5 consejos para hacer una introspección liberadora
En términos generales, la introspección se define como la capacidad para observar , atender y conectar con nuestro mundo interno. Este proceso se realiza para incrementar nuestro nivel de conciencia acerca de quiénes somos y qué deseamos. Una introspección liberadora es también la que permite identificar los obstáculos que se interponen en nuestra evolución personal.
Los entornos actuales son, en su gran mayoría, muy alienantes . Nos desconectan de nosotros mismos y nos inducen a mirar solo fuera, hacia lo externo. También intentan imponernos una forma de ser y de desear, que no necesariamente coincide con lo que verdaderamente somos. Esto lleva a una adaptación pasiva o a un malestar constante.
“La reflexión es el ojo del alma”.
-Jacques Benigne Bossuet-
Es importante introducir en nuestra vida el espacio necesario para hacer una introspección liberadora. Se necesitan pocas cosas. El tiempo suficiente, un espacio adecuado y, sobre todo, la auténtica voluntad de navegar dentro de nuestro mundo interior. Aquí hay algunos tips para ayudarte en ese proceso.
1. Preparar el encuadre adecuado
El encuadre adecuado para realizar una introspección liberadora implica elegir un momento y un lugar propicios. El momento es aquel en el que no tengas prisas y sepas que nadie va a interrumpirte.
El lugar es un sitio en el que te sientas cómodo. Si tienes acceso a un sitio retirado, en donde haya poco ruido, mucho mejor. En cualquier caso, lo esencial es tener el interés y la voluntad de hacer una introspección provechosa.
2. Examinar el pasado para hacer una introspección liberadora
La mejor manera de iniciar una introspección liberadora es haciendo una exploración del pasado. Si lo que quieres hacer es una revisión puntual, debes comenzar por el pasado inmediato. Si pretendes realizar una introspección profunda, no hay límites.
Lo aconsejable es que te formules unas preguntas básicas. ¿Cuáles han sido mis errores más recurrentes? ¿En qué circunstancias he logrado mis objetivos? ¿Las metas que he obtenido me han satisfecho? ¿En qué circunstancias he sentido que tengo fallas de carácter?
3. Identificar los vacíos
Una parte muy importante de la introspección liberadora es la de identificar los vacíos. Estos vacíos incluyen las necesidades insatisfechas, la ausencia de respuestas frente a preguntas relevantes y las dificultades para precisar metas en algún aspecto de la vida.
Es importante analizar cuál de esas carencias es la que origina mayor dolor, insatisfacción o angustia. Visualizar el panorama general y sopesar si hay soluciones puntuales a intentar. Si no es así, concentrarte entonces en los vacíos más fáciles de solucionar.
4. Precisar errores de diversa naturaleza
En esta parte hay que echar mano de la autocrítica de forma constructiva. Se trata de identificar cuáles son los obstáculos que te impiden llenar tus vacíos y llevar una vida más satisfactoria. Estos obstáculos pueden ser de orden mental, emocional o también pueden estar influenciados por algo externo.
Lo esencial es que no te fustigues, sino que mantengas una actitud comprensiva contigo mismo. No estás poniéndote en el banquillo para evaluar tus errores, sino identificando las barreras que no te dejan progresar.
En este punto es necesario que precises si hay sentimientos de culpa, explícitos u ocultos, que te atormentan frecuentemente. También si llevas algún enojo no resuelto con alguna persona o situación. O si existe algún temor que no logras superar, por más que te lo has propuesto. El resultado de ese examen es definitivo para que la introspección sea realmente liberadora.
5. Reconoce fortalezas y fíjate metas
La verdadera meta de una introspección liberadora es la de renovarte en uno o varios aspectos de tu vida. Por eso, el paso final consiste en reconocer las fortalezas para el cambio que hay en tu interior. La primera de ellas es el interés que te llevó a realizar todo este proceso. La pregunta que debes formularte es: ¿qué factores de mi personalidad son mis mayores fortalezas? ¿Cómo pueden esas fortalezas ayudarme a cambiar “x” aspecto?
Implícitamente esto te conduce a proponerte metas. Lo ideal es que no sean muchas. De preferencia, una sola, con todas las submetas que ello implique. Todo depende de qué tan motivado te sientas. De cualquier modo, debes terminar tu introspección liberadora con un propósito de cambio.
Lo aconsejable es que periódicamente llevemos a cabo uno de estos procesos de introspección. La primera vez puede resultarte un poco extraño, pero a medida que la practicas se vuelve mucho más fluida. Son espacios dedicados a uno mismo, que de cuando en cuando necesitamos abrir.