¿Qué es la competencia emocional?
La competencia emocional se describe como la capacidad que tiene una persona para expresar sus propias emociones con libertad. No obstante, este término está bastante cercano al de inteligencia emocional. La diferencia entre ambas radica en que esta última es una especie de núcleo del conjunto de habilidades para razonar con las emociones. Por su parte, la competencia emocional se refiere al alcance de un nivel determinado de logro emocional.
Esta competencia se puede aprender y entrenar. Y determina la habilidad que tiene una persona para interactuar de forma constructiva con otras. Además, está basada en la conciencia de uno mismo, pues se fundamenta en el reconocimiento de las emociones individuales y cómo estas afectan a otras personas y en la capacidad de mantener un control emocional.
Hay que tener en cuenta que, para ello, hay que ser capaz de entender nuestras emociones propias, antes de poder valorar las de los demás.
“Al menos un 80% del éxito en la edad adulta proviene de la inteligencia emocional”
-Daniel Goleman-
La competencia social, necesaria para el éxito en las relaciones
Una dimensión de la competencia emocional es la competencia social. Según los estudios, esta se refiere al cumplimiento de las demandas del contexto. Esto es, la capacidad para responder en consonancia con lo que sienten los demás.
Las habilidades sociales resultan muy importantes en un ambiente de trabajo. Del mismo modo, para lograr éxito en las relaciones, es importante saber comunicarse de manera eficaz y saber gestionar conflictos.
A través de la competencia emocional, los seres humanos tenemos la capacidad de actuar en consonancia con nuestras propias emociones y con las que experimentan otras personas.
El reconocimiento de las emociones personales abre la posibilidad de responder adecuadamente a las emociones de los demás. Sin conocer previamente las propias, es difícil poder identificar las ajenas, e incluso ayudar o sentir empatía por otras personas.
Conocer las propias emociones nos permite reconocer las de los demás y desarrollar la empatía
Sin embargo, esto es algo a lo que no solemos estar acostumbrados a hacer, por eso nos cuesta sobremanera. De hecho, aprender a conocer nuestras propias emociones es algo a lo que no se suele prestar demasiada atención en edades tempranas. En consecuencia, estos adultos pueden carecer de ese conocimiento de su identidad afectiva a medida que vayan creciendo.
La competencia emocional también engloba aspectos como la consciencia y la regulación emocional, así como la autonomía en la expresión de las emociones y la capacidad de evaluarlas en cuanto a su intensidad, valencia y orientación.
Problemas de salud relacionados con la competencia emocional
Muchos expertos creen que la falta de competencia emocional provoca diferentes dificultades, que pueden conducir a una represión de las emociones. Así, no expresarlas, puede conllevar a largo plazo un deterioro de la salud física y mental de la persona. También aumentan los niveles de estrés, lo que puede causar hipertensión, aumento o pérdida rápidos de peso o fatiga, por lo que aprender a autorregularlas puede ser efectivo.
Las relaciones deficientes con otras personas pueden causar sufrimiento, debido a la incompetencia emocional que perciba el propio afectado. Que, a la postre, genera gran insatisfacción y hasta frustración por la falta de intercambio emotivo que entraña.
Aunque existen muchas dificultades que pueden obstaculizar el desarrollo de la competencia emocional, la inteligencia emocional juega un papel importante en la capacidad que tiene una persona para aprenderla.
Para aquellas personas que sufren enfermedades o problemas mentales que interfieren en sus competencias, es importante, como primer paso, ayudarles a desarrollar su inteligencia emocional. Cuando una persona es capaz de discriminar unas emociones de otras, puede comenzar a aprender cómo aplicar estas emociones a la vida diaria.
“No hay separación de mente y emociones; las emociones, pensamientos y aprendizaje están relacionados”
-Eric Jensen-
Si reprimes tus emociones o tienes serias dificultades para poder manejarlas, identificarlas y expresarlas, debes saber que esto tiene solución. Acude a tu terapeuta de confianza para que te acompañe durante ese camino.
La competencia emocional se aprende, aunque será necesaria la paciencia, pues lo aprendido puede no surtir un efecto inmediato. Ten paciencia, porque lo más probable es que sea más bien progresivo. No dañes tu salud por miedo o temor a enfrentarte a lo que se puede aprender. Nadie nace sabiéndolo todo.
Inteligencia intrapersonal e interpersonal
Según Howard Gardner, no existe una sola inteligencia, sino varias. Entre ellas encontramos la inteligencia intrapersonal y la interpersonal.
- La intrapersonal hace referencia al conocimiento emocional de uno mismo. Es decir, a la capacidad de controlar nuestras emociones, regularlas e interiorizarlas.
- La interpersonal sería la inteligencia dirigida hacia los demás, es decir, orientada a reconocer emociones y sentimientos ajenos. La empatía entraría dentro de ella.
Según Gardner, las inteligencias no son estáticas, sino que se pueden desarrollar. Cada uno de nosotros nacemos con cada una de estas inteligencias, sin embargo, solemos estar capacitados para desarrollar una o varias de ellas. La competencia emocional residiría en ambos tipos de inteligencia.
Así pues, nuestra competencia emocional se puede mejorar. Y uno de los beneficios de desarrollarla es la posible mejora sustancial que podemos percibir en nuestra relación con nosotros mismos y con los demás.
La competencia emocional es fundamental para el autoconocimiento y para aprender a enfrentar las situaciones cotidianas de formas más sanas y constructivas.