¿Puede el herpes contribuir al deterioro cognitivo?
Se estima que 417 millones de personas menores de 50 años en todo el mundo tienen el virus del herpes simple. Pero, ¿qué tiene esto que ver con el deterioro cognitivo? Pues mucho. Un estudio informa que ciertas infecciones virales crónicas, incluido el virus del herpes simple, pueden contribuir al deterioro cognitivo en adultos mayores sanos.
El herpes es una infección causada por un virus. El herpes bucal, causado por el virus del herpes simple tipo 1, provoca llagas alrededor de la boca o en el rostro. El herpes genital, causado por el virus del herpes simple tipo 2, es una enfermedad de transmisión sexual que puede afectar los genitales, las nalgas o el área del ano. Otras infecciones por herpes pueden afectar los ojos, la piel u otras partes del cuerpo.
El estudio del que hablamos, realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh en Pensilvania, EE. UU, y publicado en la revista Alzheimer’s Disease and Associated Disorders, relaciona ciertos virus crónicos, incluido el virus del herpes simple tipo 2, con el deterioro cognitivo. El estudio involucró a más de 1.000 adultos mayores de 65 años, evaluados anualmente durante 5 años para detectar cualquier cambio cognitivo.
El deterioro cognitivo y su relación con el virus del herpes
La cognición es una combinación de procesos mentales que incluye la capacidad de aprender cosas nuevas, la intuición, el juicio, el lenguaje y la memoria, según la definición de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) .
Cuando alguien experimenta un deterioro cognitivo, suele tener problemas con estos procesos, lo que afecta su vida cotidiana. Así, es posible que una persona con deterioro cognitivo no pueda cuidarse de sí misma o realizar tareas cotidianas, como preparar sus propias comidas o administrar su dinero, entre otras acciones.
El nuevo estudio relaciona el herpes simple, una afección bastante común, con el deterioro cognitivo. Según los investigadores, estudios transversales previos ya habían encontrado una asociación entre la exposición a ciertos virus y la disminución del funcionamiento cognitivo.
Estos virus incluyen el citomegalovirus, el virus del herpes simple 2 (herpes genital) y el protozoo Toxoplasma gondii (más conocido como el parásito que se encuentra en las heces de los gatos). Dicen los investigadores que quizás estos virus estén desencadenando algunos efectos neurotóxicos.
Después de buscar signos de exposición viral en muestras de sangre, los investigadores encontraron que la exposición a estos virus está relacionada con aspectos del deterioro cognitivo que generalmente se considera relacionado con la edad. Cabe destacar que, aunque los resultados proporcionan motivos de preocupación, el virus del herpes simple tipo 1, que es el tipo de herpes asociado con el herpes labial, no se asoció con un mayor deterioro cognitivo temporal.
Los investigadores señalan que sus hallazgos son independientes de las variables generales relacionadas con la edad, por lo que el vínculo entre los otros virus y el deterioro cognitivo es significativo.
Prevención del herpes genital
El conocimiento de los efectos el deterioro cognitivo que tienen el herpes simple tipo 2, así como los otros dos virus mencionados, aumenta los motivos por los que es importante invertir en prevención.
El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual que se puede transmitir a través del contacto con la piel o a través de líquidos (secreciones) orales o genitales. Aunque esta enfermedad es tratable, también se puede prevenir comenzando por el uso de preservativos.
El problema es que una persona puede tener herpes genital mucho antes de desarrollar los síntomas. De hecho, una persona puede mostrar síntomas días después de haber contraído el herpes genital. Y la intensidad de los síntomas también puede variar, de ahí la importancia de tomar medidas preventivas.
Primeros signos de alarma del deterioro cognitivo
Hay que diferenciar entre un olvido “benigno” y el deterioro cognitivo. También hay que tener en cuenta que una cosa es sufrir un deterioro cognitivo leve y otra bien distinta sufrir demencia.
Las personas con deterioro cognitivo leve son más olvidadizas de lo normal para su edad, pero no experimentan otros problemas cognitivos asociados con la demencia, como la desorientación en lugares habituales.
Las tareas rutinarias, como pagar facturas, comprar y preparar comidas, pueden ser un desafío cuando hay un deterioro cognitivo leve. Las personas con deterioro cognitivo leve pueden necesitar más tiempo y cometer más errores. En general, son capaces de vivir de forma independiente, pero pueden ser menos activos socialmente.
En general, se considera que una persona sufre un deterioro cognitivo leve si cumple los siguientes criterios:
- Un amigo, familiar, médico o incluso la misma la persona en cuestión está preocupada por un cambio en su memoria.
- La persona está experimentando más dificultades en una o más áreas cognitivas, como la memoria, la atención y el lenguaje de lo que se esperaría para su edad y formación académica. La dificultad para aprender y retener nueva información es más común en pacientes con deterioro cognitivo leve que desarrollan demencia relacionada con el Alzheimer.
- La persona tiene problemas para realizar tareas complejas, como pagar facturas, preparar una comida o ir de compras. Puede tomar más tiempo, ser menos eficiente y cometer más errores que en el pasado. Aún así, mantiene su independencia con asistencia mínima.
- No hay evidencia de deterioro significativo en el funcionamiento social u ocupacional.
- Debe haber evidencia objetiva de disminución cognitiva progresiva a lo largo del tiempo. Las pruebas cognitivas pueden evaluar el grado de deterioro.
Algunas pruebas cognitivas formales que evalúan el recuerdo inmediato y el tardío pueden ayudar a identificar el deterioro cognitivo leve. Los médicos también pueden evaluar la función cognitiva de una persona usando técnicas informales. En cualquier caso, si existe algún indicio que nos hace sospechar, lo primero será descartar enfermedades vasculares, traumáticas y médicas que podrían explicar el declive en procesos psicológicos básicos, como la memoria.