¿Qué hacer con la disociación?

A lo largo de nuestra vida podemos experimentar episodios de disociación, pero, ¿qué podemos hacer con ellos? ¡En este artículo te lo contamos!
¿Qué hacer con la disociación?
Isabel Ortega

Escrito y verificado por la psicóloga Isabel Ortega.

Última actualización: 28 febrero, 2023

¿Alguna vez has sentido que mantenías una conversación con alguien estando distraído o que por más que leyeras un texto no podías enterarte de su contenido? Incluso, ¿has vuelto a tu casa sin ser consciente de haber recorrido el camino de vuelta? Esto se conoce como disociación.

Pero, ¿qué es la disociación? Se trata de un mecanismo que nos permite “escapar” de nuestra realidad, la cual se ha podido ver influenciada por un periodo de alteración emocional, aunque este se remonte a la infancia. Disociar se puede entender a través de la típica expresión: «de cuerpo presente, pero de mente ausente».

¿Disociar siempre es disfuncional? La respuesta es que no, aunque con frecuencia se asocia a una respuesta de ansiedad.

Mujer pensando
Algunos profesionales de la salud mental consideran que la disociación es un mecanismo de defensa del inconsciente.

¿Qué podemos hacer con la disociación?

Hay que destacar que la disociación se puede producir a lo largo de un largo espectro, desde no recordar momentos de nuestro día hasta soñar despiertos. Ahora bien, ¿qué podemos hacer con ella?

Utilizar nuestros sentidos

La primera propuesta es ayudarnos de uno o varios de nuestros sentidos en el momento presente, ¿cómo? Por ejemplo, podemos tocar algo que tengamos (ej. una chaqueta, una pared), oler un bote de colonia o incluso presionar el suelo con los pies.

Por ello, involucrar nuestros sentidos nos ayuda a “sentirnos conectados” y a estar presentes. Lo importante es ser conscientes de lo que estamos haciendo en el momento. Progresivamente, nuestros sentidos nos pueden ayudar a trabajar la disociación y conseguir poner nuestro foco de atención a nivel mental en aquella actividad, lugar o persona que queramos.

Otra idea interesante podría ser practicar la conocida aromaterapia. ¿Cómo puede influir en nosotros? Pues a través de los bulbos olfatorios de la nariz, los cuales envían la información de los aromas al sistema límbico, que es la parte del cerebro que procesa nuestras emociones.

Ejercicios de respiración

La respiración, una herramienta importante con la que contamos, nos puede servir como ayuda para gestionar diferentes estados emocionales que nos generan malestar. Además, realizar ejercicios de respiración nos puede ayudar a estar conectados con nuestra realidad.

Se trata de una práctica que podemos poner en marcha de manera progresiva. No es necesario dedicarle una gran cantidad de tiempo, y para ello nos podemos ayudar de determinadas indicaciones o videos.

Progresivamente, desarrollaremos una mayor facilidad para tener como herramientas propias estas pautas de respiración que iremos aprendiendo y a las que podremos poner en funcionamiento de manera inmediata.

Realizar actividades que nos hagan sentirnos “presentes”

Algunas actividades pueden ayudarnos a permanecer en el presente:

  • Describir nuestro entorno: puedes comenzar indicando el lugar donde te encuentras, y progresivamente ir describiendo detalles más específicos. Así, poco a poco, recuperarás la conexión con los que te está pasando ahora.
  • Practicar un deporte: encontrar un deporte que nos haga focalizar nuestra atención en este durante la duración del mismo.
  • Realizar una alimentación consciente: dedicar nuestra atención al momento en el que estamos comiendo, escuchando nuestras sensaciones tanto físicas como mentales.
  • Practicar meditación o mindfulness. El mindfulness tiene como objetivo practicar la consciencia en el momento presente. Ser capaces de dejar de prestar atención a pensamientos del pasado o futuro. Jon Kabat-Zinn, referente mundial de mindfulness, lo define como:

«Prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar».

-Jon Kabat-Zinn-

La terapia y la disociación

Hay técnicas para gestionar los síntomas característicos de la disociación. Podemos buscar un profesional especializado que nos brinde herramientas más específicas para nuestra disociación.

En terapia también solemos llegar a conocer el motivo de nuestras experiencias de disociación, es decir, la causa. Una información muy valiosa para diseñar un plan de intervención que realmente nos ayude.

En este sentido, no podemos olvidar que cada persona es diferente, por lo que la disociación de cada uno también. Cada disociación lleva implícita detrás una historia, con experiencias, emociones, factores y pensamientos diferentes.

Pero, ¿hay que realizar las recomendaciones anteriores? La clave no está en realizar cada una de las actividades anteriormente mencionadas. Lo importante es realizar una actividad que nos motive y nos hago poner nuestro foco de atención en ella y en nuestro momento presente, con el fin de contribuir a mejorar esos episodios de disociación.

¿No hay una única alternativa? No, se trata de buscar la alternativa que más nos ayude y se adapte a nosotros.

Entonces, ¿qué es lo que realmente nos ayuda a sentirnos conectados con el momento actual? Nuestra consciencia plena, lo que se entiende por vivir y sentir el momento actual. Aunque no se nos puede olvidar que es una habilidad más, la cual lleva tiempo adquirir, y no por ello debemos tirar la toalla.

A algunas personas les puede venir bien correr; en cambio, a otras dibujar. Cierto es, que podemos poner en prácticas varias de ellas, no solo aquellas que no nos cuesten esfuerzo. Tal vez, podemos combinar otras, las cuales nos pueden ayudar, pero sería interesante establecerlas como un hábito de manera progresiva. Hemos mencionado antes que la disociación se mueve a lo largo de un espectro, pues las posibles herramientas para gestionarla también.


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  • Coffeng, T. (2005). The Therapy of Dissociation: Its phases and problems/Die Therapie der Dissoziation: Ihre Phasen und Probleme/La terapia de disociación: sus fases y problemas/Dissociatie, fasen en verwikke-lingen van de psychotherapie. Person-Centered & Experiential Psychotherapies4(2), 90-105.

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