Un profesor trabaja para la eternidad
Ser profesor es una profesión de gran responsabilidad, ya que su tarea es de un valor incalculable. Por ello, tienen que tener una buena formación inicial y estar constantemente actualizados. No basta con transmitir conocimiento, tienen que mediar entre este y el alumno, promover valores, y a la vez, ser expertos en un sinfín de cosas: nuevas tecnologías, gestión de recursos, evaluación, inteligencias emocionales, etc.
Un buen docente se preocupa por cada uno de sus alumnos, da una educación inclusiva, tiene empatía y se focaliza en el aprendizaje más que en la enseñanza. Hablamos de una educación integral del alumno donde se le enseñe a desenvolverse para la vida que le espera.
El papel del docente y la importancia de la colaboración
Con los nuevos retos educativos, el rol del docente cambia; ya no es un mero transmisor de conocimiento, sino que se convierte en el guía del proceso de enseñanza/aprendizaje.
La coordinación entre docentes cobra aquí un papel importante: proporciona posibilidades de aprendizaje entre profesionales, se comparten conflictos y se reduce el estrés y el exceso de trabajo.
Trabajando en equipo se aprende de las experiencias de los demás, de los distintos puntos de vista y se intercambian diferentes formas de hacer. Ayudando y colaborando aumenta la motivación y las ganas de realizar actividades y proyectos con otros docentes formando un equipo.
Todo esto mejora la gestión del conocimiento, permite mejorar la atención al alumnado y a saber qué hacer en otras materias para conectarlo con la suya.
“Educar la mente sin educar el corazón no es educación en absoluto”.
-Aristóteles-
Mucho más que impartir clases
Todo profesor trabaja con el saber y con los individuos. Y no es solo el experto en la materia o alguien que sabe escuchar y querer a sus alumnos, o la mezcla entre eso, es también ese alguien que disfruta haciendo lo que hace y con quien lo hace, alguien que tiene sus propios objetivos a cumplir.
Como cita Aristóteles, no basta con transmitir conocimiento, puedes querer y enseñar a tus alumnos al mismo tiempo sin tener que descuidar ninguna de las dos partes.
Para enseñar una asignatura, lo único importante no es dominar su contenido, puesto que además hay que encontrarle sentido a ese contenido que se está enseñando. Al mismo tiempo, existen otros aspectos importantes, como definir funciones, delimitar responsabilidades, discutir y negociar los sistemas de trabajo y de evaluación. Inculcar valores, fomentar la creatividad, el pensamiento crítico y la fomentar la cooperación, porque no solo es importante enseñar cuanto suman dos más dos o el nombre y cauce de los ríos de España.
“Es posible que mucha gente piense que ser profesor no es algo socialmente relevante, pues nuestra sociedad sólo valora el poder y el dinero; pero a mí me queda el desafío del saber y la pasión por comunicarlo. Me siento heredero de treinta siglos de cultura, y responsable de que mis alumnos asimilen nuestros mejores logros y extraigan consecuencias de nuestros peores fracasos”.
-J. M. Esteve-
Enseñar con pasión
Un docente que realiza su trabajo con pasión, genera una relación con el alumno que va más allá del aula, se crea una relación mutua de ayuda y admiración. Un trabajo para que el alumno aprenda y se supere, no solo para que un alumno termine el curso con una nota determinada.
El trabajo de enseñar tiene que ver con dejar una huella en la vida de alguien para siempre y la fuerza de un maestro es muy transformadora si se cree en lo que se está haciendo. Los docentes tienen el poder de transformar a la sociedad.
Docentes que utilizan nuevas metodologías con las que el alumnado aprende de una forma activa, se fomenta el aprendizaje colaborativo, trabajando la creatividad y el descubrimiento. Se apuesta por conseguir un desarrollo efectivo de las competencias necesarias para que los estudiantes puedan desenvolverse en la sociedad en la que vivimos.
Personas a las que les apasiona enseñar, personas motivadas y que se mantienen actualizadas para realizar lo mejor posible su trabajo. Personas que dan las gracias por ser docentes, personas a las que les gusta trabajar con personas.
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- Meirieu, P. (2006). Carta a un joven profesor (pp. 21-29) Barcelona: Graó.
- Esteve, José M. (2003). La aventura de ser maestro. Ponencia presentada en las XXXI Jornadas de Centros Educativos. Universidad de Navarra.