Sophie Scholl, la joven que le plantó cara a Hitler con una rosa blanca

Sophie Scholl, la joven que le plantó cara a Hitler con una rosa blanca
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Raquel Aldana

Última actualización: 23 agosto, 2023

Las dificultades tallan a las personas valientes y la lucha por la libertad no ha estado exenta de ellas. Así hoy os traemos la historia de una joven con coraje, Sophie Scholl. Para conocerla tenemos que viajar hasta la Alemania de Hitler, el lugar y el tiempo en el que una chica eligió tener miedo y enfrentarse a él, antes que ignorar la persecución cruel e injustificada que estaban sufriendo ciudadanos como ella.

En Febrero de 1943, junto a otro grupo de jóvenes que formaban un grupo de resistencia llamado “La Rosa Blanca”, era decapitada en la guillotina acusada de traición. Curiosamente el instrumento ideado en la Revolución Francesa para terminar con todos aquello enemigos de la libertad, terminaba con la vida de una de sus mayores defensoras.

“Cuando acabe la guerra, las tropas extranjeras entrarán. La gente nos señalará diciendo que no hicimos nada contra Hitler”

-Sophie Scholl-

La historia de Sophie Scholl

“Qué importa mi muerte si a través de nosotros miles de personas despiertan y comienzan a actuar” fueron las palabras de Sophie pocas horas antes de que ser asesinada. Solamente tenía 21 años.

A pesar del control y las medidas disuasorias con las que el régimen nazi amenazaba a cualquiera que se opusiese a su manera de pensar, dentro de Alemania aparecieron pequeños grupos que no dudaron en enfrentarse, con escasos recursos y aún menos apoyo, a los que intentaban controlar sus actos y, de paso, sus El poder de la mente.

Rosa Blanca

Ellos decidieron que quizá el régimen podía controlar la justicia, la educación, la sanidad o el ejercito pero que jamás quebraría sus voluntades. No eran unos locos -o quizás sí, pero maravillosos-. Sabían cuál era el riesgo y el precio si eran descubiertos, sus propias vidas.

En 1937, después de que algunos de sus hermanos y amigos fueran arrestados ilegalmente por formar parte de las Juventudes Alemanas, Sophie fue consciente del macabro régimen al que estaban sometidos. Su vocación era clara, la enseñanza. Aunque finalmente entró en la Universidad de Munich para estudiar biología y filosofía.

La Rosa Blanca

Todo movimiento de resistencia tiene un nombre con el que sus miembros se identifican y La Rosa Blanca fue al que se incorporó nuestra protagonista. Después de haber frecuentado en la universidad diferentes círculos ideológicamente afines al nacional socialismo, se sintió atraída por este grupo que no dudaba en expandir su mensaje mediante panfletos y pintadas en las paredes.

Que no se limitaba a discutir en tertulias intelectuales, sino que desde la clandestinidad intentaban decirle lo que pensaban a una gran parte de Alemania, que con su silencio era cómplice de las barbaries cometidas por el partido que dirigía Hitler. Personas que pese a no estar su diana, decidieron asumir un riesgo que hubieran evitado simplemente no haciendo nada.

Gracias a su hermano, que ya pertenecía al grupo, Sophie empezó a hacer de transportista de propaganda para “La Rosa Blanca”. Un trabajo muy arriesgado, porque si te la pillaban con el material encima no tendría ninguna manera de escapar de la acusación de traición.

mujer con máscara de lobo

Defendió la libertad hasta su último suspiro

Fue el 18 de Febrero de 1943 cuando Sophie decidió subir a la azotea de su facultad para tirar algunos panfletos desde ese lugar. No hubiera pasado nada si uno de los conserjes, que pertenecía al partido nazi, no la hubiera visto y la hubiera denunciado.

Capturada y prisionera, la Gestapo le puso como compañera de celda a una confidente. La intención no era otra que la de sacarle información para poder desarticular a todo el grupo. Sin embargo, no solamente la confidente no consiguió información de Sophie sino que ésta, maravillada ante la fuerza que desprendía Sophie, terminó convencida de su mensaje.

Por otro lado, ni Sophie ni ninguno de sus compañeros capturados delataron a nadie, pese a las torturas a las que fueron sometidos y las tentaciones de beneficio de condena a las que fueron expuestos. Aún hoy, la Rosa Blanca representa el símbolo de la libertad y en varios colegios, calles, parques o plazas llevan el nombre de los hermanos Scholl.


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