¿Sabes cómo es la evolución de un bebé en sus primeros 3 meses de vida?
Estamos ante un tema realmente interesante. La evolución del bebé, del ser humano, en sus primeros meses de vida. Una evolución que va más allá de lo físico. Los cambios son enormes y se aprecian en muy poco tiempo. Es una etapa en la que más rápido se crece, a una velocidad que incluso puede dar miedo. Una etapa maravillosa que la mayoría de los padres disfrutan con curiosidad y emoción.
Es importante conocer estos pasos de gigante que va dando el bebé, pero también es importante recordar que cada bebé tiene su propio ritmo. Por tanto, comparar la evolución de unos y otros no tendrá mucho sentido en sí mismo, ya que cada uno sigue sus propios tiempos. En cambio sí lo tendrá si en estos tiempos hay una gran diferencia respecto al desarrollo normativo; algo que en cualquier caso deberá evaluar un especialista.
En su primer mes el bebé descubrirá un nuevo mundo
En el primer mes el bebé empezará a descubrir este mundo en el que acaba de adentrarse. Su tendencia será ir adaptándose de una manera instintiva al entorno que le rodea. Los cambios de luz, los sonidos muy fuertes… todo ello llamará su atención y tenderá a orientarse al lugar donde ocurren esos estímulos. Ya sea con sus brazos o con sus piernas.
Su reflejo de succión está muy desarrollado y será la manera que tenga de localizar su fuente alimento. Es curioso ver esto en ese primer mes, ya que lo hacen de manera totalmente instintiva. El llanto es algo instintivo también. Lloran porque tienen hambre, tienen frío, tienen calor o porque necesitan el apego de su madre.
El llanto del bebé siempre tiene origen en una necesidad básica que no está siendo satisfecha. Nunca es por “recibir atención”. Por tanto aquí no debe haber ningún miedo a malcriar a esta criatura que no tiene ni un mes de vida…
Llora porque necesita alimento, necesita sentirse confortable y necesita a su figura de referencia. A la fuente de apego, la persona que le da amor, alimento y le cuida para que esté bien en el mundo en el que acaba de adentrarse. Llorar es su manera de pedir lo que necesita… Por ello hemos de escuchar esa necesidad y satisfacerla lo más prontamente posible.
Las sonrisas se multiplican en el segundo mes de vida
En el segundo mes comienzan a emitir sus primeros sonidos guturales para captar la atención de sus padres y comienzan a sonreír. Aquí comienza la conocida y tan esperada sonrisa social, que tiene un sentido y una finalidad en sí misma. Es una suerte de comunicación entre el bebé y sus progenitores. Sonríen cuando les sonríen, cuando les miman, cuando les acarician.
Esta pequeña criatura ya comienza a mostrarse más receptiva hacia los gestos de amor de quienes le dieron vida. Necesita estímulos. Estímulos que le irán ayudando a entender y a predecir el mundo que le rodea. Es un momento crucial para el apego del bebé, ya que necesitan el contacto y la presencia humana. Es una necesidad básica fundamental.
Su dedo pulgar será su nuevo aliado, tenderá a introducirlo en su boca y a succionarlo. Como un hábito que van incorporando a su nueva rutina de vida. Así, podremos ver a nuestro bebé chupando su dedo pulgar y succionándolo con el mismo ímpetu que lo hace con el pecho de su madre o con el biberón.
En el tercer mes los estímulos visuales secuestran su atención
En el tercer mes de vida podemos observar un reflejo que inspira ternura, pero que al fin y al cabo es un reflejo más. Este reflejo es cuando cogen nuestro dedo con sus manos y lo agarran con toda su fuerza. Es uno de los reflejos que nos tranquiliza ver, ya que habla bien del estado de salud del bebé.
En este mes sienten especial curiosidad por los objetos en movimiento y por todo aquello que brille o sea llamativo para sus ojos. Giran su cabeza y la dirigen hacia el estímulo que ha secuestrado su atención. Pueden fijar su atención durante un breve periodo de tiempo hacia el objeto. A medida que pase el tiempo, esta capacidad para sostener la atención irá en aumento.
Y por último es en este mes cuando comenzarán a balbucear. Lo suelen hacer, a veces, como respuesta a las palabras de sus padres. Una vez más podemos comprobar cómo en tan poco tiempo los logros que alcanzan son inmensos. El bebé buscará comunicarse y relacionarse con sus padres, ya sea con sus giros de cabeza, con sus sonidos, o con su mirada.. ¡Sin duda alguna nos encontramos ante un gran tesoro entre manos por descubrir y por disfrutar!