¿Qué ven los bebés?: la visión en los primeros meses
Cuando se habla del procesamiento de información en los bebés siempre se dedica una buena extensión a la visión. Esto es así porque durante los primeros meses de vida se desarrollan y ajustan los mecanismos de procesamiento de la información visual.
En un estudio del instituto Max Planck en trece países se observó que la mayoría de las verbalizaciones en referencia a los cinco sentidos correspondían a la visión. Esto resulta llamativo puesto que los seres humanos nacemos con numerosos déficits, que influyen en la visión en los primeros meses.
Veamos cuáles son las capacidades visuales del recién nacido y qué cambios se producen en la visión en los primeros meses.
Capacidades visuales del recién nacido
Hay que tener claro que, en el caso de los recién nacidos, ninguno de los sistemas neurales implicados en la visión humana está completamente desarrollado. Esto incluye zonas del ojo tan importantes como la retina o el núcleo geniculado.
Los bebés no ven los tonos pastel
La fóvea, relacionada con la visión del color, está muy poco desarrollada, aunque sufre un cambio muy grande durante los primeros meses. Esto significa que tienen muy poca sensibilidad al contraste, la cual se va adquiriendo durante los primeros meses de vida.
Por ello, en el nacimiento, los bebés solo distinguen el rojo, el blanco y el negro. A los dos meses pueden hacer la mayor parte de las distinciones y a los cuatro o cinco meses obtienen la visión de todos los colores.
A partir de esta idea, si a un bebé se le ofrecen varias opciones de juguete (rojo, rosa pastel o verde) el juguete que preferirá será el rojo. Siempre van a querer los juguetes con más contraste. Si ese bebé tuviera cinco meses, ya se le podría dar el juguete verde, puesto que ya empieza a discriminar.
La tradición de los tonos pasteles y colores claros para los bebés recién nacidos es poco práctica respecto a lo que ellos pueden percibir; no verán esos colores desde un primer momento. Por ello, se recomiendan juguetes rojos, blancos y negros con contrastes y colores vívidos.
Músculos del ojo, ¿por qué los bebés ven doble?
Los músculos rectos —permiten el movimiento del globo ocular— y los músculos ciliares —que sujetan el cristalino— son demasiado perfectos y rígidos cuando un bebé nace. Estos músculos influyen en la capacidad de seguimiento y en los movimientos sacádicos del bebé. A medida que esos músculos vayan soltándose, la visión en los primeros meses mejorará. Esto suele ocurrir entre los dos y tres meses.
Debido a la rigidez de los músculos ciliares, el cristalino tampoco funciona en plenitud. El cristalino se encarga de la acomodación y por ello durante unos meses al nacer los bebés tienen dificultad para enfocar lo que está cerca y lejos.
Además, tienen visión doble, también por esos músculos poco flexibles, es decir, no tienen visión binocular. Se ven dos campos visuales que no se superponen.
¿Perciben los bebés los detalles?
La agudeza visual es la capacidad para ver detalles o frecuencia espacial. Respecto a la visión en los primeros meses, los recién nacidos ven una treintava parte de los detalles que es capaz de captar un adulto.
Esto va mejorando a los cuatro meses, hasta que al año alcanzan el nivel adulto. Para conseguir que los bebés vean los detalles, es preciso que la posición del objeto no esté ni muy lejos ni muy cerca. La distancia óptima de visión de los niños es dos metros.
¿Cómo es posible que los bebés de un mes reconozcan a su madre o padre si su agudeza visual está muy por debajo de la de los de seis meses o un año? Esto podría responderse gracias al abanico de opciones del bebé. Los seres humanos somos multimodales, es decir, nos guiamos por más de una vía sensorial. A la distancia óptima, se fusiona la información del movimiento, de los olores.., llegando a su reconocimiento a través de una integración sensorial.
¿Cuáles son las preferencias de los bebés?
Los bebés prefieren mirar aquello que son capaces de captar. Son sus limitaciones las que los llevan a preferir unas u otras cosas. Cuando el bebé nace, suele fijarse en los bordes, en el contorno o en los ángulos. Esto es así porque es la parte del objeto que le ofrece un contraste que poder captar.
Por ello, al principio, el bebé no será capaz de visualizar una cara. Ni siquiera se fijará en lo que hay dentro. Preferirá el borde de ese rostro. Con un mes ya comienza a fijarse en los ojos, en la boca o en la barbilla.
Al principio el criterio de preferencia del bebé es que sea visible, determinado por el propio objeto. Su preferencia dependerá de las propiedades intrínsecas y sobresalientes de ese objeto. Durante el segundo mes el criterio de preferencia comienza a ser la experiencia. El bebé mirará en función del significado del objeto. El sistema cognitivo va desarrollándose y ya puede determinar si un estímulo es nuevo e interesante.
Entender los objetos como entidades separadas de otros
Otra función que no se ha desarrollado por completo y que influye en la visión en los primeros meses es la capacidad de separar superficie, objeto y fondo. Esto nos permite entender el mundo como es y también a los otros.
Antes de los cinco meses, un bebé no es capaz de diferenciar objetos de la superficie y del fondo. Esto quiere decir que si observan un jarrón y detrás hay una pared, creerán que ambos objetos son lo mismo.
A partir de los cinco meses se pueden diferenciar si están suficientemente separados. El movimiento ayuda a realizar esta diferenciación. Si esos objetos están estáticos, al menos antes de los cinco meses, no serán diferenciados.
Respecto a los objetos que comparten superficie, hasta los cuatro meses el bebé tampoco sabrá que son dos objetos diferentes. No sirve de nada que tengan un color distinto. Son relevantes el principio de continuidad, de las superficies conectadas y el principio del movimiento común. Las formas, en general, no les dicen nada.
Percepción de las caras, ¿los bebés nos miran?
Durante el primer mes, como se ha mencionado anteriormente, los bebés comienzan a fijarse en el interior de la cara de las personas. A partir del segundo mes se dan muchos progresos, y consiguen volverse expertos. Con dos meses tienen el patrón de rastreo visual alto. Los bebés miran más los rostros que cualquier otro estímulo, y comienzan a mostrar preferencias por las caras familiares.
A los seis meses se reconoce un rostro a pesar de las variaciones de la expresión e incluso viéndolos de frente o de perfil. Ya categorizan según el sexo, diferencian expresiones emocionales y responden de modo diferente a caras atractivas y no atractivas.
La visión es quizás el gran protagonista del desarrollo de la percepción en los bebés. Los cambios que estos experimentan durante su primer año de vida podrían considerarse prodigiosos. La visión es lo que permitirá a los infantes, entre otras cosas, desarrollarse junto con el mundo que les rodea e ir conociéndolo poco a poco.
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