Resiliencia, éxito y reconocimiento, un círculo indispensable
En entregas anteriores, hemos visto el papel de la resiliencia en la vida cotidiana. Como mencionáramos, desde la Psicología Positiva se la define como la capacidad de adaptarnos a situaciones difíciles, extraer conocimientos valiosos de ellas y superarlas. ¿Cómo se relaciona la resilencia con el éxito? ¿Qué importancia tiene la forma en que nos explicamos y reaccionamos ante los logros?
Dedicación, merecimiento, ayuda y suerte
Las personas que confían en sí mismas, tienden a comprender sus logros como la consecuencia en gran medida de su habilidad y dedicación. No tienen inconveniente en admitir la ayuda externa, y aceptan esa participación para que el objetivo sea alcanzado.
Este reconocimiento es clave a la hora de acostumbrarnos a pensar de forma más resiliente. Cuando admitimos nuestra intervención real para lograr el éxito, ganamos confianza y vemos el alcanzar futuros objetivos como una posibilidad más cercana a nuestra realidad. En consecuencia, estamos mejor preparados para manejar y capitalizar los errores y contratiempos, por estar convencidos de que somos capaces de superarlos y avanzar.
Por el contrario, cuando consideramos que el éxito se debe básicamente a la suerte perdemos confianza, porque la suerte tiene que ver con el azar y no con la cotinuidad. Más allá de que exista una cuota de suerte, la continuidad del éxito se relaciona con la creencia en nuestra capacidad de aprovechar características de distintas situaciones. Al sentirnos responsables de nuestros logros, no somos tan vulnerables a los efectos negativos de los errores.
Aceptar la satisfacción
“Cuando consigo algo que quiero, ¡me siento feliz!, lo disfruto“, me dijo una clienta en sesión. El detenernos a disfrutar, en lugar de pasar a otro tema casi inmediatamente luego de alcanzar algo, es más útil y necesario de lo que puede parecer.
Ejercicio de reflexión
CON LÁPIZ Y PAPEL EN MANO, DESCRIBE TRES SITUACIONES DE ÉXITO SIGNIFICATIVAS PARA TI Y RELATIVAMENTE RECIENTES, DENTRO DE LOS ÚLTIMOS DOS AÑOS.
* Antes de comenzar esas actividades, ¿qué tan confiado te sentías de hacerlas bien?
* Una vez que lograste tu objetivo, ¿cómo te explicaste lo sucedido?
* Al leer tu descripción sobre estas tres situaciones, ¿encuentras coincidencias en tu manera de explicarlas?
* ¿Cómo reaccionaste en cada caso?
* ¿Te parece que podrían vincularse de alguna forma con recuerdos sobre cómo entendían el éxito tus padres u otros adultos significativos durante tu infancia? Esta pregunta invita a pensar en cómo manejaban el éxito personas que sirvieron de modelo y cuyo ejemplo, podría estar influenciando tu conducta actual.
Reforzar lo que nos hace sentir bien
Practicar actividades relacionadas con nuestros intereses y puntos fuertes, también hace al sentirse dueño de los logros. Además de beneficiar la salud psico-física, refuerzan nuestro sentido de propiedad y control sobre el éxito.
Una actitud resiliente implica atrevernos, cuando es necesario, a hacer cosas que no se vinculan con nuestros puntos fuertes, a tener paciencia, a perseverar.
Muchas personas han llegado a mi consulta tan centradas en sus inconvenientes y temores, que prácticamente se olvidan de las actividades que las hacen sentir bien. Sin embargo, es justamente cuando abordamos situaciones complejas, que necesitamos mantener un cierto equilibrio y hacer sitio en la agenda para tareas que nos refresquen esa sensación de poder, de disfrute, de alegría, cuando alcanzamos el éxito.