Un viaje al optimismo
El pasado fue siempre peor, y no hay duda de que el futuro será mejor. Este es el mensaje optimista al que nos invita Eduardo Punset en su libro Viaje al optimismo. En este viaje, se plantean los constantes avances científicos que justifican abordar con entusiasmo el futuro.
En este libro Punset afirma que hoy más que nunca es necesario aprender a desaprender, debido a los grades avances que se han producido en tan poco tiempo en nuestra sociedad y que nos invitan a cuestionarnos gran parte del conocimiento que damos por asentado. También hace hincapié en la importancia de asumir que la gestión de las emociones es una prioridad inexcusable.
Vivimos dominados por el pesimismo cuando no tenemos una concepción pausada y responsable del tiempo. Solo cuando se contempla el pasado y el futuro en perspectiva comprendemos que la continuidad del optimismo ha permitido a la especie sobrevivir y estimulado su motivación para superarse. El optimismo no es más que la concepción de la esperanza.
Para sobrevivir hemos tenido que ser fieles a nosotros mismos, a nuestras familias, a nuestra cultura y a nuestro planeta. En este viaje al optimismo pretende ser una llamada de atención al lector para que recuerde algunos secretos que convendría que no olvidara en épocas de cambio.
“Conocer de dónde venimos es crucial para saber hacia dónde vamos”
-Eduardo Punset-
¿Cualquier tiempo pasado fue peor?
Frente a todos los que creen que la actual crisis económica o los constantes escándalos de corrupción son los síntomas de un mundo occidental podrido, en estado de descomposición, Punset mantiene su optimismo en el potencial de los descubrimientos científicos para impulsar el verdadero progreso de nuestra sociedad.
Hoy sabemos que la esperanza de vida aumenta dos años y medio cada década, por primera vez en la historia de la especie humana. El descubrimiento de la plasticidad neuronal pone en nuestras manos un poder desconocido hasta hace unas décadas: tenemos la posibilidad de intervenir sobre la arquitectura de nuestro cerebro también después de traspasar los umbrales de la infancia y la adolescencia.
Y es que para Punset, la esperanza de un cambio está ante todo en la educación, pero en una educación que tenga en cuenta todo lo que está descubriendo la investigación científica sobre el cerebro humano. Considera que las investigaciones que han desvelado la impresionante plasticidad del cerebro humano demuestran hasta qué punto la educación y las experiencias formativas de cada ser humano pueden moldear sus habilidades intelectuales, su creatividad o la capacidad para gestionar sus emociones.
Por todo esto, el autor de Viaje al optimismo mantiene que sin lugar a dudas cualquier tiempo pasado siempre fue peor; a pesar de todos los pesares, nunca hubo un momento de mayor optimismo y más fundamentado que el actual.
“Nunca puedes planear el futuro a través del pasado”
¿Por qué nos preocupamos más de la cuenta?
La sociedad contemporánea adoptó la preocupación como algo necesario, haciéndonos sentir que debemos preocuparnos para que algo salga bien. la preocupación se ha trasformado así en una condición sine qua non para el éxito. Hemos adquirido una programación odiosa: pensamos que, si no nos preocupamos por algo, no le estamos dando importancia que merece, por eso si nos mostramos tranquilos ante una situación que a los demás les causa preocupación podemos llegar a sentirnos culpables, por absurdo que parezca.
La mayoría de los “hechos futuros” que nos preocupan no ocurrirán nunca y con la mayoría de los que sí ocurren nos dejan la sensación de que “no eran para tanto”. Además, también nos damos cuenta de que la preocupación al fina no nos ha ayudado en nada a enfrentar la dificultad. Por otro lado, cuando logremos entender que preocuparnos por aquello sobre lo que no tenemos control es inútil, entonces abriremos las puertas a la relajación.
Piensa que cuando nos preocupamos demasiado por algo nuestro cuerpo genera una hormona llamada cortisol, conocida también como la hormona del estrés. El cortisol aumenta los niveles de azúcar en la sangre y mina el poder de tu sistema inmunológico, volviéndonos más propensos a contraer enfermedades.
Punset en su análisis enumera varias claves para que la preocupación no adquiera un papel predominante en nuestro sentir, como no anclarse en el pasado, poner empeño en potenciar tus fortalezas o compartir y cuidar las relaciones con los demás. Pero, fiel a su formación científica, incide en la importancia que tiene ‘verbalizar’ los sentimientos y eliminar los prejuicios en los que se ancla la preocupación.
Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.