¿Por qué soy una persona fría y distante con los demás?

Si te consideras una persona algo fría y distante es muy probable que los demás tengan ideas equivocadas sobre ti. Porque, a menudo, tras esa aparente gelidez hay miedo a ser herido o un carácter más bien introvertido.
¿Por qué soy una persona fría y distante con los demás?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 12 abril, 2021

“¿Por qué soy una persona fría y distante con los demás?”. Es posible que también tú te hayas hecho esta misma pregunta tras percibir que tu forma de relacionarte no sigue el mismo patrón que el del resto. Eres más prudente, más cauto, te cuesta confiar y si alguien te causa mala impresión a la primera te alejas al instante. Todo ello hace que muchos te llamen “corazón de hielo”.

Lo cierto es que, en ocasiones, colocamos etiquetas de manera arbitraria sin entender lo complejo que es el ser humano. No todos los que evidencian cierta frialdad emocional presentan, por ejemplo, alexitimia.

No es que no entiendan sus emociones o presenten una baja empatía. A veces, bajo esa aparente frialdad hay múltiples mecanismos de defensa y también el miedo a ser heridos.

Asimismo, se da otro hecho evidente. Los hombres y las mujeres que muestran cierta distancia emocional en el trato siempre llaman la atención. Los concebimos como extraños y, en ocasiones, lejos de entender qué hay bajo esa armadura, los definimos como antipáticos, secos o simplemente, “raros”.

No obstante, siempre es recomendable dejar el juicio rápido a un lado y ser minuciosos a la hora de conocer a alguien. Hay personas que son como tesoros sumergidos en el fondo del mar. Oxidadas por fuera, pero relucientes por dentro.

Chico serio preguntándose por qué soy una persona fría y distante con los demás

¿Por qué soy una persona fría y distante con los demás?

“Muchos me dicen que soy frío, distante y seco. Me etiquetan de insensible e incluso de antipático. Sin embargo, aunque parezca muy estoico por fuera, me considero alguien sensible y lleno de emociones, aunque me cuesta que los demás se den cuenta de esto último”.

Este tipo de pensamientos y verbalizaciones no son aisladas. De hecho, son muchas las personas que se ven en esa encrucijada: la de evidenciar un trato algo frío pero, percibir a su vez que en su interior experimentan eventos y acontecimientos de manera intensa.

Lo primero que debemos entender es que cada uno de nosotros somos el resultado de nuestra genética, el ambiente donde hemos crecido y sobre todo las experiencias vividas.

Es más, estudios como los realizados en la Universidad de Manchester en el 2020 nos señalan que nuestros rasgos de personalidad median también en la forma en que regulamos las emociones. Es decir, factores como la introversión, por ejemplo, puede hacer que seamos más contenidos a la hora de abrirnos y conectar con los demás. No obstante, eso no significa que carezcamos de empatía o que no necesitemos la cercanía de quienes queremos.

Conozcamos qué hay detrás de quien se pregunta aquello de por qué soy una persona fría y distante con los demás.

El apego evitativo, la distancia me protege de sufrir

Este concepto tan clásico de la psicología introducido en su día por la psicóloga experta en desarrollo Mary Ainsworth y su  mentor John Bowlby nos viene muy bien para explicar determinadas dinámicas de las relaciones. Así, el apego evitativo podría explicar por qué esa necesidad de marcar ciertas distancias.

El origen estaría en la infancia. Cuando crecemos con unos progenitores que no siempre están disponibles para nosotros, asumimos que nuestras necesidades emocionales no son importantes. Esto hace que tendamos a la contención, a guardarnos las emociones, los sentimientos, los anhelos y las ansiedades. Es más, a menudo, hasta se teme que al expresar una necesidad esta sea sancionada o ridiculizada.

Por tanto, la distancia y la frialdad actúan también como mecanismo de defensa. Mejor no abrirse en exceso a los demás para no sufrir. Todo ello tendría que ver en este caso con el estilo de apego desarrollado en la niñez.

La desconfianza como resultado de las decepciones

Si me pregunto por qué soy una persona fría y distante es adecuado que sitúe, por un momento, la mirada en mi retrovisor existencial. Puede que a mi espalda lleve conmigo el peso de alguna decepción, de una vivencia que me robó el permiso para confiar en los demás.

Realidades, como las traiciones, los abandonos o las mentiras por parte de personas que teníamos en alta estima hacen que nos convirtamos en personas coraza. En seres que han hecho costra y prefieren las distancias saludables, esas en la que nadie les roce en exceso para no salir heridos nuevamente.

Independencia y autosuficiencia

Hay personas a las que les agrada su independencia y una autosuficiencia que no basa el bienestar en el número de amistades. Son figuras que no siguen los convencionalismos sociales. Si no desean acudir a una fiesta o una reunión no lo harán, aunque se lo pida un familiar o alguien cercano. Valoran por encima de todo su capacidad de decisión y actuación.

Sin embargo, esa actitud no significa que eviten o les incomode disfrutar -de vez en cuando- del afecto y la conexión con los demás. No obstante, a ojos de los demás su comportamiento siempre es desconcertante y hasta mal entendido.

Chica preguntándose por qué soy una persona fría y distante con los demás

Soy una persona fría y distante con los demás porque prefiero mi zona de confort social

“Es cierto, soy una persona fría y distante con los demás. Sin embargo, actúo así porque mi mundo va a otro ritmo. Me cuesta más socializar, no soy rápido a la hora de abrirme a los demás, de ganarme el afecto de quien me rodea. Soy reservado y lo cierto es que prefiero en muchos casos mi zona de confort social. Los pocos amigos/seres queridos que ya tengo son suficientes”.

Esta es otra realidad bastante común. Esa apariencia de frialdad y distancia del trato esconde a menudo esa introversión de quien es más contenido en su carácter. Su manera de relacionarse sigue otro ritmo, uno en el que necesita más tiempo para abrirse emocionalmente a alguien.

Es más, en muchos casos prefieren no tener más vínculos de los que ya cuentan. Tienen bastante con su pareja y ese mejor amigo, con su familia y escasos conocidos.

Detrás de la aparente frialdad se esconde a menudo otra forma de relacionarse con el entorno. Una más cauta, reservada y prudente. Esa cadencia relacional no siempre es bien entendida por los demás. Sin duda, esta es la principal particularidad de quien aparenta frialdad y distancia.


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