William Wilson, un cuento de E. A. Poe para reflexionar
Edgar Allan Poe es uno de los genios de la literatura más reconocidos a nivel mundial; y no solo por su obra, sino también por su turbulenta vida, su muerte y las misteriosas visitas de un posible admirador a su tumba. En definitiva, además de regalarnos obras tan memorables como El Cuervo, se ha convertido también en una figura muy ligada al misterio; un personaje, sin duda, muy atractivo e interesante. De entre toda su producción literaria, me gustaría destacar un cuento en especial, William Wilson, una narración breve que nos acercará al subconsciente del autor y a un tema muy tratado en la literatura: el tema del doble o Doppelgänger.
Edgar Allan Poe nació un 19 de enero en Boston, Estados Unidos; se le considera el creador del relato detectivesco, el renovador de la novela gótica y, sin duda, un gran maestro del terror. Del terror psicológico, de ese que indaga en la mente humana, que nos perturba e incomoda.
Quizás, si la vida de Poe hubiese sido una vida tranquila, equilibrada y no hubiese tenido problemas con el alcohol ni problemas familiares, no habría sido el genio literario que conocemos hoy en día. La vida de Poe fue, sin lugar a dudas, tormentosa; y esa inquietud y tortura mental que vivía la vemos reflejada en sus obras.
William Wilson es uno de los relatos más interesantes de E.A. Poe. Es un relato que supone una renovación de la idea del doble que se tenía en la literatura; es un antes y un después. William Wilson es un relato en primera persona, donde el “autor” se presenta como William Wilson, aunque nos advierte que es un nombre falso; la historia se centra en la vida de este personaje y de un compañero con su mismo nombre y apellido que le perseguirá toda la vida.
Estos dos personajes no tienen ningún parentesco, pero además de compartir nombre, comparten apariencia física; el William Wilson “doble” será el único personaje que logre enfrentar al William Wilson “original”, el único que pueda hacerle sombra y superarlo.
Subconsciente, doble y literatura
El psicoanálisis, pese a lo que pueda parecer, puede ser muy útil en el análisis de los textos literarios, especialmente, de aquellos que presentan una mayor carga simbólica. El psicoanálisis puede ser una herramienta muy útil en literatura, en La interpretación de los sueños y Psicopatía de la vida cotidiana de Freud se expone la idea de que los sueños suponen una liberación/expresión de los traumas en relación con la famosa estructura psíquica: inconsciente, preconsciente y consciente. El inconsciente trata de hacer aflorar los traumas y Freud interpretó los sueños como un vehículo para este viaje hacia la conciencia.
La literatura y el arte han sido vistos como un mecanismo similar al de los sueños, donde los autores a través de metáforas y símbolos dejan ver posibles traumas. Freud agrupa una serie de fenómenos que vemos en literatura: la aparición del doble, el cuerpo desmembrado, el pensamiento mágico, etc.
A lo largo de la historia de la literatura, encontramos un gran número de símbolos y metáforas que podemos interpretar gracias al psicoanálisis. Uno de los casos más estudiados es, quizás, el complejo de Edipo; podemos encontrar infinidad de símbolos fálicos, formas de muerte simbólica de la figura del padre (eliminación del rival)… en infinidad de poemas y obras literarias. Un buen ejemplo de esto sería el poema La Madre de Dámaso Alonso; y en arte, Saturno devorando a su hijo de Goya, obra que ha sido interpretada desde el psicoanálisis y que guarda relación con el canibalismo, la melancolía, la destrucción y problemas de tipo sexual.
La literatura supone un camino de entrada hacia el inconsciente, y esto no es algo que nazca con Freud, sino que ha estado presente a lo largo de toda la historia. Por ejemplo, Aristóteles decía que, asistiendo a espectáculos de tragedias griegas donde se observan auténticas brutalidades, se da rienda suelta a la purga y purificación de las emociones. En literatura y arte podemos observar todo tipo de conflictos internos de lo más desagradables, pero que suponen una liberación.
El tema del doble se asocia a la ideación del alma, establece una estructura de duplicidad y se manifiesta a través de espejos, reflejos (agua), etc. Por ello, cuando analizamos una obra literaria o artística, es interesante prestar atención a estos pequeños detalles, que pueden darnos pistas del verdadero significado de la obra.
Ya en la Antigüedad, encontramos al personaje mitológico de Narciso, que se enamora de su reflejo en el agua, uno de los primeros ejemplos del tema del doble; esto también lo vemos en algunas comedias de Plauto. En origen, el doble había sido visto como un elemento de comicidad: confundir gemelos y contarle algo al gemelo equivocado, situaciones confusas que producen la risa, etc. Sin embargo, especialmente con la llegada del Romanticismo, aparece la idea del doble maligno, del “gemelo malvado” y pasará a recibir un tratamiento dramático, dejando de lado la comicidad.
William Wilson va un paso más allá de este dramatismo, el doble de William Wilson no es el clásico gemelo maligno, sino que es un personaje “superior” a él en algunos aspectos, un personaje que será una especie de voz de su conciencia, es una versión mejorada y, como consecuencia, una amenaza al orgullo del protagonista.
El tema del doble en William Wilson
La narración en primera persona y la fecha de nacimiento de William Wilson (19 de enero, igual que Poe), nos invitan a penas en una obra con tendencias autobiográficas. Algo que realmente no nos sorprende teniendo en cuenta la turbulenta vida del autor, William Wilson sería una especie de toma de conciencia para Poe, una especie de muestra de la lucha interna que vivía el autor en esos momentos.
El desdoblamiento de la personalidad se hace patente desde el comienzo, no solo por la aparición del doble, sino también por el nombre elegido: William Wilson. La inicial, “W”, por sí misma implica duplicidad y, además, se repite tanto en nombre como en apellido; algo que, teniendo en cuenta el argumento de la obra, no ha sido elegido al azar.
William Wilson y su doble se convierten en compañeros inseparables; algo le invita a odiarlo y atacarlo porque es una amenaza, pero al mismo tiempo, siente cierto aprecio hacia su doble, pues se ve reflejado en él. Las similitudes se hacen cada vez más patentes, llegando el doble a copiar su forma de vestir y de caminar. En este sentido, William Wilson es un personaje atrevido, que sobrepasa las barreras de la legalidad y de lo “socialmente correcto”, le gustan los excesos y el alcohol; su doble, en cambio, tratará de sabotear los planes de Wilson.
El problema del doble se ve abordado de una forma audaz y profunda en esta obra, el doble se convierte en una auténtica pesadilla para el protagonista, en un claro reflejo de los conflictos personales del autor. El desdoblamiento de la personalidad desembocará en una situación agobiante, cargada de ansiedad para el protagonista y que, como era de esperar en una obra de este estilo, nos lleva a un desenlace espectacular donde, por supuesto, no faltará la figura del espejo.
En definitiva, una narración digna de análisis, cargada de elementos simbólicos que merece más de una lectura y que nos acerca a los problemas del propio Poe. William Wilson es un relato en clave autobiográfica, donde el autor cuestiona su propio estilo de vida y entabla un diálogo con su propia conciencia.
“Durante la hora de lectura, el alma del lector está sometida a la voluntad del escritor”.
-Edgar Allan Poe-