Relaciones tóxicas
¿Qué es una decisión? ¿Qué es la tristeza? ¿Qué es el amor? Estas son preguntas que me hizo una estupenda amiga y que me invitaron a pensar en las relaciones, en cómo transcurren y en todo lo tóxico que en ocasiones albergan. Hay muchas más relaciones tóxicas de las que pensamos.
No somos conscientes de que creencias como “el amor es para toda la vida” o “el amor supone una lucha” nos afectan en el instante mismo en que decidimos establecer un vínculo con alguien. Inconscientemente, nos atamos, tenemos miedo, poseemos y nos poseen y nos volvemos esclavos de un valioso sentimiento.
Las relaciones tóxicas están basadas en el miedo a la soledad, la necesidad de depender o de manipular a alguien.
Enamorarse de forma tóxica mina tu autoestima
Apenas recuerdo cómo era. Se llamaba Juan y se enamoró tóxicamente. La enfermedad le ocupó el resto de sus días. El sarcasmo, la burla y la manipulación minaron su autoestima y su capacidad de decidir. Evidentemente, uno se involucra en una relación tóxica por amor o al menos eso es lo que cree.
Poco tiempo después, la baja autoestima, el creerse salvador de la otra persona, asumir el papel de víctima, el deseo de estar acompañado a cualquier precio, cumplir un rol social y el miedo de avanzar por la vida terminó por desgastarlo profundamente.
Pero todo eso que tanto daño le hacía lo tomaba como justificación de la relación tóxica que mantenía y que, desde su punto de vista, parecía indisoluble. Los problemas eran evidentes. No solo él sufría, también lo hacía su pareja. No era una relación sana. Era una relación que envenenaba.
“Aceptamos el amor que creemos merecer”.
-Las ventajas de ser un marginado (película)-.
Juan nunca se dio cuenta de que su visión del amor era errónea y se fue sumergiendo en relación tras relación provocándose un gran daño y también provocándolo. Darse cuenta de que el amor tiene que ser otra cosa, algo tranquilo, que no suponga una lucha ni estrés constantes, puede ser una oportunidad para echar a andar y buscar ayuda para cambiar la perspectiva con respecto a las relaciones y ese hermoso sentimiento.
El amor libre, el amor que no es sinónimo de batalla
¿Cuántas veces hemos escuchado “eres mío y yo soy tuya”? Aún nos queda mucho para conseguir salir de esa creencia de que el amor es poseer a la otra persona. El amor libre muchos lo pueden considerar como que ambos integrantes de la relación puedan tener otro tipo de relaciones o acercamientos con terceras personas. Nada más lejos de la realidad.
Nunca tenemos que atarnos a nadie, porque el amor no asfixia; las relaciones tóxicas sí. Con el tiempo, notarás cómo la ansiedad se hace presente en tu vida y no sabrás por qué, hasta que tomes distancia y veas desde otra perspectiva el vínculo que mantienes con la otra persona.
Tenemos que tener nuestro espacio, no podemos apegarnos a la otra persona como si fuese el único motivo para nuestra existencia. La libertad no implica que nos vayan a traicionar, que nos vayan a engañar. Este es un miedo y si iniciamos una relación con miedo no estamos sentando una base sana para que pueda fluir naturalmente.
Cuando mi amiga me hizo las 3 preguntas, mi respuesta fue: “La decisión de ser libre le corresponde a uno mismo”.
Para finalizar, me gustaría compartir esta reseña de un fragmento de “Once Minutos” de Paulo Coelho muy significativa sobre el amor y sobre las relaciones tóxicas:
“Durante toda mi vida he entendido el amor como una especie de esclavitud consentida. Pero esto no es así: la libertad sólo existe cuando existe el amor. Quien se entrega totalmente, quien se siente libre, ama al máximo. Y quien ama al máximo, se siente libre. Pero en el amor, cada uno de nosotros es responsable por lo que siente, y no puede culpar al otro por eso. Nadie pierde a nadie porque nadie posee a nadie. Y esta es la verdadera experiencia de la libertad: Tener lo más importante del mundo sin poseerlo”.