Trauma por traición, una experiencia dolorosa y frecuente
Cuando un corazón se rompe a causa de una traición, no emite sonido alguno. Sin embargo, para quien lo sufre, el mundo entero se rompe en mil pedazos y cuesta lo indecible volver a recomponerlo. Porque el impacto psicológico que ocasiona el ser traicionado configura una de las experiencias más traumáticas para el ser humano. No podemos subestimar este tipo de realidades.
Lo llamativo es que, tras ellas, nos instan a que pasemos página. Nos repiten que no le demos importancia a ese desaire provocado por un amigo. A esa mala jugada de un hermano o a ese acto inesperado realizado por un familiar. ¿Y qué podemos decir de las traiciones sufridas en una relación de pareja? Son hechos a menudo devastadores que dejan un eco constante en nuestro interior.
Porque la herida de una traición es como una muesca en el cerebro y un atentado contra nuestros principios básicos de supervivencia. Las personas necesitamos construir vínculos sociales con los que sentirnos seguros. Si esto falla, se derrumban muchos de nuestros cimientos mentales y emocionales. Sanarlos es una necesidad. Profundicemos, por tanto, en este tema.
Ante un trauma por traición es decisivo no culparnos a nosotros mismos.
Trauma por traición: definición y características
El trauma por traición define la experiencia psicoemocional que sufrimos después de que se rompa o se viole el lazo de nuestra confianza. Esta vivencia la puede causar una, varias personas e incluso alguna institución. El presente concepto fue acuñado por la académica Jennifer Freyd en 1994, quien destaca la importancia de prestar una mayor atención a este tipo de experiencias.
En uno de sus trabajos más destacados, Betrayal Trauma: The Logic of Forgetting Childhood Abuse, 1998, destaca un dato significativo. Los niños que son maltratados y abusados por sus progenitores, además del propio trauma asociado a dichos actos, desarrollan también un trauma por traición.
Sentir que sus existencias dependen de personas que les ocasionan un daño origina un dolor psíquico profundo en esa mente infantil. Algunos pueden borrar o bloquear de la memoria dichos hechos. Cuando dependen para vivir de alguien que les ocasionó sufrimiento, el cerebro puede reprimir ese acto como mecanismo de defensa (y también de supervivencia). Son hechos muy complejos.
¿Qué tipologías existen?
A la hora de pensar en los traumas ocasionados por las decepciones y traiciones, es común visualizar de inmediato en las ocasionadas por las relaciones afectivas. Sin embargo, las hay de muchos tipos y todas igual de lesivas.
Asimismo, cabe señalar algo esencial. El impacto de una traición depende siempre de cuánto dependamos de esa figura que atenta contra los pilares de nuestra confianza. Conozcamos esas tipologías existentes:
- El trauma por traición de nuestras figuras de apego (familiares) es el más recurrente.
- Traición institucional. Sucede cuando una institución u organización que debería apoyarnos o cubrir nuestras necesidades actúa en nuestra contra o nos descuida. En este aspecto se integra desde instituciones sociales, sanitarias, militares, etc.
- Traiciones románticas. Las relaciones afectivas son escenarios comunes de los traumas por traición. Aparecen por las infelicidades, las mentiras y también por la violencia dentro de la propia pareja.
- Traumas ocasionados por la ruptura de la confianza entre amistades. Estas experiencias también pueden ser especialmente dolorosas.
¿Cómo se manifiestan?
La Universidad Rush realizó una investigación para profundizar y comprender mucho más esta realidad psicológica. Lo primero que debemos saber es que una traición puede dejar secuelas físicas y psicológicas.
Cuanto más íntimo sea el vínculo con esa figura que atenta contra nosotros, mayores son las secuelas que pueden dejarnos. Estos son los efectos que pudieron advertir en dicho trabajo:
- Una traición puede ocasionar con frecuencia un trastorno de estrés postraumático.
- Es común experimentar ansiedad y derivar en cuadros depresivos.
- Problemas para regular las emociones.
- Los niños que sufren un trauma por traición de sus cuidadores pueden desarrollar alexitimia.
- Es frecuente que aparezcan experiencias de disociación. Es decir, la mente se desconecta del momento presente o desplaza esa experiencia traumática.
- Los traumas por traición logran que dejemos de confiar en las personas y surjan problemas en nuestras relaciones.
- Pueden aparecer trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
- Problemas de salud física como alteraciones digestivas, cansancio, alergias, etc.
Buena parte de las traiciones surgen de la nada y no tienen explicación. Por mucho que nos esforcemos en encontrarle un sentido, puede que no lo tengan y eso es lo que más nos cuesta aceptar.
¿Cómo tratar este tipo de traumas psicológicos?
Vivimos en una sociedad empeñada en convencernos de que hay que eludir el dolor y seguir adelante. ¿Quién no ha experimentado en la propia piel una traición alguna vez? Sin duda, la gran mayoría de nosotros. Ahora bien, ¿qué es lo que solemos hacer tras estas vivencias? Por lo general, apretar los dientes, reprimir el dolor y procurar olvidarlo.
Sin embargo, desplazar lo sucedido no funciona, porque por lo general, queda siempre el sustrato de la rabia, la tristeza y hasta de la culpa. Es necesario abordar la herida de toda traición. Estas son las claves:
Deja espacio al dolor de la traición y descríbela
El primer paso es reconocer el dolor, dejar espacio a la vivencia de la traición y describirla. Debemos ser sinceros con nosotros y evidenciar con detalle cómo nos sentimos al respecto.
Detecta las emociones
Una traición suscita una elevada carga emocional nutrida por estados muy complejos. Hay, como hemos señalado, desde tristeza, ira, enfado, desesperanza y hasta culpa. Podemos escribir estas sensaciones y emociones que nos atenazan o compartirlas con alguien querido. Expresar en voz alta como nos sentimos puede sernos de gran ayuda.
Tras reconocer la herida, busquemos apoyo psicológico
El trauma por traición puede tener detrás otros traumas asociados. Es muy común llegar a la edad adulta sin sanar esas heridas ocasionadas en la infancia con nuestros progenitores. El peso del lazo afectivo vulnerado y dañado se convierte en una losa que, a menudo, veta poder alcanzar el bienestar en la edad adulta.
Busquemos el apoyo de profesionales especializados en el trauma. Abordar dichas heridas puede ser un viaje largo y doloroso, pero podremos alcanzar el bienestar y recuperar el amor propio, la calma y el bienestar.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Babcock RL, DePrince AP. Childhood betrayal trauma and self-blame appraisals among survivors of intimate partner abuse. J Trauma Dissociation. 2012;13(5):526-538. doi:10.1080/15299732.2012.694842
- Gagnon, K. L., Lee, M. S., & DePrince, A. P. (2019). Victim–perpetrator dynamics through the lens of betrayal trauma theory. In The Abused and the Abuser (pp. 131-140). Routledge.
- Goldsmith RE, Freyd JJ, DePrince AP. Betrayal trauma: associations with psychological and physical symptoms in young adults. J Interpers Violence. 2012;27(3):547-567. doi:10.1177/0886260511421672
- Freyd, J. J. (1996). Betrayal trauma. Encyclopedia of psychological trauma, 76.
- Kahn, L. (2006). The understanding and treatment of betrayal trauma as a traumatic experience of love. Journal of Trauma Practice, 5(3), 57-72.