¿Realmente todos necesitamos ir a terapia?
En los últimos tiempos, la salud mental es un tema de actualidad. Cada vez estamos más concienciados de su importancia, de cómo cuidarla y de cómo su deterioro puede afectarnos. Afortunadamente, podemos tener conversaciones cada vez más libres y con información más precisa. Incluso, se ha popularizado la creencia de que, en algún momento, todos necesitamos ir a terapia. Pero, ¿es cierto?
La respuesta depende, en gran medida, de la perspectiva. Hay quienes conciben ir a terapia como acudir al médico; y, por supuesto, no todos sufrimos un trastorno o enfermedad mental. Sin embargo, al igual que vamos al gimnasio para cuidar el cuerpo y la salud física, también deberíamos atender nuestro bienestar emocional; y, para esto, en muchas ocasiones requerimos acompañamiento y orientación.
La psicoterapia y sus funciones
Tradicionalmente, la psicología clínica y aplicada estaba centrada en diagnosticar y tratar desórdenes psicológicos. Sin embargo, a partir de los años 60, se amplió la perspectiva y comenzó a hacerse énfasis en la prevención y la promoción de la salud, en las fortalezas individuales y finalmente en la denominada psicología positiva.
De esta forma, el contexto de la terapia deja de ser un espacio dedicado solo a intervenir en trastornos y se postula también como un ambiente de introspección, autoconocimiento y crecimiento personal. De este modo, ayuda a la persona a florecer en todas sus facetas, a reconocer y potenciar sus herramientas personales y a orientar respecto a situaciones y necesidades que no necesariamente derivan de un diagnóstico.
¿Todos necesitamos ir a terapia?
Por supuesto, el acompañamiento profesional es necesario para quienes sufren un trastorno de personalidad, del estado de ánimo, de ansiedad o de cualquier otra índole. Esto supone aproximadamente un 25 % de la población total que en algún momento precisará terapia y apoyo para intervenir en sus dificultades.
Pero, ¿qué hay del resto? Pues bien, desde esta perspectiva más amplia entendemos que la terapia puede ser útil en múltiples situaciones y circunstancias por las que toda persona sana atravesará a lo largo de su vida. Duelos, despidos y desempleo, dificultades de pareja, problemas sociales y de comunicación, emociones complejas de gestionar…
Ahora bien, la necesidad de apoyo no será igual en todos los casos. Pese a que todos experimentemos situaciones adversas, hay quienes cuentan con mejores recursos y mayor preparación para afrontarlos. Y esto depende de diversos factores:
Personalidad y experiencias tempranas
Por un lado, influyen la crianza y las experiencias tempranas vividas por la persona. Y es que hay quienes durante su infancia lograron establecer un apego seguro, desarrollar una sana autoestima y adquirir fortalezas como el optimismo o la resiliencia. Con esta excelente base, adquirida gracias al moldeamiento de sus figuras de referencia, pueden ser capaces de navegar la vida con facilidad (incluso en sus momentos difíciles).
A pesar de esto, nadie es perfecto, y es posible que surjan momentos que sobrepasen a la persona o en los que necesite apoyo y orientación adicional.
Trabajo personal
Por otro lado, hay quienes, pese a no haber tenido las mejores condiciones en sus primeros años, sí cuentan con algunas características que les han permitido hacer un importante trabajo personal. Hablamos de personas con una gran capacidad de introspección y reflexión, que han sabido cuestionarse, analizar sus carencias y áreas de mejora y trabajar en ellas.
Con esta disposición, resultará más sencillo para ellas realizar los ajustes, cambios y mejoras necesarios en determinados momentos, ya que serán personas conscientes y abiertas a adquirir nuevos recursos. No obstante, no siempre podemos con todo solos, ni tenemos por qué hacerlo.
En muchas ocasiones, necesitamos de una mirada externa, objetiva y rigurosa que pueda orientarnos e iluminar esas áreas oscuras que tal vez no logramos ver a solas. Por ello, aunque estés comprometido con tu crecimiento personal, ser acompañado en este camino puede facilitarte enormemente la tarea, agilizarla y optimizarla.
Necesidad de orientación
Ahora bien, hay un gran porcentaje de personas (la mayoría) que, sin padecer ningún trastorno, sí enfrentan dificultades, pero no cuentan con la conciencia o los recursos para hacerles frente. Son personas que, quizá, no pudieron desarrollar una buena inteligencia emocional, un amor propio sólido o unas buenas estrategias de afrontamiento. Así, pueden arrastrar dificultades familiares o laborales, insatisfacción, falta de motivación, inseguridad, malos hábitos u otras carencias que, tal vez, no se hayan planteado que es posible mejorar.
Ir a terapia les puede ayudar a analizar sus dificultades, a conocerse, a comprenderse, a potenciar los recursos que ya poseen, pero no emplean y a adquirir otros nuevos y necesarios. Un proceso que, pese a parecer banal, puede mejorar sustancialmente la calidad de vida y, por tanto, no debería considerarse un capricho sino un derecho legítimo.
No todos necesitamos ir a terapia, pero a todos puede beneficiarnos
En definitiva, y volviendo al símil con el cuerpo físico, no siempre necesitamos ir al médico, pero hay momentos y circunstancias que así lo requieren, y lo mismo puede suceder con nuestro mundo emocional. Incluso una persona completamente sana y emocionalmente estable puede precisar acompañamiento y orientación en ciertas situaciones.
Igualmente, la salud mental ha de cuidarse activamente cada día, el desarrollo personal habría de ser una de nuestras metas principales, y no siempre podremos llevarlo a cabo en soledad. La psicología cuenta con un acervo de investigación científica que respalda procedimientos y técnicas que nos ayudan a gestionar las emociones, las relaciones, la conducta y los pensamientos; y no todos tenemos por qué conocerlos, pero sí tenemos la posibilidad de consultar con expertos que nos ayuden en este camino de autoconocimiento y mejora.
En cualquier caso, recuerda que tu bienestar importa, que tus dificultades no han de ser menospreciadas y que es lícito y beneficioso pedir ayuda siempre que necesite. No todos (y no siempre) necesitamos ir a terapia, pero hacerlo puedo sernos de gran ayuda.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Confederación Salud Mental España. (s. f.). La salud mental en cifras. https://comunicalasaludmental.org/guiadeestilo/la-salud-mental-en-cifras/
- Díaz, E. (2010). La psicología de la salud: antecedentes, definición y perspectivas. Revista de Psicología Universidad de Antioquia, 2(1), 57-71.