Un hogar se construye con emociones
Mi Hogar.
Es el refugio de las tempestades externas.
Es mi reposo aunque haya guerra.
Mi hogar.
Es el color con el que siempre pinto
dondequiera que me encuentre.
Mi hogar.
Es mi pausa para luego seguir,
Es el mejor lugar donde quiero compartir.
Mi hogar.
Es mi hoy, donde también yo doy,
me hago sentir, es donde demuestro quién soy.
Mery Bracho
Hogares felices, personas sanas
Cuidar el clima emocional en nuestro hogar es clave para desarrollarnos como personas, para sentirnos bien y para sentir la incondicionalidad y la compañía propias de la vida en familia.
Un hogar es un lugar en el que podemos ser nosotros mismos. Pero también hay un gran peligro, el del “todo vale”. Es decir, la confianza y los hábitos pueden hacer que nos dejemos llevar y descuidemos ciertos principios como el del respeto y la solidaridad.
Es súper importante que cocinemos a fuego lento la calidez, el respeto, el autocontrol y la bondad en nuestra casa. Al fin y al cabo, se trata de cuidar nuestras emociones y nuestro bienestar común. La inteligencia emocional se cimienta en nuestro hogar y será la mejor garantía de una vida feliz.
Además, la educación emocional se hace, si cabe, mucho más importante cuando hay niños en nuestro hogar. Ellos son quienes sufren con mayor intensidad estos conflictos a los que estamos acostumbrados. Por esta razón, es importante que hablemos de nuestros sentimientos y emociones antes de que exploten y se conviertan en rivales de nuestra salud familiar.
La prueba del vecino
Imaginaos que un día estáis todos desbordados en casa y os encontráis peleándoos sin control. Reproches, gritos, peleas… La tensión ha invadido vuestra casa y estáis al borde del colapso.
De repente, alguien llama a la puerta. Es el vecino. De pronto todo se calma, recogemos nuestras cosas y nuestro mal humor, le hablamos con moderación y amabilidad y nos ofrecemos a él con toda nuestra hospitalidad.
Cuando el vecino se va pueden ocurrir dos cosas: empezar todos a pelear de nuevo o que cada uno retome sus actividades con normalidad.
¿Por qué necesitamos que un vecino nos obligue a autocontrolarnos? ¿Por qué no somos capaces de echar el freno y actuar con inteligencia emocional?
3 claves para mejorar el clima emocional en el hogar
Elsa Punset nos presenta en el vídeo que enlazamos al final unas claves para mejorar el clima emocional en el hogar y no salirnos de tono con tanta facilidad…
1. Hazte preguntas y ponte a prueba…
¿Eres capaz de comportarte con tu familia un día entero como si os estuviese escuchando el vecino? ¿Vas a decirle algo a tu familia que el vecino no puede escuchar?
Como venimos diciendo, es esperable que esto resulte complicado. Por eso, los especialistas recomiendan poner en práctica esto durante al menos un día a la semana pues ayudará a restablecer nuestro equilibrio emocional.
2. Cuida tus expresiones y tus muestras de cariño
Todos necesitamos que de vez en cuando nos hablen con cariño y permisividad. El estrés, la rutina y la cotidianidad hacen que, con frecuencia, hablemos a nuestros seres queridos con dureza, lo cual acaba mermando la confianza forjada y el calor del hogar.
3. La prioridad es el bienestar conjunto e individual
Todos debemos cuidar de todos. Habitualmente, priorizamos nuestros intereses sin darnos cuenta del daño que puede ocasionar el egoísmo emocional. Es importante compartir momentos y ayudarnos cada día. El simple hecho de interesarnos por cómo le va al otro en su cotidianidad resulta reconfortante, lo que permite que el clima emocional que respiramos no nos dañe.
Un hogar es la construcción más importante de nuestra vida. Cuidémoslo.
Imagen principal cortesía de Víctor Rivas Fernández, De la Luz y de las Mariposas