¿Qué es el lóbulo frontal?
El sistema nervioso (SN) es un entramado de neuronas y células gliales de enorme complejidad que en último término va a determinar nuestras conductas, pensamientos y emociones. Estas unidades nerviosas, para poder cumplir su función, se irán agrupando en mayores estructuras; y cada una de estas agrupaciones aportará su granito de arena a esta compleja maquinaria. Una de las estructuras más notables del SN es el cerebro, el cual se divide en una serie de subestructuras denominadas lóbulos; entre ellas el lóbulo frontal, que va a ser el protagonista de este artículo.
Antes de nada, hay que entender que los lóbulos se definen a partir de una división de la corteza cerebral. Una división que se realiza en función del papel que desempeñan en los diferentes procesos y su localización. De manera que si el celebro fuera la tierra, los lóbulos serían algo así como los continentes.
Esta clasificación es muy funcional, ya que nos sirve de mapa para localizar con facilidad ciertos puntos a lo largo del cerebro. La corteza cerebral está compuesta por 6 lóbulos funcionales: frontal, parietal, occipital, temporal, de la ínsula y límbico. En el presente artículo nos vamos a centrar posiblemente en el más relevante de ellos, el lóbulo frontal. Empezaremos destacando el área que ocupa, ya que suya es una tercera parte de nuestra corteza cerebral.
Estructura y funciones del lóbulo frontal
El lóbulo frontal se encuentra en la parte más anterior del encéfalo, en concreto toda la corteza cerebral a partir del surco central. Se considera un lóbulo muy importante debido a que cumple funciones centrales en el procesamiento de la información, especialmente relevantes son las que tienen un carácter ejecutivo. Ahora bien, el lóbulo frontal está dividido en múltiples regiones que lo dotan de una gran variedad de funciones.
A la hora de agrupar las distintas estructuras funcionales del lóbulo podemos hablar de dos grandes territorios. Uno de ellos sería el territorio correspondiente a la corteza motora, la cual cumpliría funciones de carácter motor. El otro territorio sería la corteza prefrontal, la encargada de los procesos ejecutivos, la toma de decisiones y de diferentes aspectos relacionados con la regulación de las emociones.
Arendo, Bembibre y Triviño (2012) destacan la importancia del lóbulo frontal afirmando que está conectado con prácticamente todas las áreas del encéfalo. Las autoras relatan que este área procesa “información de naturaleza cognitiva, motivacional y emocional y utilizarla para impulsar la conducta del individuo a la consecución de sus objetivos”. Así pues, gracias al lóbulo frontal, estamos capacitados para diseñar planes, seleccionarlos y coordinar las mejores estrategias cognitivas para realizarlos.
Corteza motora
La corteza motora del lóbulo frontal es el gestor de los sistemas efectores del cuerpo. Gracias a él, podremos realizar todo tipo de actos motores de carácter voluntario. Esta estructura será la encargada tanto de la planificación del movimiento como de transmitir las órdenes a los músculos para que se pongan en marcha. Es importante matizar que esta corteza solo se encarga de los movimientos voluntarios, el sistema motor involuntario está presente en otras estructuras, como los ganglios basales y el cerebelo.
Podemos encontrar tres áreas de relevante mención dentro de la corteza motora:
- El área premotora. Es la encargada de la planificación y la programación de los movimientos. Antes de la realización de cualquier movimiento, estas neuronas se encargan de establecer los músculos y pasos necesarios para que este se resuelva correctamente
- El área motora primaria. Es la corteza que se encarga de ejecutar los guiones preparados por la corteza premotora. Es decir, es la encargada de disparar la acción de movimiento, mandando las órdenes a los músculos.
- El área de Broca. Es la encargada de la producción del lenguaje. Su función es coordinar los músculos fonológicos para que el sujeto pueda hablar y pronunciar. También está implicada en la producción de la escritura. Para conocer más de ella pulse en el siguiente enlace.
Corteza prefrontal
En esta región nos encontramos con el sistema ejecutivo y el procesador de la información del cerebro humano. La corteza prefrontal de lóbulo frontal es la responsable en último término de la cognición, la conducta y de la respuesta emocional de los sujetos. Es la mediadora entre muchas otras estructuras a lo largo de todo el encéfalo, tomando su papel clave en la toma de decisiones.
No está de más aclarar que las funciones ejecutivas son un conjunto de habilidades cognitivas de orden superior, las cuales controlan nuestra conducta y emociones. Es decir, todos aquellos procesos que se encargan de gestionar, organizar, coordinar y dirigir; se podría describir como el procesador de un ordenador siguiendo una metáfora computacional.
Tres grandes regiones de la corteza prefrontal
- La corteza frontal dorsolateral (CPDL). Está conectada con regiones de otros lóbulos y transforma el pensamiento en planes, conductas y decisiones. la CPDL está muy relacionada con procesos psicológicos superiores como la memoria de trabajo, la metacognición, el control atencional, la flexibilidad cognitiva, etc. Burguess (2012) enumera las principales funciones de este área: atención, memoria (de trabajo y declarativa), lenguaje, y preparación y secuenciación temporal.
- El área cingulada. Su función está altamente relacionada con la regulación de los procesos motivacionales. Se encarga de inhibir o incitar a la acción al individuo. También se encarga de ciertos procesos relacionados con la regulación y sostenimiento de la atención.
- La corteza orbitofrontal. Cumple la misión de controlar la afectividad y la conducta social. Interviene en el procesamiento y regulación de emociones y estados afectivos, adaptando la conducta en función del contexto. Recibe información de todas las modalidades sensoriales. Como destacan Arnedo, Bebibre y Triviño (2012), las lesiones en esta área pueden afectar al olfato (anosmia).
El lóbulo frontal es una de las estructuras más relevantes dentro de nuestro encéfalo. Su estudio a través de las diversas técnicas neurocientíficas nos aporta una información muy valiosa: entender su estructura y funcionalidad nos aproxima más a la comprensión de nuestra biología y nos da pistas sobre su relación con nuestras conductas, emociones y pensamientos.