Reducir el estrés para vivir más
Reducir el estrés nos puede hacer vivir más años (y mejor). Y es que hoy en día no es ningún secreto que el estrés, tal y como lo conocemos, es altamente nocivo para la salud. El estrés puede ser la causa de múltiples enfermedades somáticas y psicológicas. Por lo tanto, reducirlo puede ser un seguro de vida.
La pregunta del millón de dólares es, ¿cómo podemos reducir el estrés? Sabemos que el estrés nos hace perder salud y, por lo tanto, vida, pero muchas personas no saben cómo enfrentarse a él cuando aparece en el horizonte. Antes de abordar este tema, conozcamos algo acerca del estrés.
¿Qué entendemos por estrés?
Si le pidiéramos a diez personas que definan el estrés, obtendríamos respuestas muy dispares, aunque seguramente todas ellas igual de válidas. Para Juan, por ejemplo, el estrés es algo así como sentirse como una olla que está a punto de explotar. Para Luisa, el estrés está en el ambiente, como si fuera un estímulo externo: “el estrés son los impuestos que tengo que pagar”.
Para otras personas, el estrés es tener muchas cosas que hacer y poco tiempo para realizarlas. Para otras personas, el estrés son los dolores de cabeza y/o de barriga causados por los problemas de la vida diaria. Como vemos, el estrés puede tener mil caras.
Sin embargo, todas estas definiciones, aunque válidas, ofrecen una definición incompleta. El estrés, en realidad, es una combinación de los distintos elementos que hemos mencionado. Podemos definir el estrés como una respuesta no específica del cuerpo a cualquier demanda que se le hace.
Esta respuesta del cuerpo es fisiológica y psicológica. Además, se compone de cambios gastrointestinales, cardiovasculares y glandulares. La respuesta de estrés es una activación biológica completa, no se limita a ser una simple tensión nerviosa.
¿Cuáles son los efectos del estrés?
Imaginemos que estamos sufriendo estrés ocasionado por cambios imprevistos en algún área importante de nuestra vida (una mudanza, un despido laboral, la muerte de un ser querido, etc.) Los cambios inmediatos que se van sucediendo en nuestro organismo son los siguientes:
- Aumentan los niveles de adrenalina.
- Aumenta la frecuencia cardíaca.
- Aumenta la tensión arterial.
- La respiración se vuelve más rápida y más superficial.
- Hay un aumento considerable de la tensión muscular.
- Aumenta el metabolismo de nuestro cuerpo.
- El sistema inmunológico disminuye su función.
- Disminuye el tono intestinal y estomacal.
- Aumenta la circulación de la sangre en los músculos.
- Etc.
Como el buen funcionamiento del sistema inmunológico es esencial para vivir más y mejor, se puede comprender fácilmente que del sesenta al noventa por ciento de todas las enfermedades están relacionadas con el estrés.
Sin embargo, el cuerpo humano es complejo, muy complejo. Por eso es difícil establecer exactamente el papel del estrés en el proceso de la enfermedad. No obstante, se sabe que las personas que se enfrentan a más estrés en sus vidas enferman con mayor frecuencia. Además, tienen más accidentes de lo normal.
En los efectos del estrés sobre el organismo también influyen la actitud, el tipo de personalidad y los estilos de actuación de las personas. Esto complica aún más esta cuestión. Pero tengamos clara una cosa: no es la suerte la que decide quién enferma por culpa del estrés.
Reducir el estrés nos hará vivir más
Cuanto más fuertes y sanos nos encontremos, más estrés seremos capaces de tolerar sin que suponga una amenaza seria para nuestro bienestar. Para crear esta tolerancia al estrés es importante tener unas costumbres saludables. Pero, ¿cuáles son estas costumbres? Pues bien, a continuación te daré algunas pautas:
- Intenta que tu sueño sea regular y adecuado. Duerme lo suficiente e intenta que este sueño sea de calidad, es decir, descansa de verdad.
- Practica ejercicio físico con regularidad. No hace falta que te hagas atleta de élite. Con caminar 30 minutos al día es suficiente.
- Ten una dieta equilibrada. Todos los nutrientes son necesarios. Elimina de tu dieta los alimentos ultraprocesados y el azúcar refinado. Disminuye el consumo de grasas y cafeína.
- Si crees que bebes demasiado alcohol, redúcelo en gran medida.
- Evita el tabaco. No fumes.
- Hazte revisiones médicas con regularidad.
- Concédete tiempo para descansar. Asúmelo, no eres Superman ni Superwoman. Todos necesitamos descansar, máxime si tenemos mucha actividad.
- Practica el optimismo. Nada es tan terrible como podemos llegar a imaginar. Sufrimos más por lo que imaginamos que por lo que realmente sucede. En esta vida (casi) todo tiene solución.
Poniendo en práctica estos consejos estarás en disposición de tolerar mejor el estrés. Al mismo tiempo te sentirás mejor y tu organismo lo agradecerá. Reducir el estrés es posible siempre y cuando nos lo tomemos en serio. Esto hará que vivamos más y mejor.