Tipos de pensamientos en el trastorno obsesivo-compulsivo
El trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por la presentación de obsesiones que pueden tomar la forma de imágenes, pensamientos o impulsos. Las obsesiones, resultan tremendamente molestas para el paciente que las alberga, generándole grandes dosis de ansiedad y malestar. Para llegar a neutralizar estas sensaciones o bien para frenar la posible amenaza generada por la obsesión, la persona lleva a cabo compulsiones.
Las compulsiones son actos, bien de tipo motor o cognitivo, que a corto plazo logran paliar la tormenta de pensamientos y sensaciones aversivas. El problema es que son precisamente las mantenedoras del problema a largo plazo debido a un mecanismo de reforzamiento negativo.
Cuando un paciente con trastorno obsesivo-compulsivo lleva a cabo una compulsión, básicamente se está diciendo a sí mismo que aquel horror del que le advertía la obsesión no ha ocurrido gracias a que él ha hecho algo para impedirlo (la compulsión). Es decir, la compulsión otorga al paciente una falsa sensación de control. Y por lo tanto, tenderá a repetir el mismo patrón en situaciones futuras.
Dejando al margen la compulsión, que es desde el plano que terapéuticamente más se trabaja con los pacientes, es importante también hablar de los tipos de obsesiones o pensamientos en el trastorno obsesivo compulsivo.
Uno de los mayores problemas que existen en el tratamiento de este desorden es que los pacientes que lo padecen tienden a fusionarse con sus propias obsesiones. Esto quiere decir que realmente creen que los pensamientos significan realidades, que ellos son sus pensamientos o que si están pensando en algo es porque ese algo va a suceder.
Pensamientos en el trastorno obsesivo compulsivo
El paciente con trastorno obsesivo compulsivo tiende a sobrevalorar la responsabilidad. Esta valoración se aprende a través de creencias desadaptativas que se adquieren en la infancia o se forman como resultado de experiencias traumáticas o circunstancias inusuales.
Son creencias disfuncionales centradas en la culpa o responsabilidad de un resultado. Algunos de estos errores de pensamiento son los propuestos por Rachman (2003):
- Fusión pensamiento acción probabilística: Es la creencia de que tener un pensamiento intruso indeseado o inaceptable acerca de una acción o evento específico aumenta la probabilidad de que esa acción o ese evento se produzca. Por ejemplo un paciente piensa que por el hecho de pensar en la muerte de su hermano, es más probable que esta se produzca. En este sentido, el paciente intenta por todos los medios quitarse esa idea de la cabeza para evitar ser responsable de un daño. Pero ya sabemos que huir de los pensamientos no hace más que acrecentarlos.
- Fusión pensamiento acción moral: Es la creencia de que tener un pensamiento inaceptable es casi el equivalente moral de realizar ese acto concreto. Si pienso que voy a hacer daño a alguien es igual que perpetrar dicha agresión.
- Razonamiento cartesiano: Es una manera de pensar muy común en el trastorno obsesivo-compulsivo. Significa que la simple aparición de un pensamiento ya es muestra de su importancia. Es decir, estos pacientes valoran de una forma desmesurada tener ciertos pensamientos.
Otras características que tienen relación con los pensamientos en el trastorno obsesivo compulsivo son: la sobreestimación de la amenaza, la intolerancia a la incertidumbre como una necesidad extrema de tener certezas y el gran perfeccionismo.
Algunas recomendaciones para lidiar con los pensamientos en el TOC
El objetivo del tratamiento psicológico para los pensamientos en el trastorno obsesivo compulsivo es que el paciente llega a aceptar que los tiene, no les otorgue ningún tipo de juicio y actúe simplemente de “espectador”.
Para conseguir este objetivo es necesario llevar a cabo algunas técnicas:
- Demorar y si es posible, evitar la compulsión. La exposición con prevención de respuesta (EPR) es el tratamiento de elección para el trastorno obsesivo compulsivo. El único inconveniente que tiene es su gran tasa de abandono prematuro debido a que el paciente tiene que estar dispuesto a soportar grandes dosis de ansiedad hasta llegar a la habituación.
La EPR es eficaz para detener los rituales del TOC, pero también actúa sobre las obsesiones, comprobándose que se reducen en un alto porcentaje. Para ello el paciente puede empezar por demorar la compulsión quince minutos e ir incrementando el tiempo.
Posteriormente pasaríamos a no realizar la compulsión, aunque se mantenga la obsesión. Esta última irá entonces perdiendo poder progresivamente.
- Ser conscientes de que todos tenemos pensamientos. Todas las personas, tenga TOC o no, tienen pensamientos impuros, excéntricos, dolorosos, etc. Al igual que todos soñamos por las noches. El problema de los pensamientos en el trastorno obsesivo compulsivo es que la persona les otorga valor de realidad y llega a creérselos, sintiéndose responsable de algún daño.
- Los pensamientos no son realidades. Los pacientes tienen que hacer el esfuerzo de comprobar que los pensamientos no son realidades. El pensamiento es un evento interno que poco o nada tiene que ver con el mundo exterior. Se pueden realizar experiementos; por ejemplo, pedirle a la persona que piense que le va a tocar la lotería que, tras la sesión, salga a comprar un boleto. De esta forma, comprobamos que pensarlo no tiene relación con la realidad. Como mucho, en forma de casualidad.
- Defusión cognitiva. Es un término original de la terapia de aceptación y compromiso y significa poner cada cosa en su lugar: “yo soy yo y mis pensamientos son otra cosa aparte de mí. Al igual que si soy diabético, yo no soy mi diabetes. Los pensamientos tampoco me definen”
- La vida es incierta. Los pacientes con TOC tienen que aprender a vivir en incertidumbre, porque ciertamente la vida es incierta.
- La ansiedad solo es desagradable. En una cultura que nos ha enseñado que el malestar es intolerable, es normal que existan personas que crean que no pueden soportar ciertos pensamientos o sensaciones. La realidad es que el ser humano está preparado para soportar todas las emociones y que en la mayoría de casos, estas son necesarias. Tenemos que conceptualizar a la ansiedad como una emoción desagradable pero aliada, no como un elemento intolerable del que tenemos que escapar.
Aun con todo, el tratamiento para los pensamientos en el trastorno obsesivo compulsivo es un gran reto, tanto para el paciente como para el profesional. Se necesita un gran apoyo del entorno y mucha constancia en las tareas dentro y fuera de la sesión. Con el tiempo y trabajando en ello, poco a poco irán apareciendo los resultados.
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- Caballo, V. (2014). Manual de psicopatología y trastornos psicológicos. Editorial Pirámide. 2º edición