Pensamiento estratégico: características y ejercicios para fomentarlo
El pensamiento estratégico es un concepto que comenzó a hacer carrera en el ámbito del marketing. Sin embargo, es perfectamente aplicable a otros ámbitos, además del campo de negocios o laboral. En realidad se trata de un enfoque útil en prácticamente cualquier área.
Se define como pensamiento estratégico al enfoque que mira el hoy con perspectiva de futuro. En otras palabras, aquel que es capaz de anticipar el efecto de las acciones, una visión a largo plazo, creativa y orientada al logro de objetivos puntuales.
Como el propio nombre lo dice, el pensamiento estratégico involucra una estrategia. Un plan de acción coordinado y enfocado hacia un logro relevante. En principio, este tipo de pensamiento se empleó en la guerra. Luego, en el mundo de los negocios. Sin embargo, como hemos dicho anteriormente se puede aplicar a cualquier tipo de propósitos.
“Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”.
-Aristóteles-
Características del pensamiento estratégico
Lo primero que se debe decir acerca del pensamiento estratégico es que no se aprende con un manual. Muchos lo comparan con caminar, nadar o andar en bicicleta. No es algo teórico, sino que se aprende y afianza con la práctica.
Se piensa estratégicamente cuando se cumple con estas características:
- Saber a dónde se quiere llegar. Tiene que haber un objetivo o propósito claramente definido. De lo contrario, cualquier estrategia carece de sentido.
- Saber en qué punto estamos. Es necesario tener la capacidad para definir cuál es la situación actual y qué tan distante está la meta a alcanzar.
- Saber definir el camino a seguir. Es el punto central de la estrategia. Implica diseñar cómo llegar a eso que nos proponemos
- Saber autoevaluar y corregir. El pensamiento estratégico exige flexibilidad para monitorear constantemente lo que se hace y ser capaz de redefinir el rumbo.
Para pensar estratégicamente se necesitan dosis de realismo, una capacidad de reflexión, de síntesis y visión de conjunto. Ahora bien, esas capacidades no nacen de la nada, hay que desarrollarlas a través de la práctica.
Tres claves del pensamiento estratégico
En el pensamiento estratégico influyen muchas habilidades. Sin embargo, hay tres que son determinantes. Y lo son porque permiten construir el eje de esta forma de pensar: la estrategia. Estas habilidades son:
- Capacidad para desechar los modelos predictivos. No se puede adoptar un modelo de acción y aferrarse a él tercamente. La estrategia se está renovando constantemente. Por lo tanto, hay que tener la mente abierta para direccionar, redireccionar constantemente y abordar la incertidumbre.
- Capacidad para formular preguntas. En el pensamiento estratégico son mucho más importantes las preguntas que las respuestas. Si se logra definir la pregunta, ya se tiene más de la mitad del camino recorrido.
- Identificar los puntos clave. Es necesario aprender a separar lo determinante de lo aleatorio. Saber cuáles son los factores decisivos es fundamental. Esto permite hacer un seguimiento más preciso y reencauzar las acciones hacia esos aspectos cuando sea necesario.
El pensamiento estratégico no es lo mismo que la “planeación estratégica”. El primero es una habilidad intelectual que se encauza. El segundo, la aplicación de esa habilidad sobre un aspecto o situación en concreto.
Según diferentes teorías, el pensamiento estratégico estaría relacionado con el pensamiento lógico-abstracto. En la adolescencia se pasa de un pensamiento concreto a otro más lógico-abstracto. Este cambio nos permite, por ejemplo, planear y/o predecir posibles acontecimientos futuros a través de nuestra conducta presente. Así pues, el pensamiento estratégico está ligado al lógico-abstracto, a través del cual, observamos y tenemos en cuenta todos los factores disponibles para organizar aquello que deseamos de la forma que consideramos óptima.
Ejercicios para desarrollar el pensamiento estratégico
Como afirma Miguel Ángel Corona (2010), de la Universidad Iberoamericana de Puebla, en su artículo “Desarrollo del pensamiento estratégico en la escuela de negocios”: “desarrollar pensamiento estratégico requiere ampliar los horizontes de la mente y trabajar los tres subsistemas del pensamiento; esto es, los procesos relacionados con los conceptos, conocimientos y esquemas, con las destrezas y habilidades mentales para plantear estrategias y utilizar métodos y técnicas que, finalmente con las emociones, motivaciones e intereses, moverán las voluntades”.
Hay muchas maneras de desarrollar el pensamiento estratégico. Desde jugar al ajedrez hasta lanzar hipótesis cotidianas y probarlas. Sin embargo, para comenzar puedes realizar algunos ejercicios sencillos. Han probado ser eficaces para disciplinar la mente de modo que adquiera la habilidad de diseñar estrategias.
Los ejercicios sencillos más recomendados son:
- Hacer algo totalmente diferente. La idea es que te propongas realizar una actividad que jamás hayas hecho. Puede ser algo muy sencillo, como cambiar el rumbo cotidiano para ir al trabajo. Debes mantenerte muy atento a todo. Luego, describir la experiencia en un papel. Anota qué descubriste.
- Jugar al modelo. Se trata de elegir a alguien a quien se admire profundamente. La mecánica es similar a la del juego de roles. Tomas el personaje y te inspiras en su forma de pensar. Luego, durante todo el día, te comportas como si fueras esa persona. Al final del día, describes lo que descubriste
- Preguntas locas. Intenta cada día formular una pregunta sobre algo que sea inusual. No debe ser una pregunta que busque información, sino que induzca al análisis. Intenta responderla sin acudir a información. Lanza hipótesis. Luego investiga y verifica. Por ejemplo, ¿por qué los ojos son redondos?
El pensamiento estratégico es una habilidad que facilita el logro de los objetivos. De ahí que se pueda aplicar prácticamente a todo. Te ayuda a pensar más ordenadamente, pero sobre todo, a pensar en términos de logro y largo plazo.