¿Qué es la economía del donut?
Hoy en día muchas empresas viven atrapadas entre dos personalidades entre las que les cuesta encontrar un punto medio: la personalidad financiera y la sostenible. Por otro lado, para muchos vivimos la economía con una forma de crecimiento ideal en la que la riqueza se mide a través del PIB, una línea ascendiente e infinita.
El objetivo de este artículo es el estudio de una propuesta que realiza Kate Raworth, investigadora de la Universidad de Oxford, en su libro titulado La economía del donut o Economía rosquilla.
Como estudiaremos a continuación, esta teoría critica la visión ciega de prosperidad como una situación de crecimiento infinito. Así, da espacio a la equidad y la sostenibilidad como presupuestos fundamentales. A continuación, desarrollamos esta idea, sus principales características y el modo en el que puede incidir en la sociedad.
El objetivo correcto: economía del donut
Kate Raworth plantea que el PIB se ha convertido en un objetivo en sí mismo y no en un indicador útil. Según la autora, el verdadero objetivo de la economía debería ser que las necesidades individuales y colectivas quedaran satisfechas, garantizando en el empeño la sostenibilidad medioambiental.
“Tenemos que pensar que vivimos en un sistema complejo y dinámico. Por eso hay que cambiar nuestra visión tradicional sobre los modelos económicos”, argumenta.
Así, el sistema que ella plantea permitiría a las economías y a las empresas enfrentarse tanto a los desafíos sociales como a los medioambientales.
¿Qué representa el donut?
Raworth utiliza la imagen de una rosquilla o donut como forma de representación gráfica de un modelo económico respetuoso con los derechos humanos y con el medioambiente. El donut es así definido como un “compás radicalmente nuevo para guiar a la humanidad en este siglo”, una figura que establece dos límites fundamentales.
El agujero del donut representa la carencia de bienes básicos que sufren muchas personas. Su cobertura debería convertirse en la prioridad económica: agua, alimento, salud, educación, renta y trabajo, paz y justicia, participación política, igualdad de género, etc. El “suelo” por debajo del cual ningún ser humano debería ser obligado a vivir y que es la columna vertebral de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El círculo exterior supone el límite que los propios recursos medioambientales establecen para la humanidad: reducción de la capa de ozono, cambio climático, acidificación de los océanos, etc. Nueve procesos en los que nos acercamos a puntos de no retorno de consecuencias imprevisibles: “los límites planetarios”.
Así, la economía aparece representada en una gráfica sencilla. Un dibujo acotado por límites que hay que respetar si se desea alcanzar un sistema económico sostenible, seguro y que pueda ser definido como justo.
La importancia de las empresas
La clave para resolver el conflicto actual de crecimiento infinito radica en el accionario de las empresas. Los mercados financieros siguen moviéndose en base al beneficio, un ideario en el que el impacto medioambiental y humano queda fuera de la ecuación o con un peso residual.
Raworth afirma que cualquier multinacional es consciente del impacto que tiene globalmente. Así, defiende que estas han de entender que su objetivo no ha de ser crecer indefinidamente, sino hacer las cosas mejor; cómo se puede realizar un trabajo más grato. De este modo, la adicción al crecimiento se presenta como uno de los obstáculos principales para el nacimiento de un sistema que sitúe a la redistribución y la regeneración en el centro.
Situación actual: relevancia de la economía del donut
La autora argumenta que, aunque desde la Unión Europea se impulsan medidas para llegar a un modelo económico sostenible, estas son “la vieja economía vestida con un traje nuevo”. Sostiene así que la verdadera economía se basa en la creación de productos reciclables y de código abierto.
Pero, ¿estamos llegando a una nueva narrativa? Aunque las ideas de esta economista pueden parecer demasiado revolucionarias y todavía no hay ningún país que haya logrado entrar en el círculo del donut, sí que se han empezado a dar pasos en esta dirección.
Por ejemplo, en Holanda este libro y su teoría llego a situarse en el centro de un debate parlamentario. Al mismo tiempo, Suecia ha aprobado una ley por la que se compromete a no emitir gases invernadero. Austria quiere abrazar la economía del reciclaje. Y en Nueva Zelanda el gobierno ha dicho que quiere un “país donut”.
Además, vemos que, aunque en las universidades se sigue enseñando predominantemente la teoría económica clásica, otras alternativas, como la ecológica, feminista o institucional, están empezando a encontrar su espacio.
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