Walt Whitman: el poeta del entusiasmo por la vida
Walt Whitman fue uno de los escritores norteamericanos más influyentes, conocido también como el padre del verso libre. Ensayista, periodista, enfermero… Sus poemas transmitían pasión, euforia y alegría, hablaban del amor, la sexualidad, la naturaleza y el entusiasmo por la vida. Fue por encima de todo, un humanista, alguien que creía en la libertad y que inspiró a múltiples generaciones con su legado.
Conocido sobre todo por poemarios como Hojas de Hierba, Whitman fue un claro ejemplo de esas personas capaces de hacer frente a la adversidad para alcanzar sus sueños. Además, dio apoyo espiritual a los soldados en la Guerra de Secesión para poco después, sufrir un ataque y quedar con una invalidez.
Nada de eso afectó a su carácter ni al empeño por dar forma a una obra que siempre fue duramente criticada. Admiraba a Keats, Shakespeare y a Emerson, pero que sin embargo, intentó buscar nuevas formas expresivas. Se alzó también, durante muchos años, como un periodista comprometido con la abolición de la pena de muerte, el fin de la esclavitud y la igualdad entre las personas.
Fue un hombre valiente y moderno. Alguien que ensalzó el verso libre, un estilo, a veces, salvaje y falto de rigor, que estaba sin duda en consonancia con su propio carácter. Así, y aunque su estela chocaba con esa sociedad puritana que le rodeaba y ligada aún a los más estrictos convencionalismos sociales, fue capaz de darnos una obra única y excepcional que marcó la historia de la literatura.
“Yo me celebro y me canto,
Y lo que asumo, tú lo asumirás,
Porque cada átomo de mi cuerpo que me pertenece,
también te pertenece”.-Canto a mí mismo-
Biografia Walt Whitman, el periodista que se convirtió en poeta
Walt Whitman nació en 1819 en West Hills, Nueva York. Era el segundo hijo de nueve hermanos del matrimonio formado por Walter y Loisa Van Velsor. Una familia de cuáqueros que hizo frente durante toda su vida a la dureza de la escasez y los problemas económicos.
No obstante, y en medio de la carestía, el pequeño Whitman se las ingenió para alzarse como un hábil autodidacta. Se familiarizó de forma temprana con los clásicos, leyó a Dante, a Shakespeare y a Homero quedando rápidamente cautivado por la literatura y la poesía.
Con 12 años empezó a trabajar en una imprenta. Un entorno idóneo que le permitió ayudar a su familia y empezar a formarse más tarde como profesor, cumplidos los 17. Después de terminar la carrera, y de trabajar un tiempo en diversas escuelas rurales de Long Island, Walt Whitman inició una etapa decisiva en su vida: el periodismo.
El poeta comprometido con los derechos sociales y la libertad
Tras dejar su trabajo como maestro, Whitman regresa a Nueva York para fundar su propio periódico: The Long Islander. Él mismo acaba cumpliendo las tareas de editor, periodista y repartidor. En esta publicaciones ya pueden verse esos trazos que marcan su estilo, como los whitmanismos (uso de palabras inventadas) las cuales, aparecieron más tarde en todos su relatos, versos y cartas como las que intercambiaba con su pareja, Peter Doyle.
Asimismo, cabe destacar una de las características más destacadas de Whitman: su compromiso social. Hablaba sobre la necesidad de abolir la esclavitud, terminar con la pena de muerte, mejorar los salarios y los derechos sociales. Esa tirada semanal tuvo notable éxito, de manera que no tardó en editar nuevos periódicos, hasta fundar el más conocido de todos, el Brooklyn Freeman.
Esas ganancias le permitieron publicar en 1855 la primera edición de Leaves of Grass (Hojas de hierba). Un conjunto de 12 poemas que serían más tarde elogiados por Ralph Waldo Emerson. No obstante, los críticos y los lectores solo vieron un estilo poco cuidado, apasionado y hasta libertino por exaltar, entre otros temas, aspectos como la homosexualidad y la bisexualidad.
Tanto es así, que la publicación del libro le trajo más tarde notables problemas. Con la llegada de la Guerra de Secesión Walt Whitman se dedicó a atender a los heridos. Se formó como enfermero eligiendo más tarde esa labor terminado el conflicto. El Departamento de Interior agradeció su dedicación, pero tras descubrir que era el autor de Hojas de hierba fue despedido.
“Yo canto al cuerpo eléctrico, de la cuna que se mece eternamente”.
Época de carencia, época de creación
Walt Whitman luchó por subsistir a duras penas en las épocas siguientes. Cuidaba de sus hermanos y su madre enferma. Conseguía empleos esporádicos y recibía la ayuda de escritores y amigos de otros estados y de Inglaterra. Sus últimas décadas fueron complicadas, pero jamás perdió su entusiasmo, su pasión por escribir, por defender sus ideas.
Siguió escribiendo y revisando muchos de sus trabajos y poemas. En 1870, Whitman se estableció en Camden, Nueva Jersey, donde sufrió un derrame cerebral quedando parcialmente paralizado. Tampoco esto venció su ánimo, ya que su libro Hojas de hierba siguió publicándose con ayuda de sus amigos en 1876, 1881 y 1889.
Su última publicación fue Adiós, mi fantasía en 1891. Fallecería el 26 de marzo de 1892, a causa de una neumonía. Tenía 72 años.
Un estilo avanzado para su época
“ Me canto a mí mismo, / y lo que yo acepto tú aceptarás, / pues cada átomo de mí también es parte de ti”.
Así comienza el poema Hojas de hierba. Walt Whitman, junto con Emily Dickinson, fue uno de los poetas más importantes de Estados Unidos. Sin embargo, su obra fue completamente despreciada en su día y muy poco entendida. En aquellos años, fue todo un escándalo que un poeta no cuidara la rima, que hiciera uso de un estilo narrativo y un verso libre.
Aún más, lo más llamativo y censurado fue que hablara del sexo de una manera abierta, exaltando por ejemplo la belleza de amar a hombres y mujeres por igual. El mundo no estaba preparado aún para figuras como él. No era el momento para sintonizar con su humanidad y con esa expresión de la naturaleza tan intensa, libre alegre y vital.
Walt Whitman creó una poesía nueva para un pueblo nuevo y pocos lo entendieron. Sus versos reflejaban palabras puras y transparentes de lo que uno siente al amar, al abrazar, al ser conscientes de la compañía del otro, de la grandeza de amarnos a nosotros mismos, de crear realidades más justas.
Por ello, leer sus obras, volver al universo único de sus poemas, es hacerle un homenaje. Es celebrar con él todos esos mensajes que nos dejó en sus versos libres, es reencontrarnos con su arte como si nos estuviera hablando frente a frente, corazón con corazón: “si no me encuentras al principio no te desanimes, / si me pierdes en un lugar busca en otro, / me detendré en algún lugar a esperar por ti.”
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- Loving, Jerome (1999) Walt Whitman: The Song of Himself. University of California Press
- Reynolds, David S (1995) Walt Whitman’s America: A Cultural Biography. New York: Vintage Books