La teoría del error de Mackie: ¿existe o no la moral objetiva?
La moral, que ha existido como referencia reguladora de la conducta desde hace tiempo, es uno de los pilares de las costumbres, parte de la cultura, las normas y las leyes, mientras es alimentada por una comunidad o sociedad para vivir en paz.
Gracias a ella, el instinto de conservación de la especie humana se adaptó a la colectividad social en, se supone, igualdad de condiciones. Sin embargo, la teoría del error de J. Mackie postula que la moral es una invención subjetiva, aceptada pasivamente por todos, creando así un realismo moral, falso e ilusorio.
A continuación, te presentamos precisamente la teoría del error de Mackie, identificando sus rasgos característicos.
La teoría del error: ¿en qué consiste?
La postura de J. L. Mackie tiene como fundamento el escepticismo o nihilismo moral, afirmando que los juicios morales son falsos. Mackie considera que la actitud moral tiene en parte un origen social, compuesta por patrones conductuales establecidos que unos internalizan para exigírselos a los demás, ejerciendo presión sobre subjetividades ajenas. Así, los preceptos normales se convierten en una necesidad “crucial” para convivir en sociedad.
Aparte de considerar que la moralidad regula las relaciones entre las personas de una sociedad (relaciones interpersonales), el autor afirma que también sirve de referencia para entender cómo se relacionan las sociedades entre sí.
Así, para lograr que las ilusiones de la moralidad universal tengan validez, no solo debe haber una presión en el individuo en este sentido -debe existir un premio por seguirlas o un castigo por no seguirlas-, también deben ser reconocidas como autoridad o referencia .
El objetivismo moral
Mackie rechaza cualquier objetividad en cuanto a valores se refiere, entendidos estos como referencias válidas para ser practicadas en la “vida moral”. Su escepticismo moral es una doctrina negativa, como oposición afirma que no existen los juicios de verdad universal (juicios objetivos), porque serían solo principios “verdaderos” que reposan en la ilusión y en el error.
Continúa el autor en su defensa de la teoría del error cuando afirma que apelar e invocar a principios morales objetivos no demostraría su existencia objetiva; es decir, pensar que estos se justifican por sí mismos (a pesar de no tener ningún sustento ontológico), producto y soporte de la argumentación de los moralistas, no hace más que poner en evidencia un gran error en la argumentación; en otras palabras, otorgarle a nuestras acciones propiedades morales universales sería erróneo, además de ingenuo.
Argumento de la relatividad
La moral depende del contexto, la época y las formas de relación de cada sociedad en particular. Así, la complejidad a la hora de conciliar las diferencias tendría que ver con que por debajo hay costumbres distintas que dependen de la cultura.
Mackie explica que este fenómeno se debe a que los juicios morales exigen del sujeto alienación y participación en el estilo de vida social en el ecosistema en el que se formó -ese que utilizó como referencia para adoptar su propia escala de valores-.
En la comparación de dos sociedades, Mackie contrasta el hecho común de que una sea superior a la otra, por las normas morales de cada una. Por ejemplo, en una la ley permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras que en la otra se prohíbe porque, según sus creencias religiosas, se estaría cometiendo pecado. En este caso, ¿qué sociedad sería la más moral si cada una llegó a practicar sus leyes particulares por estar condicionadas a sus costumbres y creencias?
Mackie quiere evidenciar que la moral es relativa, pues si en el ejemplo anterior las sociedades hubieren seguido un rumbo distinto con respecto a sus costumbres y creencias, probablemente sus normas morales también habrían sido diferentes.
Argumento de la rareza
El argumento de la rareza se basa en ideas de la metafísica y la epistemología. Mackie sostiene que si partimos de la idea metafísica de que existen valores objetivos, entonces deberían existir entidades en este mundo completamente diferentes y con cualidades extrañas, desconocidas; en cambio, la epistemología reclamaría que para tener noticias de estas entidades sería necesario poseer facultades perceptivas, únicas, morales e intuitivas, diferentes de las que poseemos (los sentidos).
Lo que propone Mackie es que si existen estos principios morales es porque hay “prescripciones objetivas”. Esto equivaldría a decir que el universo exige que las cumplamos, como si fueren inherentes a la naturaleza. Cumplir con estas prescripciones solo es posible si existe Dios, pues se necesita de un demandador para cumplirlas, pero Mackie se extraña de que fuera el universo mismo, impersonal, que nos exigiera cumplir con estas.
En conclusión, debemos elegir una sola posición: rechazar la moralidad o afirmar que Dios existe.
Realismo ingenuo
Gracias a Kant, la objetividad es el objeto de estudio de la epistemología; es decir, estudia cómo conocemos el mundo. La filosofía crítica expone los errores del realismo ingenuo al evidenciar que difícilmente podríamos tener un conocimiento objetivo del mundo exterior con las limitaciones que tenemos para recibir información de ese mundo exterior nouménico.
Mackie afirma que tendemos a pensar en nuestra experiencia como algo objetivo, cuando lo que sucede realmente es que se pone en acto la diversidad de la experiencia de lo subjetivo. El ser humano cree con firmeza que la realidad está sometida a reglas objetivas, como si los elementos del mundo tuvieran una íntima relación y constituyeran un todo, ordenado para nosotros.
Este es el realismo ingenuo que nos hace pensar que la moral es universal y que, por lo tanto, debemos cumplir sus normas o preceptos a cabalidad, por deber u obligación.
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- Laiseca, L. (2001). El nihilismo Europeo: el nihilismo de la moral y la tragedia anticristiana en Nietzche. Editorial Biblos.
- Mackie, J. (2000). Ética. La invención de lo bueno y lo malo. Gedisa.
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