¿Qué ocurre con la inteligencia al envejecer?
Siendo muy ilustrativa la evolución de un proceso psicológico básico, como es la memoria, son muchas las estructuras cognitivas que pueden llegar a cambiar significativamente en la vejez. Este cambio suele caracterizarse por un deterioro normal en ciertas funciones -de manera que la inteligencia al envejecer pudiese verse afectada-, mientras que otras quedan preservadas.
Pero, ¿qué ocurre con uno de los procesos cognitivos más relevantes del ser humano? ¿La inteligencia se va perdiendo con la edad? ¿Un adulto de cincuenta años es menos capaz que su yo de treinta? En este artículo vamos a explorar qué es lo que ocurre con la inteligencia al envejecer.
Las conclusiones de los estudios de cohortes
Los estudios de cohortes, que siguen a una misma muestra durante un largo período de tiempo, hablan de ciertas variables que influyen en la consideración de que la inteligencia se pierde a lo largo de los años. Estas variables son muy relevantes, puesto que no hay que apresurarse a afirmar nada sin antes conocer qué puede estar motivando unos u otros resultados.
De esta manera, existen cuatro fundamentos relativos al funcionamiento intelectual:
La importancia de los factores socioeconómicos
Los efectos generacionales son superiores a los efectos de la edad en cuanto al funcionamiento intelectual se refiere. No existe un patrón deficitario universal que ha ocurrido en todas las épocas y culturas, lo que puede llevarnos a pensar que los factores socioeconómicos, la cultura, la historia política, social y económica de un país, la educación… todo ello tiene un impacto mayor en la inteligencia que el hecho de que uno se haga más mayor.
Al comparar distintas generaciones en una misma edad cronológica, los jóvenes suelen tener mejores resultados. Aunque podríamos concluir que los jóvenes son más listos que las personas mayores, esto es indudablemente incorrecto. En las últimas décadas se ha producido un incremento del funcionamiento cognitivo que se explica por el aumento de la oferta de formación o las oportunidades educativas de las que las personas que ahora son mayores no disfrutaron.
Variación en la potenciación de habilidades en el cambio generacional
Siguiendo con la idea de la importancia de los factores socioculturales, al comparar las habilidades mentales de las diferentes cohortes se puede observar como sus aptitudes son distintas. Cierto momento generacional potencia ciertas habilidades, y otro momento otras.
Cada momento histórico parece potenciar unas habilidades más que otras. Así, concluir de manera absoluta que los jóvenes tienen habilidades mentales mayores por influencia de la variable edad puede ser erróneo, puesto que podemos estar comparando aquello que no se potenció en su momento.
Variaciones en el declive según las personas
Como se ha dicho antes, no existe un patrón de declive igual para todos. De hecho, existe una marcada variabilidad interindividual, donde algunas habilidades permanecen estables y otras no. El declive es por tanto diferente en las personas, y dichas diferencias son atribuidas a variables personales, de salud y psicológicas del individuo.
No todas las inteligencias declinan
Diversos estudios —por ejemplo, la teoría bifactorial de la inteligencia—, muestran como la inteligencia fluida o mecánica —marcada biológicamente— mengua a lo largo de la vida, pero la inteligencia cristalizada o pragmática se mantiene, o incluso se incrementa.
Por todo lo expuesto anteriormente, hay que ser prudentes al decir que la inteligencia al envejecer se ve deteriorada en comparación a los jóvenes de esa época, o a las habilidades que tenían cuando ellos lo eran. Hay muchos factores que se pueden incluir en esas diferencias, que pueden ser explicados y que se alejan de discursos simplistas donde se quiere ilustrar que la persona mayor es menos inteligente.
Declive de la inteligencia vs. Deterioro patológico
A la hora de realizar una evaluación neuropsicológica, hay que tener en cuenta que un deterioro patológico, resultado de una enfermedad, no es sinónimo de pérdida de inteligencia. El declive intelectual es resultado del envejecimiento de nuestro cerebro, y entra dentro de lo normal. Las consecuencias del deterioro patológico, no.
Cuando en los test se mide inteligencia, se quiere ver la capacidad de adaptación a situaciones nuevas del individuo con el paso de los años. Aunque esta se mide a través de pruebas estandarizadas, hay que tener en cuenta que ciertos factores pueden estar sesgando los resultados:
- En los estudios de cohortes, se llevan a cabo pruebas periódicas durante años. Las personas y sus circunstancias cambian, y por ello estas pueden no estar motivadas para resolver las tareas, lo que puede afectar a su rendimiento.
- Existen condiciones distantes e históricas muy relevantes para el desarrollo y funcionamiento cognitivo como la educación, la nutrición, el estado de salud… No pueden no comentarse o tener en cuenta cuando hablamos de declive general y absoluto de la inteligencia al envejecer, puesto que no es tanto la edad, pero esos factores los que tienen un impacto mayor en la inteligencia.
- Los test pueden resultar más o menos familiares para los sujetos de diferentes generaciones, y unos pueden responder mejor que otros solo por el soporte —ordenador, teclado…—.
La ilustrativa escala Wechsler
La escala Wechsler —en adelante, WAIS—, es la prueba de inteligencia por antonomasia para investigar los cambios asociados a la edad. Consta de varias pruebas, y cuenta con dos grandes escalas: la escala verbal y la manipulativa.
El WAIS ha permitido observar como se produce un incremento de la inteligencia desde los 17 años hasta los 22. A partir de esa edad aparecen diferentes patrones de puntuación, como por ejemplo:
- Las puntuaciones verbales —referidas a grandes rasgos a la memoria y a la comprensión— crecen hasta los 30 años. Existe un muy leve declive hasta los 67 años, donde este se hace más patente.
- Las puntuaciones manipulativas —aspectos perceptivos y organizativos— declinan claramente a partir de los 22 años, teniendo lugar un cambio muy marcado a partir de los 67 años.
- En general, las puntuaciones totales experimentan una clara meseta a partir de los 25 años, y un gran declive a partir de los 67.
Conclusiones: ¿la inteligencia declina al envejecer?
Las conclusiones a las que podemos llegar a partir de los estudios de cohortes llevados a cabo son las siguientes:
- Sí, existe un declive al menos en algunos procesos del funcionamiento intelectual con la edad. Algunas funciones que derivan de la inteligencia fluida declinan antes, pues están fuertemente condicionadas por la estructura cerebral y tiene que ver con la velocidad de procesamiento. Por el contrario, aquellas funciones influidas por las condiciones culturales se ven deterioradas a edades muy avanzadas o no llegan a hacerlo nunca.
- Las grandes diferencias entre los declives en la inteligencia de un grupo de personas de la misma edad vienen moduladas por condiciones personales y culturales.
- Los últimos estudios han ilustrado que existe un progreso en las habilidades intelectuales de las generaciones mayores más recientes con respecto a aquellas generaciones de mayores más antiguas —es relevante insistir en que los factores socioeconómicos juegan un papel importante—.
No obstante, los estudios acerca de la plasticidad cerebral, el potencial de aprendizaje y la reserva cognitiva son esperanzadores.
Se ha visto, a través de la evaluación del potencial de aprendizaje, que los mayores tienen un gran potencial de aprendizaje, pues pueden mejorar significativamente sus puntuaciones en inteligencia.