa. Esto genera gran preocupación por el evento negativo que prevén que ocurrirá.
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