¿Los exámenes evalúan correctamente a los alumnos?

¿Los exámenes evalúan correctamente a los alumnos?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 03 agosto, 2019

Hoy en día el método más utilizado para evaluar a nuestros alumnos son los temidos exámenes. Hablamos de pruebas donde el evaluado tiene que responder una serie de preguntas sobre la asignatura a evaluar. Pero, ¿estos exámenes son la mejor manera de evaluar los conocimientos de los alumnos? ¿Existen otras alternativas?

Antes de hablar sobre la validez de los exámenes y las alternativas, es importante saber qué es la evaluación y qué objetivo persigue. Si le preguntamos a una persona cualquiera qué es la evaluación de un alumno, probablemente nos responderá de manera indirecta: afirmando que sirve para comprobar si el evaluado  tiene los conocimientos necesarios.

Así, en caso de tenerlos, el alumno aprobaría y en caso contrario suspendería. Sin embargo, en la realidad, esta última ley está lejos de cumplirse y por lo tanto también el objetivo que persiguen las pruebas que normalmente se plantean en nuestro sistema educativo.

Mano con lápiz rellenando un examen

Una buena evaluación, dentro del marco educativo, se centra en la identificación de los conocimientos y competencias actuales del alumno para saber en qué situación de aprendizaje se encuentra. ¿Y esto que finalidad tiene? Uno muy sencillo y que a menudo olvidan muchos profesores: evaluar si el sistema didáctico que se plantea está funcionando para ese alumno.

Así, la nota, más allá de ser una “cuantificación” del conocimiento del alumno en la escala que plantea el profesor, nos debe dar una idea de si el plan que estamos utilizando para que los alumnos asimilen los conocimientos que les intentamos trasmitir está funcionando.

En este sentido, si se hiciera bien, la evaluación sería una poderosa herramienta al servicio del proceso de aprendizaje de los alumnos. Sin embargo, ver la evaluación solo como un método de selección o de clasificación de alumnos es una visión muy pobre y reducida de la misma.

Si buscamos el desarrollo del estudiante como objetivo de la educación, no podemos cometer la negligencia de hacer un uso indebido de la evaluación.

¿Qué problemas tienen los exámenes tradicionales?

Entendiendo la evaluación como una herramienta para orientar a los alumnos y ajustar el modo en el que les enseñamos, veremos que los exámenes tradicionales tienen muchos problemas para ayudarnos en estas dos tareas. A continuación expongo sus deficiencias:

  • Solo se evalúa al alumno. El único al que se le debe someter a juicio es al alumno, no se evalúa si el profesor o al ambiente educativo son adecuados para el desarrollo de los estudiantes. De hecho hay muchos profesores que presumen de ser los que suspenden a todos o los que con ellos no aprueba nadie.
  • Solo evalúa el profesor. El alumno se somete al juicio subjetivo de los criterios de un único profesor. No existen otros criterios más que el criterio del docente que imparte la asignatura.
  • Solo importan los resultados. Los exámenes tradicionales quizás digan algo de los conocimientos actuales del alumno, pero nada del proceso. No importa si realmente ha hecho una comprensión profunda de ellos o simplemente los ha memorizado el día antes, el resultado puede ser el mismo.
  • Solo se evalúan conocimientos. No se tiene en cuenta la situación en la que se encuentra el alumno ni con que fortalezas o debilidades cuenta. No podemos orientar el aprendizaje del alumno sin saber con qué recursos cuenta.
  • Solo se evalúa de manera cuantitativa. Al final, los exámenes tradicionales se resumen en una nota, la cual debe mostrar o debería estar ajustada a la proporción de materia o habilidades que el alumno ha sido capaz de asimilar el alumno.
  • Fomentan la competición en lugar de la cooperación. Clasificar a los alumnos con notas mejores o peores ayuda a crear un ambiente competitivo. Además, en esta competición indirectamente planteada por el sistema lo más común es que al final el alumno se centre en sacar una buena nota más que en aprender mejor el conocimiento que se evalúa.
Profesora corrigiendo un examen

Alternativas a los exámenes tradicionales

Teniendo en cuenta los problemas que supone esta evaluación tradicional, habrá que buscar alternativas. Podríamos decir que hay tres pilares en los que se debería basar la evaluación para ser idónea: (a) Evaluación por competencias, (b) Sistemas Portfolio y (c) Uso de las TIC´s.

Evaluación por competencias

El objetivo de una asignatura es que el alumno aprenda una serie de conocimientos, pero también y sobre todo que aprenda una serie de competencias Por ejemplo, el objetivo de las matemáticas puede ser que el alumno se familiarice y memorice algunas fórmulas y procesos, pero más importante todavía que eso es que las entienda y que las sepa aplicar para resolver problemas.

La evaluación debería identificar qué competencias domina el alumno y cuáles no ha desarrollado todavía. Sabiendo esto podemos orientar el aprendizaje para afianzar las competencias que tiene y estimular la adquisición de las que todavía no tiene. Para que esto funcione es imprescindible que la asignatura tenga muy bien planificadas las competencias y un sistema de instrucción flexible y lo más individualizado posible.

Sistemas portfolio

La evaluación por competencias nos dice qué debemos evaluar, pero también nos hace falta saber el cómo. Los sistemas portfolio nos aportan un método de evaluación individualizado y centrado en el desarrollo de los alumnos. Pero, ¿qué es un sistema portfolio?

El psicólogo Kingore los define como: “El portfolio es una colección sistemática representativa del trabajo del alumno, el cual es seleccionado entre el enseñante y el estudiante para proveer de información acerca del desarrollo del niño, su perfil de aprendizaje, intereses, nivel de logro y el estado del aprendizaje a lo largo del tiempo”

Es decir, los portfolios no dejan de ser “carpetas” donde el alumno coloca todo el trabajo realizado sobre la asignatura y es revisado por el profesor continuamente para ver cómo evoluciona. Esto permite que los profesores conozcan el estado de aprendizaje de cada alumno y preparar la instrucción entorno a ello. Obviamente también sería de utilidad para ver si el estudiante ha desarrollado las competencias necesarias.

El problema de estos portfolios es la complejidad de su gestión debido a la cantidad de información que contienen. Una posible solución a esta dificultad sería la que comento en el siguiente apartado.

Mano señalando un icono

Uso de las TIC´s (Tecnologías de la Información y Comunicación)

Los ordenadores, internet y demás sistemas de comunicación (TIC´s) nos ofrecen muchos recursos que pueden beneficiar la evaluación. Las TIC´s nos pueden ayudar a la hora de solucionar la difícil gestión de los portfolios. En este sentido, la existencia de un programa online que gestione toda la información aportada por los alumnos y profesores a los distintos portfolios electrónicos facilitaría en gran medida la evaluación.

Como conclusión os dejo una pregunta para reflexionar: sabiendo las deficiencias que tienen los exámenes tradicionales y las alternativas que existen, ¿por qué los exámenes siguen siendo el sistema de evaluación por defecto?


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.