5 verdades psicológicas que pueden cambiar tu perspectiva
Casi todo el mundo siente que tiene algo de psicólogo, porque de un modo u otro la mayoría ejerce alguna vez ese oficio de interpretar la conducta de los demás o de valorar la propia en relación a sentimientos, pensamientos o circunstancias presentes. Frente a las verdades psicológicas o científicas, existe una suerte de “psicología popular” a la que se acude con frecuencia. Sin embargo, no todo lo que se dice o se piensa en ese ámbito obtiene respaldo de la ciencia.
Hay algunas creencias, personales o colectivas, que se repiten con frecuencia, pero que en realidad no son tan ciertas como se afirma. De hecho, hay verdades psicológicas no tan difundidas que podrían cambiar positivamente la manera de encarar retos para muchas personas.
Tales verdades psicológicas tienen que ver con una visión más realista del ser humano. Se basan en lo que la misma psicología ha logrado acopiar teórica y experimentalmente a lo largo de los años.
Conocer estas premisas ayuda a enfocar de una manera más acertada lo que vemos y pensamos de nosotros mismos y de los demás. Estas son cinco de esas realidades.
“Los hombres son animales razonables regulados por el impulso de la pasión”.
-Alexander Hamilton-
1. La gente no está tan pendiente de lo que haces
Solemos ser un poco más narcisistas y vanidosos de lo que parece a primera vista. Existe la creencia de que una vez nos exponemos públicamente, en algún espacio físico o virtual, vamos a atraer sobre nosotros toda la atención de nuestro entorno.
La verdad es que esto no es así. De hecho, hay mucha gente que piensa lo mismo y está más atenta a lo que dicen de ellos que a opinar sobre los demás.
Por norma, nuestro entorno nos presta menos atención de la que estimamos. Muy pocos se dan cuenta de que te pusiste la misma ropa que ayer. Tampoco son muchos los que están ultra-atentos a lo que dices para evaluarte.
2. Siempre estás cambiando, una de las verdades psicológicas
Como vivimos dentro de nosotros mismos, nos hacemos a la idea de que siempre somos la misma persona, pero no es así. Nuestra forma de ser, de actuar, de pensar y de sentir está en constante cambio, aunque la mayoría de las veces no nos demos cuenta de ello, precisamente por ser testigos que no desconectan nunca de lo gradual de estas transformaciones.
Por supuesto que hay elementos o ejes que se mantienen en el tiempo, pero hasta esas estructuras sufren modificaciones con los años.
Así, al igual que nuestro aspecto se va modificando con el tiempo, dentro de nosotros también ocurren transformaciones. Nuestra “identidad” es una realidad dinámica; somos, pero también estamos en potencia de lo que seremos.
3. Cometer errores te hace ver más humano
Hay muchas personas que piensan que los errores, en público, producen necesariamente rechazo y descrédito. Nada más equivocado. Si lo piensas con detenimiento, una persona que hace todo bien y jamás se equivoca, suele generar cierto rechazo.
Lo más habitual, y hay estudios que lo constatan, es que quien comete errores o muestra sus vulnerabilidades tiene mayores probabilidades de ser aceptado y acogido por los demás. En muchos casos, los errores nos unen más a los demás; nos recuerdan que somos limitados y que, por lo tanto, podemos y nos pueden ayudar.
4. Casi nadie sigue consejos de otros
Esta es una de esas verdades psicológicas que a casi nadie le gusta aceptar, pero que respalda la realidad cotidiana. Las personas piden consejos, pero la mayoría de las veces no están dispuestas a seguirlos.
La razón por la que se le pide la opinión u orientación a otros, en infinidad de ocasiones, no tiene nada que ver con buscar una “luz”, sino todo lo contrario.
Expliquemos esto. Son muchos los que acuden a los demás en busca de consejo, cuando en realidad lo que quieren, inconscientemente, es encontrar sustento o justificación para lo que ya saben que no deben hacer. Por lo mismo, tras recibir el consejo pueden terminar haciendo todo lo contrario.
5. Solo puedes controlar tus reacciones
Uno de los grandes males de la actualidad es esa obsesión por mantener el control sobre situaciones incontrolables. No son pocos los que se quejan porque los demás hacen esto o dejan de hacer aquello. O porque el mundo es de esta forma y no de otra. Como si la realidad fuera algo que pudiéramos diseñar a nuestra medida.
La verdad es que ni siquiera podemos controlarnos a nosotros mismos en muchas ocasiones. Mucho menos vamos a poder controlar a los demás. Quizás lo único sobre lo que tenemos poder es sobre nuestras reacciones. Esto es, sobre la forma como respondemos a todo eso que ocurre fuera de nosotros.
Como ves, esas formas rígidas y éxito-maníacas de ver la vida no tienen nada que ver con las verdades psicológicas del ser humano. Somos más falibles, vulnerables y discretos de lo que creemos. Aprender a mirarnos de una forma más condescendiente y humana, de seguro, nos hará sentir mejor.
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- Gutiérrez-Ariza, F. J. (2016). Pseudociencia y falsas creencias en psicología.