3 tipos de estrategias de aprendizaje
El aprendizaje significativo depende tanto del proceso de enseñanza como del modo en que los alumnos procesen dicha información. Así, si hay algo por lo que se han preocupado siempre los psicólogos educativos es por optimizar al máximo ambas dimensiones, por hacer de esas dinámicas en las aulas escenarios más ricos, productivos y válidos para todos.
El objetivo principal de las estrategias de aprendizaje es por tanto lograr que los alumnos se conviertan en aprendices más eficaces. La exploración y la investigación en este campo nos ha dotado siempre de diferentes maneras para conseguirlo. Las tres estrategias de aprendizaje más famosas son las mnemotécnicas, las estructurales y las generativas. Son enfoques que sin duda nos serán conocidos a todos nosotros porque las hemos usado en más de una ocasión.
Asimismo, hay algo que no podemos olvidar: pocos desafíos son tan relevantes como diseñar un plan de estudio en un centro educativo con las estrategias de aprendizaje que se aplicarán en él. Definir las estrategias y hacer uso de las más adecuadas para los alumnos es algo de gran trascendencia y que vale la pena conocer.
“La educación es el desarrollo de la persona en toda la perfección de que su naturaleza es capaz”
-Immanuel Kant-
Diferencia entre técnicas y estrategias de aprendizaje
Para empezar, es importante diferenciar entre técnicas y estrategias de aprendizaje. Así, mientras las técnicas hacen referencia a actividades especificas y delimitadas, diseñadas para alcanzar objetivos de aprendizaje acotados a escenarios concretos, las estrategias puede entenderse como el conjunto de técnicas que ponemos en práctica para alcanzar objetivos más globales de aprendizaje.
De esta forma, diversas técnicas pueden coexistir dentro de una misma estrategia y pueden ir variando, modificándose o haciéndose más complejas en función del contexto y de la respuesta recibida por parte de los estudiantes. Las estrategias, por el contrario, suelen planificarse de manera más estructurada y su efectividad se evalúa al terminar un intervalo determinado de tiempo, es decir, un semestre académico, un año lectivo, o un trimestre de clases.
Estrategias mnemotécnicas
Las estrategias mnemotécnicas son sin duda las más clásicas. Este tipo de enfoque ayuda a los estudiantes a memorizar contenidos como hechos o términos específicos. Por ejemplo, son útiles a la hora de recordar capitales, fechas importantes, vocabulario de un idioma, etc. Así, algo que todos sabemos es que cuando es necesario memorizar datos, no hay mejor opción que las estrategias mnemotécnicas. ¿La razón? Nos ofrecen un medio para establecer algún grado de significación.
Estas estrategias han sido ampliamente validada, razón por la que llevan utilizándose durante muchísimo tiempo. El psicólogo Allan Paivio explicó que estas funcionan debido a tres razones:
- Codificación dual: muchas de estas estrategias suponen el empleo de códigos no verbales (imágenes) junto a códigos verbales (palabras). Lo que supone que el mismo contenido esta codificado de dos maneras distintas. Según los principios conexionistas esto facilitaría el acceso a la información.
- Organización: otra forma de funcionamiento de estas estrategias es crear un contexto coherente donde encajar la información. Esto permite tener la información relacionada entre ella, en lugar de estar fragmentada. Por ejemplo nos es más fácil recordar una lista de palabras si formamos una frase con ellas.
- Asociación: la formación de relaciones intensas entre elementos también es una opción para el aprendizaje significativo. Las asociaciones intensas ayudan, debido a que cuando se ve un elemento de los dos, el otro se recuerda fácilmente.
Un ejemplo de estrategia mnemotécnica es el método de la palabra clave. Este método tiene una fuerte utilidad a la hora de aprender vocabulario en un idioma extranjero. Consiste en una vinculación fonética e icónica, para una explicación detallada.
Por otro lado, cabe decir que es muy común que este tipo de enfoque basado en la memorización tenga alguna que otra crítica. Sin embargo, estudios como el publicado en el Journal of Experimental Child Psychology y llevado a cabo en la University of Michigan, nos indican que es un pilar básico en los procesos educativos. Es un modo de potenciar la memoria y de asentar conocimientos. Por supuesto, es necesario que se combine con otras estrategias de aprendizaje.
Estrategias estructurales
El segundo tipo de estrategias de aprendizaje son las estructurales. Su función es estimular el aprendizaje activo al alentar a los alumnos a seleccionar mentalmente elementos relevantes de la información y relacionarlos entre sí en una estructura. Aquí nos encontramos con las técnicas de confección de mapas conceptuales, diagramas de flujo o esquemas, etc.
Obviamente, no es suficiente con que el profesor diga al alumno que debe hacer esquemas y resúmenes. Estos solo serán útiles si el estudiante sabe cómo realizarlos. Por ello es interesante y productivo que los profesores instruyan a sus alumnos acerca de su realización. El aspecto más difícil de esta formación es enseñar a detectar los aspectos más relevantes o significativos de un texto o exposición.
El efecto que tienen esta estrategia en el aprendizaje se deduce rápidamente. Cuando organizamos el material en pequeñas ideas muy relacionadas entre sí, es más fácil acceder a él. También al crear asociaciones intensas entre esas ideas, será más fácil acceder al resto de información en nuestra memoria.
Los datos y las investigaciones, como la llevada a cabo en la Universidad de Melburne nos muestra que aquellos alumnos que utilizan estas técnicas aumentan considerablemente su rendimiento. Además, ayudan a formalizar una comprensión auténtica de los contenidos, en lugar de un aprendizaje memorístico y superficial. Por esto, es interesante incorporar en las aulas esta estrategia de aprendizaje.
Estrategias generativas
Con las anteriores estrategias hemos analizado formas de ayudar a los alumnos a recordar hechos específicos y a organizarlos en estructuras; es decir que resultan útiles para enfrentarse a informaciones nuevas que deben ser aprendidas. Ahora bien, otro aspecto importante del aprendizaje es la integración de los contenidos nuevos con los conocimientos previos. Y aquí es donde entran las estrategias generativas.
E. Z. Rothkopf, un reconocido psicólogo educativo, denominó a aquellas actividades en las que el alumno produce conocimiento con el término “actividades matemagénicas”. Ejemplos de ellas son tomar notas, subrayar, generar y responder a preguntas o repetir en voz en alta. Este tipo de actividades ayudan a la comprensión profunda gracias a que fuerzan a los alumnos a integrar su conocimiento.
Muchos psicólogos entienden el aprendizaje activo como la generación por parte del alumno de las relaciones entre las ideas. Por esta razón las estrategias generativas son una gran herramienta para lograr despertar en los alumnos ese tipo de aprendizaje. Instruir a los alumnos en cómo tomar notas o en cómo realizarse preguntas a sí mismos facilita en gran medida la comprensión profunda y la integración de los conocimientos adquiridos.
A lo largo del artículo hemos visto y explorado distintas estrategias de aprendizaje con gran potencial y utilidad en las aulas. La investigación científica de la instrucción y de la educación nos ayuda a lograr ese aprendizaje activo y profundo que buscamos en los alumnos. Sería un gran error no seguir las directrices y evidencias que nos aporta la psicología educativa.
Por otro lado y para terminar, si nos preguntamos ahora qué tipo de estrategia educativa es la más válida, cabe recordar algo esencial. No hay un enfoque más efectivo que otros: todos son útiles, necesarios y fiables. Educar es al fin y al cabo entender las necesidades de cada alumno y poner a su alcance las mejores respuestas. Así, cada perspectiva aquí mostrada forma parte del quehacer diario de los alumnos y profesores. Saber potenciarlos es clave para optimizar el aprendizaje.