¿Somos elefantes encadenados?
Fue Jorge Bucay quien nos trajo el cuento del elefante encadenado a modo de reflexión para hacernos pensar en todos esos fracasos del pasado, en esas cadenas que de algún modo, se han amarrado a nuestro ser y a nuestra mente para evitar que avancemos con normalidad, como si fuéramos elefantes encadenados.
Experiencias que lejos de enriquecernos nos han bloqueado en el pasado haciéndonos ser no solo un poco más prudentes, quizá hasta menos seguros de nosotros mismos. A veces es incluso nuestra propia educación, el legado de unos padres, una casa o incluso una cultura la que nos ha puesto esos grilletes invisibles que nos impiden andar con libertad para avanzar por ese horizonte que de verdad deseamos para nosotros mismos.
“El elefante no escapa porque ha estado atado a una estaca desde que era muy pequeño…”.
Las cadenas, por ligeras que sean, siempre pesan. Pero tanto el elefante como nosotros mismos podemos y tenemos todo el derecho para romperlas. Dejemos de ser elefantes encadenados.
El miedo al fracaso y los elefantes encadenados
A veces el miedo a fracasar es tan intenso que ni siquiera nos atrevemos a dar el paso. ¿Qué sería de nosotros si por ejemplo cambiásemos de trabajo? ¿O si nos arriesgamos a viajar a otro país para buscarlo? ¿Y si nuestro matrimonio es muy infeliz y no nos atrevemos, quizá por miedo, a dejar la relación?
Existen muchos, muchísimos factores que se entremezclan a la hora de dar un paso y de romper esas cadenas que nos tienen sujetos de algún modo. La inseguridad, el miedo, la incerteza, la falta de confianza en nosotros mismos…
Al final, nos convertimos en elefantes encadenados, pero cuyas cadenas nos ponemos nosotros mismos.
A veces incluso, nos limitamos a resistir en la cotidianidad de nuestro día a día, viviendo en nuestra pequeña zona de confort pero soñando con “lo que podía ser”. Y es que, como ya dijo Albert Einstein, “el miedo a fracasar nos detendrá por sí mismo a intentar cualquier acción, volcándonos a hacer las mismas cosas anhelando resultados diferentes”.
Pero no, si de verdad deseamos alcanzar nuestra felicidad y vivir la existencia tal y como de verdad deseamos, debemos empezar a tener más confianza en nosotros mismos, debemos querernos un poco más y sentir no solo que podemos ser capaces, sino que lo merecemos.
Romper las cadenas
Detente un momento a pensar en las veces que las oportunidades han pasado delante de tu puerta. ¿Por qué no las has alcanzado con fuerza si de verdad las deseabas? ¿No era tu tiempo? ¿No era el momento? ¿O es que no era para ti?
Debes empezar a reformularte cuestiones como ésta. Todos sabemos que la vida es muy compleja, que a veces no vamos solos en este barco, que hay muchas cosas que nos determinan antes de poder tomar una decisión, pero siempre es importante establecer una serie de prioridades, entender qué es lo más importante para ti en cada momento.
¿Qué será de ti en un futuro próximo? Intenta pensarlo, visualízalo… si la imagen que ves en tu mente no es de tu agrado deberás empezar a moverte, a empujar esas cadenas que te amarran para alcanzar el futuro que de verdad mereces.
La autoconfianza es sin duda el primer valor que deberás desarrollar. Todos disponemos de una serie de talentos y capacidades que nos hacen únicos y especiales, todos somos maravillosos dentro de nuestras particularidades, busca en ti mismo, encuéntralas, mírate al espejo y convéncete de que eres capaz de dar el paso.
Dejemos de ser elefantes encadenados ya sea con nuestras propias cadenas o con las que nos pongan los demás. Es el momento de liberarnos de ellas. Tan solo tenemos que dar un pequeño paso. Las limitaciones solo están presentes en nuestra mente.
El miedo, la inseguridad, son los escalones que deberás empezar a superar para llegar a esa cima que de verdad mereces, porque la vida es una gran aventura que vale la pena vivirla como de verdad deseamos… y aunque parezca casi imposible romper esas cadenas, recuerda que eres tan grande y poderoso como ese elefante. De ti depende…