¿Te has enamorado de una persona o de una ilusión?
A todos nos ha ocurrido alguna vez que pasados unos años empiezan a molestarnos diferentes comportamientos y hábitos de nuestra pareja. Estar con los pies encima de la mesa, ser tan irónico… Pero si miramos hacia atrás, ya conocimos a esa persona siendo así, lo que sucede es todo esto pasaba desapercibido. La razón está en que nos habíamos enamorado de una ilusión.
La fase de enamoramiento puede causar verdaderos estragos. Nos vuelve ciegos y nos arrebata la razón hasta el punto de soñar que somos capaces de hacer cualquier locura por la otra persona. Alguien a quien vemos perfecto. Pero de lo que no nos estamos dando cuenta es que esto no es real. Esta perfección solo existe en nuestros pensamientos. La realidad está siendo adulterada por nuestras emociones, expectativas e ilusiones. No es tal y como la estamos viendo.
Estar enamorado de una ilusión
Cuando creemos que una persona ha cambiado con el tiempo, lo que deberíamos plantearnos es si la veíamos tal cual era desde un principio. Lo más probable es que la respuesta sea un “no”. Durante el comienzo de cualquier relación, nos creamos una imagen que nos hace percibir una belleza, perfección y maravillosidad inigualables.
Ahora bien, nadie es perfecto, esto deberíamos tenerlo asumido. Sin embargo, esa imagen que creamos en nuestra mente de la otra persona, fruto de un profundo enamoramiento, pasa por ser parte de nuestra realidad durante ese tiempo. Así terminamos creyéndonos nuestra propia mentira, pasando por alto cualquier actitud que nos moleste o no nos agrade. De hecho, este es uno de los motivos por el que muchas personas repiten patrones de relaciones nocivos.
“Mejor ser libre. Mejor estar solo y salir a caminar por este montón de nada, que seguir aferrándome a falsas ilusiones y despertar después sobre un puñado de sueños rotos…”.
-Edwin Vergara-
La historia de Juan
Juan estaba muy confundido y harto. Dudaba entre seguir con la relación o cortar por completo. Todo había estallado. De repente, parecía que nada le gustaba de la otra persona. Sus quejas, sus manías… Todo lo crispaba. Él quería ver la situación desde otra perspectiva para ver qué había ocurrido en realidad, pero era incapaz.
Lo que le pasaba a Juan era que al principio todo era maravilloso. Veía a su pareja como un ser hermoso, perfecto, responsable y muy bueno. Sin embargo, con el tiempo y sin saber muy bien porqué todo se transformó. La persona de la que se había enamorado tenía días muy malos que a Juan le resultaban inaguantables. Cambios de humor, quejas absurdas…
La pareja de Juan no estaba a gusto con la relación o no sabía gestionar lo que le ocurría fuera, por ejemplo estrés en el trabajo. Sin embargo, el problema estaba en que cuando Juan le hablaba a sus amigos de esta situación parecía referirse a dos personas totalmente distintas. Tanto que, en realidad, ni siquiera existían. No eran reales.
Juan no veía a su pareja tal y como era, nunca lo hizo. Al principio, la ilusión que tenía con la relación solo le permitía ver a alguien perfecto. Sus sentimientos le impedían ver cualquier defecto. Ahora, tampoco estaba viendo a su pareja como era. Sus emociones se lo impedían de nuevo. Juan nunca había sabido con quién estaba en realidad.
Estar enamorado de una ilusión te impide ver a la otra persona tal y como es.
Aprender a ver a los demás
Aprender a ver a los demás tal y como son es algo difícil, pero no imposible. ¿Verdad que con un amigo no solemos tener tantas expectativas como con una pareja? Lo mismo ocurre con los hermanos, si los tenemos. Vemos a estas personas tal y como son, con sus luces y sus sombras.
Sin embargo, cuando iniciamos una relación con otra persona al principio solemos ver únicamente sus luces. Pero, con el tiempo, nos enfocamos solo en sus sombras. Esto causa un desbarajuste y hace que la relación se transforme de forma muy dramática.
Lo importante es ser conscientes de que al enamorarnos, la imagen del otro se distorsiona hacia la perfección. Saber que esto sucede y tenerlo en cuenta durante este período nos abre la puerta a la otra realidad, esa en la que la persona es un conjunto de luces y sombras. Además, es importante tener en cuenta que al igual que el otro tiene ciertas actitudes y comportamientos que nos encantan, también habrá otros que no compartamos del todo.
No debemos culparnos por habernos enamorado de una ilusión. Muchas de nuestras creencias sobre el amor romántico propician que esto suceda así. Pero, en el momento en el que nos damos cuenta de esto y somos conscientes podemos hacer algo por cambiarlo. ¿Te has enamorado de una ilusión alguna vez?