Las 6 emociones básicas: características y funciones

El modelo de Ekman sobre las emociones básicas es uno de los más utilizados a día de hoy. Aquí puedes conocerlo mejor.
Las 6 emociones básicas: características y funciones
Alejandro Sanfeliciano

Escrito y verificado por el psicólogo Alejandro Sanfeliciano.

Última actualización: 12 mayo, 2022

Tenemos la vieja costumbre, heredada de la filosofía, de enfrentar siempre a la razón y a las emociones, como si estas últimas alteraran el raciocinio. Atribuimos a la emoción ese carácter hedónico, transcendental e irracional que nos hace pensar que las emociones carecen de utilidad. Pero eso es un grave error, las emociones cumplen un papel muy importante, nos ayudan a dirigir nuestra conducta y a actuar rápidamente. Entre ellas, las más relevantes son las 6 emociones básicas: sorpresa, asco, miedo, alegría, tristeza e ira.

Estas 6 emociones básicas aparecen durante el desarrollo natural de cualquier persona con independencia del contexto en el que se desarrolle. En general, estas son procesos relacionados con la evolución y la adaptación, los cuales tienen un sustrato neural innato, universal y un estado afectivo, que podríamos llamar sentimiento, asociado.

Antonio Damasio por su parte, distingue entre emociones y sentimientos. El célebre neurocientífico portugués nos explica en su libro El extraño orden de las cosas que las emociones son estados físicos que surgen de las respuestas del cuerpo a todos los estímulos externos que nos envuelven. Los sentimientos aparecen después en forma estados mentales. Veamos más datos sobre estas 6 emociones básicas a continuación.

“Las emociones son contagiosas. Todos lo conocemos por experiencia. Después de un buen café con un amigo, te sientes bien. Cuando te toca un recepcionista maleducado en una tienda, te vas sintiéndote mal”.

-Daniel Goleman-

Las 6 emociones básicas

Fue durante la década de 1970 cuando el psicólogo Paul Ekman identificó 6 emociones básicas que, según sus investigaciones, eran una experiencia universal en prácticamente todas las culturas.

Esa referencia es la que seguimos utilizando a día de hoy, sin embargo, cabe decir que estudios recientes, como el publicado en la revista Proceedings of National Academy of Sciences, nos revela que existirían hasta 27 subtipos de emociones. Serían básicamente como un espectro emocional comprendido entre las 6 emociones básicas que pasamos seguidamente a detallar.

1. La sorpresa

La sorpresa se puede definir como una reacción causada por algo imprevisto, novedoso o extraño. Es decir, cuando aparece un estímulo que el sujeto no contemplaba en sus previsiones o esquemas. La vivencia subjetiva que la acompaña es una sensación de incertidumbre junto a un estado en el que la persona tiene la sensación de tener la mente en blanco.

Mujer sorprendida

Respecto a las reacciones fisiológicas, nos encontramos con una desaceleración de la frecuencia cardíaca y un aumento del tono muscular y la amplitud respiratoria. Además, aparece un tono de voz alto, junto a vocalizaciones espontáneas.

La función de la sorpresa es vaciar la memoria de trabajo de toda actividad residual para hacer frente al estímulo imprevisto. Por lo tanto, este estado activa los procesos atencionales, junto con la conducta de exploración y la curiosidad. Esta emoción es frecuentemente seguida por otra emoción que va a depender de la cualidad del estímulo imprevisto, mostrando así su positividad (alegría) o negatividad (ira).

2. El asco

El asco es una de las emociones básicas que se conocen desde los trabajos de Charles Darwin acerca de la emoción animal. Esta se caracteriza por una sensación de repulsión o evitación ante la posibilidad, real o imaginaria, de ingerir una sustancia nociva, que tenga propiedades contaminantes. La sensación subjetiva es un gran desagrado y de una marcada aversión al estímulo elicitador.

Los efectos fisiológicos centrales son la aparición de diversos malestares gastrointestinales acompañados de náuseas. Además, observamos un aumento general de la activación; visible a través del aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, conductancia de la piel y tensión muscular.

La función adaptativa que cumple el asco es rechazar todos aquellos estímulos que puedan provocar una intoxicación. Las náuseas y el malestar contribuyen a evitar cualquier ingestión dañina para el cuerpo. Además, con el tiempo, esta emoción se ha tomado también un carácter social, rechazando aquellos estímulos sociales tóxicos para nosotros.

Asimismo, estudios como el realizado por Valerie Curtis, doctora del London School, y publicados en la revista Biological Sciencies nos explica que el asco es una de las emociones más importantes en el ser humano y que evolucionó para facilitar la prevención de enfermedades infecciosas.

3. El miedo

El miedo es la emoción más estudiada en los animales y en el ser humano. Es un estado emocional negativo o aversivo con una activación muy elevada que incita la evitación y el escape de situaciones peligrosas. La vivencia de la misma es una sensación de gran tensión junto a una preocupación por la propia seguridad y salud.

Los correlatos fisiológicos nos muestran una elevación rápida de la activación y una preparación para la huida. La actividad cardíaca se dispara y la actividad respiratoria se acelera, produciendo una respiración superficial e irregular.

El miedo es un legado evolutivo que tiene un valor de supervivencia obvio. Esta emoción nos es útil para preparar el cuerpo y producir conductas de huida o afrontamiento ante estímulos potencialmente peligrosos. Además, facilita el aprendizaje de nuevas respuestas que apartan a la persona del peligro.

Mujer corriendo con miedo

4. La alegría

La alegría es, de todas las emociones básicas, quizás la más positiva: está asociada de manera directa con el placer y la felicidad. Esta aparece, por ejemplo, en respuesta a la resolución de alguna meta personal o ante la atenuación de un estado de malestar. Debido a la forma que tenemos de manifestarla, puede parecer que no cumple ninguna función para nuestra supervivencia más allá de ser un mero reflejo de nuestro estado interno.

Sin embargo, la alegría es uno de los sistemas que tiene el cuerpo para incentivar la acción. Además, sirve de recompensa para aquellas conductas beneficiosas para uno mismo. Cuando realizamos una acción que satisface una meta, es cuando se dispara la alegría, y gracias a ello esa conducta se repetirá para volver a vivir esa sensación de placer. Es quizás el reforzador más natural con el que contamos.

A nivel fisiológico nos encontramos con un aumento de la tasa cardíaca y un mayor ritmo respiratorio. Además, en la química cerebral nos encontramos con una mayor liberación de endorfinas y dopamina.

5. La tristeza

Dentro de las emociones básicas, la tristeza es la que encarna una mayor negatividad. Esta emoción se caracteriza por un decaimiento del estado de ánimo y una reducción significativa en su nivel de actividad cognitiva y conductual. A pesar de la mala fama que tiene esta emoción, cumple funciones igual o más importantes incluso que el resto de emociones básicas.

La función de la tristeza es actuar en situaciones donde el sujeto se encuentra impotente o no puede llevar a cabo ninguna actuación directa para solucionar aquello que le apena, como el fallecimiento de un ser querido. Por ello, la tristeza baja el nivel de actividad, con el objetivo de economizar recursos y evitar que hagamos esfuerzos innecesarios.

Además, actúa de manera autoprotectora, generando un filtro perceptivo que centra la atención en uno mismo en lugar del estímulo dañino. Y lo más importante, instiga a la búsqueda de apoyo social que te facilite la huida de la situación depresora.

Chica de espaldas experimentando tristeza

6. La ira

La ira es el sentimiento que emerge cuando la persona se ve sometida a situaciones que le producen frustración o que le resultan aversivas. La vivencia que surge de la misma se categoriza como desagradable, junto a una sensación de tensión que nos anima a actuar. Es una emoción polifacética y en muchos casos ambigua, debido a que, dependiendo de la situación, puede verse más o menos justificada o con un objeto más o menos identificado.

A nivel fisiológico, vemos en el cuerpo un aumento excesivo de la activación y una preparación para la acción. Observamos un aumento de la actividad cardíaca, el tono muscular y la amplitud respiratoria. Además, de un aumento significativo de la adrenalina en sangre, que a su vez aumentará la tensión cognitiva.

La ira tiene una función evolutiva clara, nos dota de los recursos necesarios para hacer frente a una situación  frustrante. Cuando tenemos que hacer frente a un peligro o superar un reto, ese gasto de recursos para aumentar la activación nos ayuda a lograr el éxito. Si aun así, tras la aparición de la ira no se consigue el objetivo, es cuando aparecerá la tristeza; para solventar el problema a través de otras herramientas.

El debate sobre las emociones

Aunque este modelo sea el más utilizado, Ekman no es el único que ha categorizado las emociones básicas. Dependiendo de qué autores se consulten, el número y la concepción de cada una de ellas varía.

Un buen ejemplo de esto es el artículo publicado en 2013 en la revista Current Biology, donde se utilizaron técnicas de neuroimagen y afirmaron que las 6 emociones que describía Ekman podrían ser, en realidad, 4. A nivel evolutivo, el asco y la ira, así como la sorpresa y el miedo, parecen provenir de la misma raíz.

Para concluir, sean de valencia positiva, negativa o neutra, lo cierto es que las 6 emociones cumplen con funciones que favorecen nuestra supervivencia. Por otro lado, también entrañan el peligro, por su intensidad, de hacerse con el dominio de nuestra conducta. Es en estos casos es cuando la regulación emocional es especialmente importante, ya que es ella la que puede apartar lo negativo de este secuestro emocional de nuestro timón vital.


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  • Ekman, P. (2005). Basic Emotions. In Handbook of Cognition and Emotion. https://doi.org/10.1002/0470013494.ch3
  • Ruse, M. (2010). Charles Darwin. In The History of Western Philosophy of Religion: Volume 4 Nineteenth-Century Philosophy of Religion. https://doi.org/10.1017/UPO9781844654666.013
  • Jack, R. E., Garrod, O. G., & Schyns, P. G. (2014). Dynamic facial expressions of emotion transmit an evolving hierarchy of signals over time. Current biology24(2), 187-192.

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