Prosopagnosia: te veo y te recuerdo, pero no reconozco tu cara

Prosopagnosia: te veo y te recuerdo, pero no reconozco tu cara
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Sara Clemente

Última actualización: 17 julio, 2019

La prosopagnosia es una enfermedad rara que actualmente padece el 2,5% de la población y que ha afectado a personajes tan conocidos como el actor Brad Pitt, el cofundador de Apple, Steve Wozniak o el neurólogo recientemente fallecido, Oliver Sacks. Este trastorno se caracteriza por que la persona es incapaz de reconocer las caras ajenas e incluso la suya propia. ¿Alguna vez os habéis planteado cómo serían vuestras vidas si tuvierais esta “ceguera facial”?

Imaginad que paseando al perro os cruzáis con vuestro mejor amigo, pero no le saludáis porque no sabéis quién es. Pensad en el momento en el que vais a dar las buenas noches a vuestros hijos, pero no podéis reconocer sus caras; o cuando llegáis a la oficina y los compañeros de trabajo son “perfectos desconocidos”.

Así de complicado y duro es el día a día de los que tienen prosopagnosia y, en muchas ocasiones, ni siquiera son conscientes de que la padecen.

¿Quién eres? Y… ¿quién soy?

Este trastorno no solamente impide el reconocimiento de los familiares más cercanos, amigos y conocidos por el rostro, sino que puede incluso alterar la identificación de expresiones emocionales y la distinción del sexo de la persona. Todas las caras les parecen iguales, sin distinción.

Personas con carteles con interrogación

Por ello, personas de su entorno pueden llegar a juzgar o sentirse heridas por esa persona con la que han compartido numerosas experiencias y ahora no es capaz de reconocerle. De hecho, así lo confesaba el actor Brad Pitt, para quien padecer esta enfermedad le ha supuesto haber sido tachado de engreído o altivo por gente muy próxima a él.

En los casos más graves, la persona no es capaz ni de reconocerse a sí misma en un espejo o en fotografías donde aparece en grupo. Esto puede acarrearle consecuencias muy negativas no solo a la hora de poder mantener relaciones interpersonales, sino en su desempeño laboral profesional y en su autoestima, causándole incluso depresión.

Algunos creen que es un problema de memoria

El término proviene del griego prosopon (cara) y agnosia (ausencia de conocimientos). Las personas que la sufren tienen una buena capacidad visual y pueden recordar y reconocer la mayoría de los objetos razonablemente bien. Por eso, al igual que cualquier persona sana, saben quiénes son sus padres, el color favorito de sus hijos, los gustos de su cónyuge, lo que comió ayer o lo bien que canta su compañero de piso.

Por tanto, aunque las áreas del cerebro que procesan las caras están en constante interacción con las redes neuronales de la memoria, no es un problema per se de memoria. Más bien es una enfermedad que se refiere específicamente a las caras.

Percibimos un modelo generalizado de cara

Antes de aprender a hablar o incluso empezar a balbucear, los bebés ya tienden a fijarse de forma instintiva en las caras y sobre su cuarto mes de vida las procesan de manera claramente definida. Esto se debe a que las caras son extremadamente informativas: reflejan emociones, sentimientos, la identidad, el sexo o la etnia de una persona.

La persona que padece prosopagnosia puede identificar las distintas partes u órganos del rostro (nariz, ojos, boca…), pero no es capaz de recordar su ubicación exacta dentro de este ni de componer la estructura total de la cara. No puede convertir los elementos faciales en un único patrón de rasgos y no consigue asociar la fisionomía con la identidad de una persona.

Esto se produce porque las caras se procesan de forma “holística”, es decir, no identificamos a una persona por sus ojos o por su boca. Precisamente gracias a que somos capaces de obtener toda esta información, estamos en disposición de integrarla simultáneamente para crear el modelo generalizado de una cara.

La solución son las claves contextuales

No obstante, aunque la incapacidad de reconocer rostros es la particularidad más destacable de la prosopagnosia, en algunos casos sí pueden percibir los de la gente cercana: lo pueden hacer siempre que sus caras sobresalgan del resto por un determinado rasgo. En este sentido, usan diferentes claves contextuales y estrategias para paliar posibles situaciones embarazosas y deducir mediante ese detalle característico quién es la persona que tienen enfrente. Por ejemplo, fijarse en su color de pelo, sus gafas, su manera de andar, su tono de piel, alguna cicatriz llamativa, un lunar o la calidez de su voz.

Cuanto más sobresaliente sea la característica de la persona, antes y mejor podrá saber quién es: unas cejas muy pobladas, orejas muy separadas, gafas de color verde fosforito o un penetrante perfume pueden ayudarle a identificar a las personas de su alrededor.

¿Se nace con prosopagnosia?

Esta enfermedad puede tener un origen congénito, ser hereditaria e ir pasando de generación en generación, aunque no es lo habitual. En la mayoría de los casos es un trastorno adquirido, cuya causa principal es una lesión cerebral en ambos hemisferios provocada por un accidente cerebrovascular, un tumor cerebral o, en menor medida, por un traumatismo craneoencefálico o infecciones que afecten al Sistema Nervioso Central, como la encefalitis.

La percepción de caras implica una serie de procesos cognitivos que se encuentran ligados a distintas áreas y estructuras cerebrales. No obstante, existe una región de nuestro cerebro que se encarga específicamente del reconocimiento de los aspectos fijos de las caras: el área facial fusiforme (FFA). Está situada en el lóbulo temporal, en la circunvolución fusiforme.

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¿Cuál es el tratamiento?

Actualmente, la prosopagnosia carece de tratamiento efectivo. Sin embargo, se puede entrenar a los pacientes en el uso de esas claves contextuales y es recomendable que las personas de su entorno les faciliten su día a día lo máximo posible. Por ejemplo diciéndole el nombre de los que están presentes, evitando grandes aglomeraciones y reuniones sociales o ver películas en las que aparecen demasiados personajes.

¿Qué os parece esta enfermedad que, aunque no es muy conocida, afecta a un gran número de personas y las convierte en “ciegos faciales”?


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.