Por qué los comedores emocionales no pueden detenerse
El comer debería ser un placer más en la vida, algo que nos permita nutrir nuestro cuerpo al mismo tiempo que jugamos y experimentamos con sabores, olores, texturas y colores. Sin embargo, hay millones de personas alrededor del mundo que no pueden dejar de comer. Las razones son particulares para cada quien, pero se pueden englobar en cinco puntos.
1. Inconsciencia
A veces comemos sin darnos cuenta. Esto pasa con mucha frecuencia cuando lo hacemos mientras trabajamos o cumplimos con las labores de nuestra vida diaria. Generalmente, esta situación se presenta cuando ya hemos comido y seguimos “picando” algunos alimentos, como botanas o dulces. La solución a este problema es tomar consciencia al momento de comer, enfocarse en el momento y alejarse de todo alimento después de terminar.
2. Falta de capacidad para enfrentarse a sentimientos negativos
Cada día debemos enfrentarnos a situaciones que nos afectan y dañan emocionalmente, al presentarse esta situación podemos sentir que necesitamos evadirnos y aislarnos de alguna forma. Cuando este medio de escape es la comida, únicamente estamos tratando de llenar el alma con alimentos poco sanos y nutritivos. Es importante ser capaces de enfrentar las situaciones que nos alteran, lo que se puede lograr conversando con nuestra pareja, un buen amigo/a o si en necesario vistando al psicólogo.
3. La comida como único placer
Los pasatiempos y actividades predilectas suelen tener un lugar importante en la vida de cualquier persona. Pero cuando se vive en soledad o no se tienen muchos pasatiempos, la comida puede convertirse en un único y peligroso placer. Cuando esto pasa, la comida actúa como una especie de droga y puede provocar grandes daños físicos y enfermedades. Para combatir este problema es importante buscar otros pasatiempos y actividades reconfortantes.
4. Confusión de necesidades fisiológicas
Cuando pasamos mucho tiempo sin comer o descansar nos ponemos en una situación en la que es fácil actuar como comedor compulsivo. En estos momentos, el cuerpo puede confundir sensaciones similares pero que son muy diferentes en los beneficios que aportan. Por ejemplo, se puede creer que se siente hambre cuando en realidad se tiene sed o sueño. Para evitar esta situación es necesario dormir bien y llevar una dieta equilibrada.
5. Odio a uno mismo
Es raro asimilar la idea del odio al propio cuerpo con el comer en exceso. Pero esto es muy real, cuando alguien odia el cuerpo que tiene puede volverse adicto a la comida. Esto puede representar una ironía muy grande, pero es que quienes odian su cuerpo por cuestiones de peso, creen que al perder los kilos extra se sentirán a gusto con ellos mismo.
Comer emocionalmente es mucho más que una decisión
Aunque mucho gente cree que los comedores emocionales simplemente deciden seguir comiendo, lo cierto es que su problema tiene origen en los aspectos más profundos de psiquis. Por ello es muy importante ayudar a quienes padecen este problema a encontrar la ayuda médica adecuada.