Relaciones a escondidas, un encanto peligroso
Las relaciones a escondidas tienen en común el hecho de que están sostenidas por una prohibición. Casi siempre ese factor les da aliento y las hace más intensas. A veces, de hecho, solo existen y se mantienen en función de esa transgresión que de no existir, le quitaría la esencia a esos amores secretos.
El otro elemento usual en las relaciones a escondidas es que se dan en un contexto en el que prima la rigidez en las normas o las pautas de conducta. De lo contrario, no habría razón para ocultar algo tan bello como el amor. Por lo tanto, está presente la expectativa de una consecuencia negativa, o incluso desastrosa, si se descubren.
“Siempre nos esforzamos por lograr lo que está prohibido, y codiciamos lo que se nos niega”.
-Ovidio-
Todos esos factores por sí mismos dan un carisma especial a las relaciones a escondidas. Están signadas por el manto oscuro del conflicto, o la tragedia, como telón de fondo. A la vez, a diferencia de otras relaciones, implican un desafío adicional, una suerte de juego peligroso que les otorga un encanto cuestionable.
Las relaciones a escondidas
El detonante de las relaciones a escondidas es la existencia de un “otro” que se opone a ese vínculo. A veces ese otro es la familia, un determinado círculo social o cultural, la religión o una pareja previa. Al mismo tiempo, hay un sentimiento fuerte que es superior a esa oposición y, por lo mismo, lleva a desafiarla.
Lo que se teme o se elude con respecto a ese “otro” que se opone no es siempre lo mismo. En ocasiones, hay miedo porque su reacción de rechazo puede ser agresiva o incluso violenta. Otras veces se piensa que la situación puede marcar una distancia importante e incluso el ostracismo, y no se quiere pagar ese precio.
También es posible que exista solo el deseo de no herir a ese otro. Hay consciencia de que la relación que se sostiene puede causar pena o dolor a esa persona y se quiere evitar que eso ocurra. No es raro que también haya personas que buscan relaciones clandestinas, pero no saben muy bien por qué.
Una ambigüedad confusa
Las relaciones a escondidas, al menos entre adultos, son una opción que suele tener un desenlace desafortunado. Lo más complejo de ellas es que no permiten establecer hasta qué punto se sostienen como una forma de transgresión frente a una realidad que se rechaza y hasta dónde son fruto de un verdadero amor.
A veces una relación clandestina ofrece la oportunidad de huir de otra realidad que no se acepta o que se deplora. En esas condiciones, el vínculo se convierte en una vía de huida y por eso puede llegar a ser muy fuerte. No es tanto el amor real que hay allí, sino el deseo o la necesidad de escapar a otra situación que resulta intolerable.
Unido a esto se encuentra el hecho de que no se quiere asumir la responsabilidad frente a algo con lo que no se está de acuerdo. Así que eso termina enfrentándose por la vía paralela del ocultamiento. Las relaciones a escondidas son en sí mismas un desafío, pero este se queda a medio camino.
También ocurre que este tipo de vínculos se utilizan para minimizar o degradar a ese otro, sea una persona, una institución o un patrón. Puede haber un enfado reprimido o un resentimiento que se cobra a través de esa suerte de traición que se produce en estos casos. Esta supuesta “salida” tampoco conduce a ninguna parte.
Hacer frente y amar
Una pareja necesita evolucionar en libertad para conocer el verdadero alcance y la profundidad de su vínculo. Es de manera voluntaria y libre que cada uno puede ser como realmente es y conocer al otro auténticamente. Así mismo, solo de esta manera se logra avanzar en las diferentes etapas de una relación.
Las relaciones a escondidas suelen conducir a muchos equívocos. También implican el inicio de una cadena de mentiras y engaños frente al mundo para lograr mantener oculto ese vínculo. Se forma así una especie de limbo que puede llegar a ser muy exultante en ciertos momentos, pero que al final enreda la vida.
El amor es una razón suficiente para tomar valor y enfrentar aquello que se deba enfrentar; para tomar la responsabilidad de aquello que se siente. Ir por el camino oscuro de la clandestinidad podría ser la vía para boicotear la misma relación, ya que esta no va a terminar de encontrar caminos para crecer y hacerse plena.
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