¿Por qué mi familia siempre se pelea? (heridas intergeneracionales)

Hermanos, padres, abuelos, tíos, hijos... Hay núcleos familiares que siempre friccionan y que se rigen por el lenguaje del rencor. ¿A qué se debe esa falta de armonía que parece heredarse de generación en generación?

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 11 abril, 2024

¿Por qué mi familia siempre se pelea? Hermanos que no se soportan, abuelos que no se hablan con sus hijos, tíos que apenas vemos una vez año… Hay redes familiares en las que, además de una misma sangre o código genético, se integra también la discordia y las desavenencias.

Bien es cierto que cada hogar es un mundo y que en todo árbol genealógico hay ramas rotas, figuras problemáticas y heridas que no se han curado tanto en los troncos como en las raíces. Todo tiene un impacto tanto en las viejas como en las nuevas generaciones.

Así, y aunque cualquiera de nosotros haga ya vida de adulto y camine por su propia esfera lejos del tejido familiar, hay hilos que nos mantienen adherido a ella. En nosotros se integra una herencia genética, un legado emocional y unos patrones invisibles de los que, a veces, somos víctimas.

Las heridas intergeneracionales también se heredan. Factores como los traumas del pasado, la violencia o el maltrato vivido siguen patente entre ese pequeño núcleo social del que formamos parte. Lo analizamos.

¿Por qué mi familia siempre se pelea? Causas y desencadenantes

A veces, podemos vernos en dinámicas tan complejas como dolorosas. Hay familias nucleares (las formadas por los padres y sus hijos) en las que son comunes las discusiones y las diferencias. Esto se extiende en ocasiones también hasta la familia extensa (abuelos, tíos, primos…).

Las reuniones pueden ser un territorio minado que siempre acaba de mala manera. Bien por lado de madre o por lado de padre, cualquiera de nosotros podemos vernos en esa situación, esa en la que preguntarnos por qué mi familia siempre se pelea, por qué desde que tengo uso de razón solo veo desavenencias y momentos tensos.

Así, crecer en un contexto en el que hemos sido testigos de esos conflictos intergeneracionales suele dejar marca. Hay quien, por ejemplo, no conoce uno de sus abuelos porque su padre o su madre no se hablaba con él. Puede, a su vez, que en la mente esté el recuerdo de esas discusiones entre nuestros tíos, las malas palabras y los reproches lanzados entre unos y otros…

Todo ello son dinámicas que erosionan y de las que a veces cuesta mantenerse al margen. No obstante ¿a qué se debe? ¿Cuál suele ser el origen de estas situaciones conflictivas? Traumas intergeneracionales

Traumas intergeneracionales no resueltos

Howard Stein es historiador y profesor emérito de la Universidad de Oklahoma. Algo interesante que señala en sus trabajos es que, a menudo, en algún momento de nuestro pasado familiar, alguien sufrió un hecho traumático. Muertes violentas, desastres, accidentes, violaciones, atentados…

Esos hechos adversos no siempre se superan de manera adecuada. Son duelos “cortocircuitados” que se estancan y que pasan colectivamente de una generación a otra. A veces, el dolor se transforma en ira, rabia por esa pérdida sufrida y que, de algún modo, determina a su vez la crianza de los hijos, impregnándola de carencias, de desafectos, de nudos no resueltos…

Todo ello puede derivar en un dolor congelado que lejos de resolverse, se expande entre la familia, creando tiranteces entre unos y otros.

Rencores familiares

Si nos preguntamos ya desde niños por qué mi familia siempre se pelea, tal vez, el origen esté en los rencores albergados en el pasado y no superados. Son amarguras silenciadas entre nuestros tíos, desavenencias entre nuestros padres y abuelos, lazos por donde discurre el resentimiento en esa familia extensa de la que formamos parte.

El orgullo impide dar paso al perdón. Esto hace que aparezcan las tiranteces, las malas palabras, las indirectas que duelen y que terminan en discusiones.

Así, estudios, como el realizado en la Universidad Hope (Michigan), demuestran cómo efectivamente el rencor distorsiona las relaciones y las vuelve problemáticas. Más aún sabemos que esta emoción tiene un serio impacto sobre la salud.

¿Por qué mi familia siempre se pelea? Patrones de agresividad heredados

Factores como el maltrato, la agresividad y el comportamiento violento puede ser otra explicación a por qué mi familia siempre se pelea. Es un elemento que en ocasiones puede pasar de generación en generación: los hijos maltratados por sus padres pueden repetir esta misma conducta con su pareja o sus propios hijos, perpetuando así una misma dinámica de sufrimiento.

Así, estudios como los realizados en la Universidad de Barcelona señalan que si bien la violencia depende de muchos factores como los sociales, educacionales y culturales, no podemos dejar de lado el aspecto biológico y genético.

Se ha podido descubrir que hay una correlación entre el trastorno por déficit de atención con hiperactividad y la conducta agresiva, algo que puede heredarse de padres a hijos. Algo que además deriva en muchos casos en una depresión mayor.

Por tanto, en muchos casos, detrás de esos encontronazos entre la familia, de esas discusiones, tensiones y reproches constantes puede camuflarse en muchos casos un trastorno psicológico. Todo ello nos hace comprende que son elementos que pueden tratarse.

Cada factor aquí señalado puede abordarse mediante terapia. Las familias pueden ser en ocasiones, como bien sabemos, auténticas fábricas de sufrimiento, sobre todo, si no han sanado su pasado, si no han resuelto y abordado esas heridas del ayer que siguen abiertas en el presente y que condicionan el bienestar de todos sus miembros.