7 características de las personas carentes de empatía
Tener a nuestro alrededor personas carentes de empatía es de lo más doloroso. Después de todo, esta juega un papel protagónico al momento de comprender y conectar con los sentimientos, el sufrimiento y el comportamiento de los demás. Interactuar con personas con empatía reducida, en especial en momentos críticos, puede suponer todo un reto desde el punto de vista emocional.
La empatía es un aspecto que debe estar presente para que un vínculo sea significativo y satisfactorio. Se entiende como un espectro, así que no es algo que se tiene desarrollado por completo o se carece en absoluto de él. En este artículo, compartimos las principales características de las personas que presentan esta habilidad en déficit o reducida.
¿Qué es la empatía?
La empatía es un concepto complejo que ha sido estudiado desde áreas muy diversas como la biología, la neurociencia, la psicología y la sociología. A su vez, es abordada como una habilidad comunicativa, como una competencia ciudadana y como un elemento de la inteligencia emocional.
En términos generales, la entendemos como la capacidad de comprender la visión de la realidad del otro al percibir y ser conscientes de sus sentimientos. Aunque ha sido trabajada por investigadores con distintos enfoques, todos concuerdan en que la empatía tiene componentes tanto emocionales como cognitivos, y que su valor para el bienestar individual y colectivo es fundamental.
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Lo cierto es que hay personas más empáticas que otras. A su vez, alguien puede mostrar diferentes grados de empatía de acuerdo con diversas situaciones. Algunos aspectos que influyen en su desarrollo son el estilo de crianza recibido, la historia infantil y los rasgos de personalidad. De igual modo, y como nos recuerda un trabajo divulgado en Neuroscience & Biobehavioral Reviews, las mujeres parecen tener una predisposición genética a ser más empáticas que los hombres.
Principales rasgos de las personas poco empáticas
Alguien con falta de empatía suele tener dificultades al momento de entablar relaciones satisfactorias, ya que presenta actitudes que tienen consecuencias dolorosas e incómodas. Pese a ello, no siempre es fácil de identificar. Muchas veces estos rasgos se suelen atribuir a la personalidad del sujeto o a su carácter.
El grado de confianza que se tiene con la persona en cuestión, las vivencias pasadas, el nivel de culpa o participación que puedan tener o no y demás inciden en la respuesta empática. Hay rasgos que no pasan desapercibidos, en especial si se evalúan en conjunto. A continuación mencionamos las características más relevantes de personas con poca empatía.
1. No comprenden las emociones ajenas
Las personas carentes de empatía se muestran indiferentes o insensibles ante situaciones emocionales de los demás. Ya sea porque no entienden sus sentimientos o porque reaccionan a estos con apatía. Por ejemplo, no se conmueven ante el dolor ajeno ni se alegran frente a los logros alcanzados por otros.
2. No tienen consideración por las necesidades de los demás
Priorizan sus intereses, deseos y necesidades de una forma rígida y absoluta. Se centran en su bienestar personal sin tener en cuenta lo que necesita o desea el resto. Se sumergen en sí mismos, enfocándose en su mundo interior.
Una aclaración importante: ponerse en primer lugar no significa no tener empatía. Ahora bien, si el hecho de priorizarse implica desestimar las emociones ajenas e incluso sacar provecho de la situación para salir beneficiado, estamos frente a una persona carente de empatía.
3. Tienen baja capacidad para reconocer señales no verbales
Una investigación publicada en Revista Comunicación, que se centra en el lenguaje no verbal como un proceso cognitivo superior indispensable para el humano, sugiere que la expresión de las emociones es totalmente innata. A su vez, el estudio destaca que entender los gestos faciales, el tono de voz y el lenguaje corporal es crucial para la interacción social.
Las personas carentes de empatía pueden tener dificultades para identificar las señales no verbales de los demás y, por ende, para comprender sus emociones. Se ha propuesto que existe una relación entre la inteligencia emocional, la empatía y la sensibilidad no verbal. Dado que gran parte de la comunicación es gestual, una persona con poca empatía puede tener problemas para detectar los gestos que despiertan un comportamiento de comprensión.
4. Siempre esperan algo a cambio
Llevan al límite la creencia de que las relaciones tienen que ser recíprocas. Entonces, en lugar de dar afecto desinteresado, solo dan si reciben algo a cambio. Se relacionan de manera utilitaria, haciendo de la manipulación una forma de vida.
Así, estas personas pueden resultarnos frías y calculadoras, ya que experimentamos con ellas situaciones desagradables en las que nos sentimos poco comprendidos porque están mirando solo su conveniencia.
5. Confunden sinceridad con falta de filtro afectivo
Dicen todo lo que pasa por sus cabezas, independientemente de si la información emitida tiene un valor constructivo o no. Suelen presentar un estilo de comunicación agresivo y violento, causando sufrimiento en los demás.
Incluso pueden hacer comentarios tan hirientes como inapropiados. Es más, no suelen demostrar remordimiento o culpa luego de hacer daño a otros. Y, en caso de disculparse, lo hacen porque de alguna manera u otra esa acción le beneficia.
6. Se consideran superiores al resto
Un reciente estudio divulgado en Avances en Psicología Latinoamericana informa una asociación directa entre el narcisismo y el déficit de empatía y de comportamientos prosociales. Así, entendemos que el hecho de considerarse más valioso o importante que el resto, es un aspecto que suele presentarse en estos casos.
7. Son muy críticos
Lo son, en especial, con la reacción emocional de las personas al afrontar diferentes situaciones del día a día. Pueden llegar a culpar a quienes los rodean de ser «demasiado sensibles», «muy emocionales» y demás. También, pueden señalar que las personas son culpables de las cosas que les pasan, sin considerar el contexto o dar validez a las emociones que experimentan los otros.
Trastornos asociados a la falta de empatía
Ya hemos señalado que la empatía es un espectro. Todas las personas son empáticas, solo que tienen una «graduación» diferente de ella debido a factores genéticos, culturales, de desarrollo, educativos y demás. Además, está bien establecido que las personas pueden dejar de manifestar un comportamiento empático si perciben que les costará mucho trabajo (cognitivo, emocional, financiero y demás).
Dicho esto, también está bien establecida la relación entre la empatía reducida y algunos trastornos psicológicos. Veamos algunos de ellos:
- Trastorno narcisista de la personalidad: en personas con este trastorno prima el egocentrismo y la grandiosidad. Presentan una preocupación extrema por ellos y dejan a un lado a los demás. En este caso, la falta de empatía se sustenta en que no ven más allá de ellos mismos.
- Trastorno de la personalidad antisocial: las personas con personalidad antisocial no pueden adaptarse a las normas sociales y les cuesta conectar con los demás, por lo que se entiende que son carentes de empatía. De hecho, su conducta antisocial los puede llevar a cometer delitos graves sin presentar remordimiento alguno.
- Trastorno límite de la personalidad: se caracterizan por presentar una marcada inestabilidad emocional. Les cuesta mantener relaciones estables y poseen mayor dificultad para entender y predecir cómo se sienten los otros.
De igual modo, la empatía reducida se encuentra también en personas con el trastorno del espectro autista y alexitimia. Por otro lado, un trabajo divulgado en Acta Psychiatrica Scandinavica encontró que las personas con alto riesgo clínico de psicosis manifiestan una menor empatía emocional, mientras que los pacientes con esquizofrenia se caracterizan por una empatía cognitiva deteriorada.
Un rasgo a considerar a la hora de elegir nuestros vínculos
Ahora que ya conoces las principales características de las personas carentes de empatía, puedes detectarlas con mayor facilidad. Ten en cuenta que tienden a construir relaciones superficiales y muchas veces condicionados al interés y al propio beneficio.
Ahora bien, es cierto que a veces nos podemos equivocar y ver solo nuestros intereses, lo que no significa que no seamos empáticos. Lo importante es saber elegir a conciencia qué personas tenemos cerca y en quiénes depositamos nuestra confianza.
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