La sensibilidad al asco y su relación con los trastornos psicológicos
El asco es una de las emociones básicas menos estudiadas y comprendidas. Todos sabemos a grandes rasgos en qué consiste, cuál es su función y ante qué tipo de estímulos aparece; por ejemplo, ante olores, sabores o visiones desagradables. Sin embargo, algo que no siempre tenemos tan presente es su relación con distintos trastornos psicológicos. Por ello hoy queremos hablarte de la sensibilidad al asco y de su implicación en diversas patologías mentales.
Todas las emociones básicas cumplen una función relacionada con la supervivencia. En el caso del asco, este protege al organismo de ingerir cualquier sustancia nociva, perjudicial o desagradable que ponga en riesgo su integridad. Sin embargo, al igual que ocurre con la tristeza o con la ira, cuando el asco se manifiesta de forma inadecuada puede causar problemas psicológicos. Y a continuación te explicamos cuáles son.
¿Qué es la sensibilidad al asco?
La sensibilidad al asco puede definirse como la tendencia individual a experimentar asco y esta es diferente en cada persona. Si bien hay ciertas situaciones que desencadenan especialmente esta emoción, algunos individuos son más propensos que otros a vivirla. Y, no solo eso, sino que también existen diferencias en cuanto a lo desagradable o molesta que se siente.
Algunos autores hacen una separación entre estos conceptos, pero hoy incluiremos en la definición tanto la propensión a sentir asco como la evaluación más o menos negativa que se hace de esa sensación. Así, parece que las personas con una mayor sensibilidad al asco tienen un riesgo incrementado de padecer distintos trastornos.
¿Cómo se relacionan la sensibilidad al asco y los trastornos psicológicos?
La sensibilidad al asco se relaciona principalmente con diversos trastornos de ansiedad. Entre ellos se encuentran los siguientes.
Fobia a los animales
La fobia a los animales generalmente se asocia con el miedo. Se suele entender que la persona fóbica experimenta malestar y evita a estos animales por temor, pero en realidad el asco parece jugar un papel muy relevante.
Diversas investigaciones han encontrado que la sensibilidad al asco se encuentra especialmente relacionada con la fobia a animales no peligrosos (como arañas, cucarachas o ratas) pero no con la fobia a animales peligrosos (como osos, tigres o tiburones). Por ende, la sensibilidad al asco favorece la adquisición de miedo a ciertos animales relacionados con la transmisión de suciedad o enfermedades.
Fobia a la Sangre-Inyección-Daño (SID)
Algunas personas son especialmente susceptibles a todo lo relacionado con la sangre, las inyecciones, las heridas o las mutilaciones. Sin embargo, en este caso el asco parece tener una importancia mucho mayor que en la fobia a los animales; de hecho, es posible que se produzca la fobia SID incluso en ausencia total de miedo.
Una persona fóbica al contemplar sangre puede experimentar nauseas, mareos o desmayo sin sentir temor ninguno. De este modo, la sensibilidad al asco parece ser el factor clave.
Trastorno obsesivo-compulsivo
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracteriza por la presencia de pensamientos intrusivos, persistentes y desagradables que solo se alivian tras la realización de un ritual o conducta compulsiva. Es uno de los trastornos de ansiedad más incapacitantes y que causan mayor malestar; y, de nuevo, en su origen parece encontrarse la sensibilidad al asco.
Un 50 % de los pacientes diagnosticados con TOC presentan pensamientos intrusivos de contaminación, siendo mucho más frecuentes entre quienes presentan compulsiones de limpieza y lavado.
Curiosamente, estas personas no perciben los estímulos como temidos, sino como asquerosos. De este modo, la sensibilidad al asco no solo aumenta la percepción de amenaza (hace que la persona se preocupe más por la contaminación) sino que también impulsa al individuo a realizar rituales de limpieza ante dicha preocupación.
La sensibilidad al asco predice la presencia de trastornos psicológicos
Además de la relación ya establecida entre la sensibilidad al asco y estos trastornos psicológicos, existen algunos interesantes datos a tener en cuenta. Por ejemplo:
- Se ha encontrado una importante relación entre la sensibilidad al asco y la sintomatología obsesivo-compulsiva incluso en individuos sanos.
- Quienes presentan fobia a los animales no peligrosos muestran con mayor frecuencia compulsiones de limpieza, pero no otros síntomas propios del TOC.
- La sensibilidad al asco es un muy buen predictor de la presencia de este tipo de trastornos psicológicos en la persona. Incluso, la elevada sensibilidad al asco de los padres predice la presencia de estos miedos específicos en los hijos, ya que existe una importante transmisión familiar.
En definitiva, el asco parece ser una emoción mucho más relevante de lo que hasta ahora se había considerado. Comprender su funcionamiento puede ayudarnos a predecir, prevenir e intervenir en la aparición de este tipo de trastornos y fomentar así una mayor calidad de vida en quienes los padecen.
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