Personalidad depresiva ¿en qué consiste?
Pesimismo, tristeza, mal humor, necesidad de estar solo, tendencia a la autocrítica… La personalidad depresiva no configura una depresión clínica como tal; define, en realidad, un modo de pensar, de interpretar las cosas, de sentir y percibir. Ahora bien, este filtro de negatividad constante puede llegar a extremos más patológicos, hasta el punto de desarrollar en algún momento una depresión mayor.
¿Quiere decir esto que nuestro estilo de personalidad se vincula en ocasiones con una depresión? La respuesta es sí. De hecho, muchos habremos conocido a alguien con esta tendencia. Son hombres y mujeres que solo ven problemas en el día a día, que tienen una visión catastrófica sobre la vida y que, casi sin quererlo, nos impregnan su mal humor.
Decimos esto por un hecho muy concreto. En ocasiones, evitamos a ciertos familiares, amigos o compañeros de trabajo por llevar siempre puestas esas gafas de la negatividad. Hay quien incluso no duda en llamarlos «tóxicos», porque nos molesta su victimismo y resulta difícil estar con ellos más de una hora. Sin embargo, es necesario ser más sensibles y cuestionarnos si, tal vez, estamos ante una personalidad depresiva.
No es fácil hacer vida con esta percepción opaca sobre lo que nos rodea; no es sencillo levantarse cada día dudando de uno mismo y con la tristeza clavada en el corazón.
Personalidad depresiva: causas, características y factores de riesgo
Hay personas con mayor tendencia a desarrollar trastornos depresivos. Es una evidencia y tenerlo claro desde un principio nos puede ayudar a entender muchos fenómenos.
Queda claro que nadie elige tener una depresión o un trastorno de ansiedad, no es algo que uno elija a voluntad. Ahora bien, en ocasiones, nuestra forma de interpretar la realidad y, sobre todo, de vernos a nosotros mismos, es determinante.
Vivir de manera constante con la semilla del negativismo en la mente no ayuda. Vagar por nuestro día a día dudando de nosotros mismos, alimentando el germen de la baja autoestima con un diálogo interno destructivo, tampoco es un facilitador.
La personalidad depresiva traza un estilo propio de ser, actuar y responder ante lo que nos ocurre; todo ello, define lo que en psicología conocemos como trastorno de la personalidad depresiva.
¿Cuál es el origen de la personalidad depresiva?
El trastorno de la personalidad depresiva es una condición mental. Lo que nos señalaba el antiguo DSM-IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) es que hay personas que, ya desde la adolescencia, evidencian un patrón generalizado de pensamientos, emociones y conductas depresivas.
- En el 2007 se llevó a cabo un estudio con gemelos en el Instituto Noruego de Salud Pública.
- Lo que pudo descubrirse en dicho trabajo es que sí existe una base genética, es decir, cabe la posibilidad de que en una misma familia haya varios miembros con una personalidad depresiva.
- Lo segundo que quedó en evidencia es que el trastorno de la personalidad depresiva y los trastornos depresivos son entidades distintas, con etiologías superpuestas, pero no idénticas.
- Por su parte, Theodore Millon, psicólogo pionero en el estudio de la personalidad, ya dijo en su día que hay personalidades que son incapaces de experimentar placer. Él mismo definió esta conducta como un «patrón de rendición constante».
- Asimismo, según nos explica el modelo de Millon y Davis, 1998, sobre los trastornos de personalidad, el origen de este perfil estaría en un estilo de apego deficitario en la infancia. Las carencias emocionales por parte de los progenitores serían un factor desencadenante.
¿Cuáles son las características del trastorno de la personalidad depresiva?
En la actualidad, el trastorno de la personalidad depresiva ya no aparece como entidad diagnóstica en el DSM-5 o la CIE-10. Se le define únicamente como trastorno de la personalidad no especificado. Si esto es así es por lo complicado que resulta siempre su diagnóstico.
A menudo, junto a la personalidad depresiva se superpone el trastorno de la personalidad por evitación (ansiedad social, sentimientos de inferioridad, etc.). Otras veces, difícil diferenciarlo de la distimia. Veamos no obstante cuáles son sus características más definitorias.
- Estado de ánimo anclado en el pesimismo, la tristeza y el abatimiento.
- A lo largo de su vida, se han sentido incapaces de disfrutar con algo. De hecho, apenas demuestran sentido del humor.
- Baja autoestima. Son muy críticos consigo mismo.
- Elevado perfeccionismo, algo que siempre les ocasiona sufrimiento.
- Esa forma de sentirse y de actuar se manifiesta ya en la adolescencia.
- Sentimientos constantes de soledad e indefensión.
- Son persona pasivas, con escasa motivación e iniciativa.
Si tengo una personalidad depresiva… ¿qué riesgo hay?
Como bien suele decirse, quien bordea el abismo al final termina cayendo en él. La personalidad depresiva manifiesta una forma de ser, sentir y actuar en la que todo es desafavorable y negativo. Cuando no se disfruta de nada, uno deja de situar objetivos en el horizonte porque no se tiene nada con lo que soñar.
Esa forma de ser, además, aleja a las personas. A nadie le gusta compartir tiempo y vida con quien solo ve el lado negativo de la realidad. Con todo ello, no es difícil adivinar que tarde o temprano, se llega al extremo, al vacío del abismo; es decir, a la depresión clínica.
No obstante, por término medio, la personalidad depresiva termina evidenciando o una depresión mayor o distimia (trastorno depresivo persistente).
Lo más adecuado en todos los casos es no llegar a este límite. Si nos identificamos con este perfil o conocemos a alguien que cumple con todas las manifestaciones, animémosle a pedir ayuda. Nadie merece vivir con unas gafas negras, esas que ponen un filtro de oscuridad constante a cada matiz de nuestra realidad.
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- Ragnhild E Ørstavik 1, Kenneth S Kendler, Nikolai Czajkowski, Kristian Tambs, Ted Reichborn-Kjennerud (2007) The relationship between depressive personality disorder and major depressive disorder: a population-based twin study, DOI: 10.1176/appi.ajp.2007.07010045