5 hábitos de las personas emocionalmente equilibradas
Hay personas de las que sorprende su serenidad ante cualquier acontecimiento. Son aquellas personas emocionalmente equilibradas. Sin embargo, otras se caracterizan porque sienten que son incapaces de hacer frente a sus emociones. Estas últimas se encuentran desbordadas y consideran que estén preparadas para responder ante los acontecimientos que se les presentan.
Encontrar el equilibrio emocional no tiene porqué ser un trabajo duro. simplemente necesitamos hacer pequeños cambios internos que nos ayudarán a aceptar y controlar nuestras emociones de una forma más eficaz. Veamos a continuación cuáles son los 5 hábitos que las personas emocionalmente equilibradas mantienen y nos pueden ayudar manejar nuestras emociones.
1. En lugar de reaccionar, ellos responden
Las personas emocionalmente equilibradas se paran un momento a pensar y a controlar el torbellino de emociones que se ha desencadenado en su interior. Consiguen desconectarse y tomar perspectiva de la situación. De esta forma, favorece una respuesta adecuada menos intensa y más acertada que el impulso de una reacción emocional inicial.
Debes tener siempre la cabeza fría, caliente el corazón y larga la mano, dijo Confucio. Una reacción en caliente hace que nos controlen nuestras emociones y estallen nuestros impulsos, por lo que no seremos nosotros mismos si actuamos en ese momento.
Si tras haberte enfrentado a una situación o una persona te sientes mal, significa que has reaccionado a tus emociones, lo que es radicalmente diferente a responder a ellas. Responder a tus emociones te hará sentir que manejaste la situación desde la integridad y el respeto. Cuando somos nosotros los que manejamos nuestras emociones en lugar de ellas a nosotros, habremos subido un peldaño para lograr un equilibro emocional sano.
2. Ellos honran la realidad de sus emociones
Imagínate que te enfrentas a un divorcio o separación, que te han echado del trabajo o que alguien cercano a ti se ha marchado para no volver. ¿Cómo te sentirías? Naturalmente te sentirías muy triste, muy nervioso o con miedo ante la incertidumbre. ¿Por qué pelear contra esto?
Precisamente las personas emocionalmente equilibradas no luchan contra sus emociones, sino se mantienen a su lado escuchándolas. Es decir, comprenden que cómo se sienten forma parte de los acontecimientos y que la tristeza cumple su función. Por esto, dejan que sus pensamientos fluyan y desanuden sus emociones. Esta forma de manejar el interior de uno mismo facilita que una persona no se vea atrapada por sus estados aflictivos. De esta forma, no frenan su futuro o destrozan su pasado.
No aceptar nuestras emociones con normalidad genera que éstas tomen significados negativos y que estos se apeguen a nuestras historias.
3. Miran hacia adentro y se compadecen por “su auténtico yo” de una forma sincera
Las personas emocionalmente equilibradas hacen algo que la mayor parte de los seres humanos no nos tomamos en serio: reflexionan sobre lo que en verdad les hace sentir bien. Al mismo tiempo, piensan sobre cómo pueden generar pequeños placeres de forma constante. Aún así, este tipo de personas saben que los mayores placeres radican en el interior. Buscar fuera la felicidad es caminar en la dirección equivocada, pues lo externo es efímero y cambiante.
Escribir una gran lista de todas las cosas que nos hacen sentir bien es un gran acto de amor hacia uno mismo. Por supuesto, no sirve de nada hacer esta lista para luego no ponerla en práctica. Al menos debemos de llevar a cabo una de esas acciones al día. A pesar de que la auténtica felicidad reside en cada uno de nosotros, no es incompatible con llevar a cabo estas pequeñas actividades que nos hagan sentir bien.
Practicar el amor propio nos otorga un gran poder, pues no depender de los demás para sentirnos bien hace que sintamos lo que queramos sentir todo el tiempo.
4. Se mueven para despejar la mente
Cuando nos sentimos tristes, estresados o ansiosos no conseguimos salir de nuestra cabeza y la vorágine de sentimientos que se nos viene encima. Una forma de volver a conectar con nosotros mismo es el movimiento. Realizar ejercicio físico es una forma estupenda para despejar la mente. A través del movimiento podemos hallar la calma que necesitamos. Permanecer en una actitud sedentaria solo beneficiará que nuestra mente le de vueltas a la mismos pensamientos una y otra vez.
Movernos y estar activos facilita la toma de perspectiva, agita nuestros nervios y nos hace sentir vivos. Es algo a lo que no estamos acostumbrados y que probablemente nos haga sentir raros. Por ejemplo, bailar al son de nuestra música favorita es una gran forma de cuidar nuestro bienestar emocional.
5. La gratitud es siempre un requisito indispensable en el día a día
Practicar la gratitud y el agradecimiento es tremendamente beneficioso para nuestro equilibrio emocional, ya que nos entrena a buscar lo positivo y el aprendizaje en cada situación. Estamos acostumbrados a tener todo – o casi todo- aquello que necesitamos. Somos unos afortunados y no lo sabemos. Abrimos la nevera y encontramos comida. Apretamos un interruptor y “se hace” la luz. Agradecer todo aquello que tenemos es una forma de darnos cuenta de lo privilegiados que somos.
Para cultivar la gratitud, podemos tratar de compartir con las personas que nos rodean tres cosas de las que estemos agradecidos cada día. Simplemente consiste en traer a nuestra mente aspectos positivos de nuestro día a día para darnos cuenta de que hay cosas que nos hacen sentir verdaderamente bien.
Cuidar nuestro bienestar emocional nos hace sentir verdaderamente bien y aprovechar al máximo nuestra vida. Al sentirnos equilibrados emocionalmente, podemos centrarnos en nuestros sueños, trabajar nuestras expectativas y sentirnos conectados con nosotros mismos. De esta forma, seremos mucho más productivos y tomaremos más y mejores decisiones, lo que redundará en una mejor salud psicológica y física.
Imagen principal cortesía de natalia_maroz