Trabajar de cara al público: claves imprescindibles
Hoy vamos a profundizar algo más en una característica concreta que poseen algunos de los muchos tipos de actividades en el sector laboral. Trabajar de cara al público requiere de algunos talentos y habilidades que se pueden desarrollar con independencia de la potencialidad de cada uno.
La imagen, la empatía y las habilidades comunicativas son la base para desarrollar una buena labor cuando nuestra ocupación requiere trabajar de cara al público. Cualquiera que sea el sector empresarial donde se desarrolle el trabajo, cuando se hace además atendiendo al público, se da una interacción personal que posee cualidades propias.
La idea generalizada que se sostiene sobre la amabilidad necesaria para trabajar de cara al público es bastante vaga. Este es un tipo de trabajo que requiere elevadas capacidades sociales, personas que sepan resolver y sortear crisis con el fin de aportar una excelente atención al cliente, resolutiva y personalizada.
Habilidades comunicativas
Las habilidades comunicativas difieren considerablemente de la creencia popular que las considera tener facilidad de palabra. Este último concepto está más ligado a charlatanería, una cualidad en desuso en el ámbito laboral y uno de los peores enemigos de quien pretenda trabajar de cara al público.
Las habilidades en comunicación son herramientas muy eficaces en cualquier ámbito de nuestra vida que cobran todavía más valor para el desempeño laboral de aquellas ocupaciones en la que es necesaria la interacción social. Quizás, la más importante sea la escucha activa.
Cuando somos nosotros los comunicadores, la información que transmitamos debe ser clara, cuidando de que sea congruente con nuestro lenguaje no verbal. El tono y el volumen deben estar de acuerdo con el contenido del mensaje y nuestra expresión corporal también. Saber mantener el contacto visual es una habilidad que mejora con la experiencia y es sensible al interés genuino.
La empatía
La simpatía es una cualidad muy valiosa en trabajos de cara al público. Por otro lado, nada más feo que una persona que intenta ser simpática, sin serlo, y que además no consigue por sistema averiguar cuáles son las necesidades reales de un cliente.
La confianza es lo que sustituye profesionalmente a la simpatía hueca, y esta adquiere naturalidad a través de unas buenas dosis de empatía. Ponerse en los zapatos del otro es la forma más rápida y efectiva de atender a alguien y hacerlo de manera correcta y profesional.
Quienes tienen años de experiencia trabajando con el público saben que tratar a un cliente de manera correcta no se refiere tanto a la amabilidad vacía, sino a saber mantener una conversación en el contexto en el que fluye la comunicación. No tiene sentido ser muy cercanos cuando el tono de la conversación no es ese, igual que tampoco tiene sentido ser muy distantes cuando el tono de la conversación tampoco es coherente con la disposición.
Imagen personal
No hay una segunda oportunidad para una primera impresión. Este es un asunto que no deja ninguna opción a la negociación. La presencia es una cualidad que contempla varios aspectos y todos ellos son importantes. Si uno de ellos falla, devalúa todos los demás.
La buena presencia comporta la postura corporal, la expresión facial, el atuendo, el aspecto de nuestras manos, el pelo, los zapatos, etc. En este sentido nada debe dejarse al azar y el resultado debe ser natural, pulcro al extremo y fruto de saber ser y estar. Quizás es una de las habilidades más complejas.
En este sentido existen códigos de vestimenta y aspecto en general que deben conocerse y no descuidarse en ningún momento. La imagen personal es uno de los activos más importantes para trabajar de cara al público.
Trabajar de cara al público, una especialidad
Independientemente del tipo de trabajo que se desarrolle y las aptitudes que se requieran, una ocupación de cara al público se beneficia de una segunda capa de habilidades relacionadas con el trato interpersonal. En este sentido, manejarlas con soltura repercute en la mejora de oportunidades laborales y también en el buen desarrollo de tu carrera profesional. Además, te permite ejercerlo de manera mucho más cómoda y satisfactoria para ti mismo.
Existe una buena oferta de profesionales especializados que pueden ayudarte en este sentido. También los libros y la literatura que hay publicada al respecto nos pueden ayudar; eso sí, trascendiendo del plano teórico: de poco sirve conocer las posibilidades de la escucha activa si luego no la hacemos. Así, la información es importante, pero la práctica lo es más.
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