Postergar actuaciones, o la técnica de dejar para mañana lo que se puede hacer hoy

Postergar actuaciones, o la técnica de dejar para mañana lo que se puede hacer hoy
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 06 agosto, 2023

Los seres humanos somos muy complejos. Utilizamos mecanismos que nos alivian en el momento presente, pero que a la vez nos lo enturbian dejándonos un poso de cierto remordimiento. Es lo que ocurre con las acciones postergadas. Postergar aquello que podemos hacer hoy no es algo que hagamos de manera consciente.

Muchas veces, postergamos las cosas porque nos dan pereza o porque no nos apetece hacerlas hoy. No obstante, ¿hay algo detrás del acto de postergar? Quizás, miedo, tal vez rechazo a enfrentarnos a una determinada situación… Hoy vamos a descubrir, qué se esconde detrás de postergar actuaciones.

Las acciones postergadas: autoengaño y escape.

Hay situaciones que dejamos pendientes por razones múltiples. A continuación, vamos a describir algunos ejemplos con los que puede que nos sintamos identificados. ¿Alguna vez has postergado algo debido a lo siguiente?:

  • Nos da miedo enfrentarnos a ellas pensando que vamos a fracasar: “ya lo haré más adelante”.
  • Conllevan un cambio al que tememos: “todavía no es el momento”.
  • Tendemos a utilizar la inercia como estrategia de vida: “espero que todo vaya mejor”.
  • Esperar el momento ideal a la hora de comenzar la acción: “ya lo haré cuando las circunstancias sean propicias”
  • El perfeccionismo puro: “Lo haré cuando tenga todos los recursos necesarios, y la certeza de que todo saldrá bien”

Esta misma postergación no deja vivir el momento presente, anulándolo con la angustia de lo que queda por hacer. En realidad es una estrategia de escape y autoengaño. En ella la persona prefiere la angustia por lo que no ha hecho aún, que la tensión de tener que enfrentarse a la situación.

Mujer mirando al ordenador aburrida

Como toda estrategia mental, tiene importantes ventajas ocultas que es necesario sacar a la luz:
  • Evasión de situaciones desagradables, ahorrando el conflicto pero impidiendo resolver la situación.
  • No enfrentarse a un cambio en la vida, librándose del esfuerzo que dicho cambio conlleva, de las críticas de los demás, de la responsabilidad de asumir nuevas circunstancias vitales, pero manteniendo la vida en una línea que no es la que se desea.
  • Responsabilizar del no hacer nada a cosas externas: la falta de tiempo, una enfermedad, el cansancio, la mala suerte, algo importante que ha sucedido en el entorno…

No puedes postergar el problema eternamente, un día tendrás que enfrentarlo.

A pesar de estas ventajas, la propia postergación crea un círculo vicioso del que es complicado salir: la propia tensión que genera la espera hace que dudemos más de nuestra propia valía, envolviéndonos en pensamientos negativos que dan como resultado una autoestima empobrecida, que a su vez nos resta fuerzas para enfrentarnos a las situaciones.

Algunas estrategias para romper el ciclo de postergar

Cuando nos hacemos conscientes de la acción de postergar, de las razones que sustentan este acto y del daño que nos está haciendo, podemos intentar minimizar la angustia que nos crean con ejercicios básicos como estos:

  • Observa tu vida cuidadosamente: ¿estás haciendo ahora lo que estarías haciendo si supieras que sólo tienes seis meses de vida? Si no es así, es que has postergado cosas realmente importantes. Ahora es el momento de comenzar.
  • De todas las acciones postergadas piensa seriamente cuáles son las que pueden ayudar a mejorar tu vida y hacer que te sientas mejor. Algunas de ellas quizás sean  tan delicadas como hablar con una persona de un asunto que te preocupa, otras quizás sean tan simples como empezar con tu hobby favorito.
  • Escoge uno de esos proyectos y comienza. Prepara un diario de vida, escribe el nombre del proyecto, fracciónalo, ponle un horario determinado en el día y empiézalo como si de un trabajo se tratara. Al poco, la propia satisfacción de ser capaz de ir realizándolo será el mejor acicate.
  • Si estás postergando algo que también involucra a las personas que están a tu alrededor, reúnete con ellos y háblalo. Coméntales tus deseos y tus temores, y constata si el hecho de haberlo aplazando “por ellos” no ha sido más que una excusa.
Escritura

En suma, si las actuaciones postergadas se deben simplemente al vacacional efecto del dolce far niente no va a haber más problema añadido que el del trabajo atrasado, pero si las postergaciones se deben a estrategias de escape y autoengaño, es necesario que tomes medidas para evitarlo.

 


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.