Prohibido vivir en el pasado
Dice Carlos Fuentes que “el pasado está escrito en la memoria y el futuro está presente en el deseo”. Vivir en el pasado anclado o pendiente de qué pasará en el futuro es una manera de perderse el presente. El problema no es recordar momentos intensos, ni idear una vida deseada, el problema llega cuando nos refugiamos en uno u otro lado de manera continuada.
Pero, ¿qué les lleva a muchas personas a convertir el pasado en su presente? Resistirse a aceptar la realidad que se les presenta o considerar que una decisión tomada en el pasado es la causante del infortunio presente es uno de los motivos que hace a muchas personas vivir erróneamente.
“Vivir en el pasado es elegir morir en el presente y negarnos la posibilidad de poder disfrutar de un futuro mejor”.
-Anónimo-.
El pasado está escrito con todas aquellas vivencias que nos han traído aquí y ahora, a este lugar y de esta manera. Es un baúl lleno de experiencias buenas y malas, de decisiones erróneas y afortunadas, de tristezas y alegrías y personas que entraron y salieron de nuestra vida.
Vivir en el pasado es como correr tras el viento
No se trata de renunciar al pasado, sino evitar que se convierta en una atadura, un lastre, que nos paraliza y estorba para disfrutar del presente. Acudimos a él, a través del recuerdo. Pero sentir la necesidad de vivir en el pasado es un comportamiento poco recomendable para nuestro desarrollo personal.
Dice un proverbio ruso que “añorar el pasado es correr tras el viento”. Mirar permanentemente hacia atrás e instalarse en el pretérito suele ser propio de personas que tienen miedo al presente, al devenir de la vida, a lo incierto y se aferran al pasado porque conocer lo que ocurre les otorga seguridad.
Sin embargo, todo esto provoca que el presente pase ante los ojos sin saborearlo, pues nos encontramos con la mente en un tiempo que ya no volverá, que ahora solo reside en nuestros pensamientos y que tan solo podemos revivir en nuestra mente.
“Por mirar hacia atrás por un pasado que no va a volver, te puedes perder mil nuevos caminos por recorrer”.
-Anónimo-.
La solución está en nuestra mente
No se trata de borrar nuestro pasado, pues recordar momentos agradables nos provoca placer. Lo que se trata es de soltar el lastre y aceptar que el pasado es un pensamiento espontáneo y no una vivencia real. Saber sacar provecho del recuerdo de experiencias vividas, ya sean alegres o tristes, convirtiéndolo en una enseñanza para mejorar nuestra condición de seres humanos
El objetivo es dejar de hablar una y otra vez de lo vivido, especialmente de aquello que nos hizo daño, para pasar a vivir un presente sin cargas de culpabilidad, ni dolor. Como reza el proverbio árabe “saber que lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”.
¿Cómo podemos luchar contra ese impulso de vivir en lo conocido? La solución está en nuestra mente, frenando en el momento que los pensamientos pasados se vuelven obsesivos y martirizan nuestro presente.
Instalarnos en la melancolía continua es un error porque, por suerte o desgracia, no se puede viajar al pasado. Culpabilizándonos por una decisión pasada y darle vueltas a la cabeza para buscar una solución a algo que ya no existe, lo único que conseguimos es un castigo psicológico que no nos permite disfrutar de nuestro momento actual.
Vivir en el pasado es un sinsentido. Lo vivido no se borra, no se reedita, no cambia… La mejor solución es aceptar lo experimentado y soltarlo.
Decía John Lennon que “algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora”. Para deshacernos de este lastre, procura centrar tu mirada en el presente, disfrutar y tomar conciencia del momento en el que se vive. Deja de viajar al pasado para intentar arreglar lo imposible y borra de tu mente frases tales como “si hubiera hecho…”. Hazlo ahora.