Síntomas del trastorno bipolar
Los síntomas del trastorno bipolar trazan un escenario psicológico de gran complejidad. Estamos ante una condición mental crónica de gravedad que incluye episodios de manía y depresión. Y cada persona es un mundo. Cada paciente puede evidenciar una tipología y unos ciclos en los que oscilan esos cambios en el estado de ánimo y que afectan por completo a su calidad de vida.
Se estima que esta realidad clínica puede afectar entre el 3 y el 5 % de la población mundial. Es una cifra elevada, no hay duda. Tiene su inicio en la infancia y suele persistir a lo largo de la edad adulta, remitiendo en determinados momentos y apareciendo tiempo después. El desgaste personal, laboral y familiar puede ser inmenso y la necesidad de estar medicados es prioritario.
Conocer la sintomatología asociada puede permitir realizar un diagnóstico más temprano; de manera especial, en esos años de infancia y adolescencia en que suele aparecer por primera vez. Así, a veces, detrás del niño voluble, apático y cambiante puede estar en muchos casos esta enfermedad conocida también como depresión maníaca.
A pesar de que a veces se usen a la ligera expresiones como “tal persona es un poco bipolar”, debemos tener en cuenta que estamos ante una enfermedad mental de gran impacto que tiene una incidencia más importante de lo que creemos.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno bipolar?
Uno de los síntomas del trastorno bipolar más definitorios aparece, como bien hemos señalado, entre la infancia y la adolescencia. Trabajos de investigación, como los realizados en la facultad de Medicina de la Universidad de Indiana en Estados Unidos, nos indican que debemos fijarnos en esos chicos y chicas con comportamientos externalizantes.
Es común que entre los 10 y 17 años nos encontremos ante conductas ansiosas, disruptivas e hiperactivas. De hecho, es habitual que el trastorno bipolar tenga su inicio con un trastorno ciclotímico, es decir, se pueden experimentar momentos de apatía y melancolía, pero en la adolescencia es común observar una clara hipomanía (euforia, hiperactividad, etc.).
Asimismo, en muchos casos es común caer al principio en diagnósticos erróneos en los primeros años. Es habitual que se confunda con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad o incluso con el trastorno límite de la personalidad. No es hasta la edad adulta cuando los síntomas del trastorno bipolar son mucho más claros.
Los vemos a continuación.
Hay diferentes tipos de trastorno bipolar, pero todos oscilan entre la manía y la depresión
No hay un solo tipo de trastorno bipolar, hay varios y esto supone que la persona pasará por ciclos de manía y de depresión de manera más abrupta o más dilatada. Es importante señalar que es precisamente la manía; es decir, un estado anormal de excitación, de expresión afectiva, energía y labilidad emocional, lo que diferencia a esta condición de los trastornos depresivos.
Por otro lado, al hablar de estos ciclos, es importante destacar que los cambios en el estado de ánimo suelen aparecer de los siguientes modos:
- Ciclos rápidos. Aparece cuando persona con trastorno bipolar pasa de manera rápida de la manía a la depresión sin tener periodos de estabilidad.
- Estado mixto. Se da el caso particular de que tanto la depresión y la manía cohabitan juntas. De manera que podemos tener a alguien con el ánimo deprimido, pero que a su vez presenta una elevada hiperactividad.
- Trastorno bipolar de tipo I. En este caso, la fase maníaca dura más de una semana y cursa además con brotes psicóticos.
- Trastorno bipolar tipo II. El paciente con esta tipología sufre mayores ciclos de depresión y suelen ser más intensos (trastorno depresivo mayor).
La hipomanía, cuando todo parece ir bien
Uno de los síntomas del trastorno bipolar más llamativos es la hipomanía. Es un estado de gran efusividad, energía y dinamismo. La persona con hipomanía siente que puede comerse el mundo y esto le permite ser más productiva e incluso creativa. Sin embargo, son situaciones que derivan a menudo en conductas sobredimensionadas, exageradas e incluso de riesgo.
Pueden gastar dinero de manera excesiva, regalarlo o ser incluso incapaces de dormir por la noche debido a esa mente hiperactiva que no puede dejar de pensar y de proyectar planes. Asimismo, se da otro hecho: la persona con hipomanía no ve nada inusual en su conducta.
Fase de manía
La manía es el rasgo que más puede facilitar el diagnóstico. Por lo general, cursa con las siguientes características:
- Estado de ánimo que va de la efusividad a la irritabilidad.
- Hiperactividad.
- Aumento en la sociabilidad.
- Elevada actividad sexual.
- Labilidad emocional (pasar de la risa al llanto, cambios muy bruscos en el humor).
- Locuacidad (ganas de hablar y de comunicar de manera constante).
- Descuidan su aspecto físico o se visten de manera extravagante.
- Trazan planes grandiosos y a menudo sin ningún sentido ni lógica.
- Sobredimensionan sus competencias y habilidades.
- Suelen ser intrusivos, curiosos y se entrometen en la vida de los demás.
- Tendencia a consumir alcohol, drogas, psicofármacos…
Síntomas del trastorno bipolar: la depresión
Los periodos marcados por los trastornos depresivos son una constante y uno de los síntomas del trastorno bipolar más distintivos. Asimismo, no podemos pasar por alto un hecho importante. Estudios, como los realizados en la Universidad Semmelweis en Hungría indican que casi el 20 % de los pacientes con esta condición acaban suicidándose. Es una enfermedad grave que, sin duda, requiere mayor atención.
Situar la mirada en los factores que nos alertan de una depresión es decisivo. Lo más común es que, tras una época en fase maníaca y algunas semanas de completa normalidad, aparezca la etapa depresiva:
- Ánimo apagado, apático, triste y tendente a la negatividad.
- Desesperanza y sentimientos de culpabilidad.
- Falta de energía.
- Pérdida de interés por todo aquello que antes les apasionaba.
- Alteraciones del sueño y la alimentación.
- Síntomas psicosomáticos (dolor de espalda, alteraciones digestivas…).
- Ideación suicida.
El trastorno bipolar sigue siendo uno de los problemas de salud mental más graves y prevalentes en nuestra población. La atención temprana, el correcto seguimiento de los tratamientos y el apoyo social son clave en estos pacientes.
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