Según un estudio las cigüeñas traen a los bebés

Según un estudio las cigüeñas traen a los bebés
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 10 enero, 2017

Quizás al leer el título de este artículo te hayas sorprendido y pienses que lo que voy a escribir a continuación carece de sentido. Todos sabemos perfectamente que los bebés no vienen al mundo después de un largo viaje pilotado por cigüeñas, sino que vienen como resultado de la unión de un óvulo y un espermatozoide. Esto es cierto, pero que un estudio que afirma que las cigüeñas traen a los bebés de París también lo es.

Sí, tal y como lo estás leyendo, hay un estudio científico, o eso pretende ser, que es capaz de concluir que los bebés y las cigüeñas están íntimamente relacionados. Pero, aún sabiendo que esto es imposible, ¿cómo es que alguien ha obtenido resultados en una investigación para poder afirmar tal locura?

Porque no todo lo que leemos, aunque lleve el adjetivo de “científico”, realmente lo es. Sobre todo, cuando una sola investigación está demostrando algo tan revolucionario. Pero estos son los titulares que venden y en que cierto modo son ciertos, en las siguientes líneas te explicamos el por qué.

“La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda”

-Voltaire-

Madre cogiendo la mano de su bebé

Las cigüeñas y el índice de natalidad

Cuando una persona realiza diferentes estudios estadísticos hay una regla que siempre debe de tener en cuenta: correlación no implica causalidad, es decir, no implica una relación causa-efecto. Explicado de forma más sencilla, dos cosas pueden estar relacionadas o variar conjuntamente sin que ninguna sea la causa de la otra.

Siguiendo con el estudio de las cigüeñas, a mayor número de habitantes mayores edificios altos para la anidación de las cigüeñas, y, por tanto, mayor número de cigüeñas y también de nacimientos de bebés porque hay mayor población. Pero ambas cosas no están relacionadas directamente: el índice de natalidad no tiene nada que ver con este simpático animal, aunque con un análisis estadístico superficial podamos llegar a  pensar que están relacionados.

Pensarás que quizás este es un estudio anecdótico y que normalmente no lees titulares tan disparatados en las noticias. Pero ahí es donde te equivocas. Hay miles de ejemplos todos los días que confunden correlación con causalidad. Desde que comer chocolate aumenta la inteligencia porque los últimos premios nobel así lo demuestran, sin tener en cuenta que en Suiza es un alimento tradicional, a decirte que si comes manzanas puedes tener cáncer, porque en un estudio salió ese resultado y no tuvieron en cuenta otras variables.

Este es otro de los problemas, muchos estudios dan por cierta la influencia de una variable en el resultado sin tener en cuenta todas las demás variables que pueden estar contaminando esta influencia. Así es como llegamos a las conocidas como correlaciones espurias. Las correlaciones espurias o relaciones espurias se producen cuando dos variables que no tienen una relación causal pueden llevar a pensar a alguien que sí la tienen.

Es decir, las correlaciones espurias son una relación matemática en la cual dos acontecimientos no tienen conexión lógica, aunque se puede implicar que la tienen debido a un tercer factor no considerado aún, llamado “factor de confusión” o “variable escondida”. Un ejemplo sería afirmar que, en los alumnos de los colegios españoles a mayor estatura, mayor conocimiento de la situación política. Esto puede ser así, pero igual la variable escondida de la edad también tiene algo que ver, ¿no crees?

Nace tu hijo, llega un tesoro

¿Cómo saber si un estudio cuenta con la validez suficiente?

Por todo esto, cuando leas que se ha demostrado que la lechuga previene el cáncer o el café lo beben las personas con mayor inteligencia, piensa que detrás de esta asociación puede haber una interpretación deformada de los cálculos estadísticos, dando lugar así a conclusiones totalmente peregrinas. Pero, entonces, ¿cómo saber si lo que leo es cierto? En definitiva, ¿cómo saber si el estudio del que habla cualquier artículo cuenta con la validez suficiente?

Para que no nos engañen o intenten vendernos productos en base a titulares engañosos y disfrazados de investigaciones científicas conviene estar muy atento a todo lo que lees. También puedes guiarte con estas preguntas:

  • ¿Podría interpretarse el estudio de modo que se llegue a conclusiones diferentes? Si es así, la causalidad no puede aplicarse.
  • ¿Hay alguna deficiencia metodológica en el estudio que haya que tener en cuenta a la hora de sacar conclusiones? Por ejemplo, hablar de que las mujeres que toman café en el desayuno son más inteligentes y no incluir a hombres para demostrar que a ellos no les sucede, o no incluir a mujeres que desayunan otra cosa -como grupo control- para demostrar que efectivamente es el café y no simplemente el hecho de desayunar.
  • ¿Pueden aplicarse los resultados del estudio a otros grupos? Si afirmas que son las cigüeñas las que traen a los bebés, ¿esto sucede solo en las grandes ciudades o también en la población rural? Con esta pregunta el estudio de las cigüeñas habría perdido validez.
  • ¿Cómo encaja este trabajo en el conjunto de las investigaciones llevadas a cabo sobre el tema en cuestión a lo largo del tiempo? Si de repente leemos que un estudio demuestra que la panceta no sube el colesterol, cuando durante toda la vida diversos estudios han sugerido lo contrario, como mínimo, sospecha.
  • ¿Se diseñó adecuadamente el estudio para el logro de su finalidad? Desde tener en cuenta la edad de la muestra para la conclusión o su sexo, como la aleatorización y el control de variables es muy importante. Esto lo podemos observar en la metodología del estudio.
  • ¿Quién financia el estudio? Quizás esta es la pregunta más importante. Hay que buscar que el estudio no sea parcial, es decir, por ejemplo, que no hable de las bondades de los yogures y esté patrocinado por una marca de ese producto.

No dejes que te engañen y te tomen por tonta con titulares sensacionalistas. No dejes que jueguen con tu salud o tus costumbres utilizando correlaciones como causalidades o relaciones espurias como relaciones matemáticas auténticas. Sé inteligente con lo que lees y cuestiónalo; piensa que el conocimiento que adquieras, asimilando este procedimiento como costumbre, será de una mayor calidad.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.