7 síndromes con nombres de personajes literarios
El reconocimiento de las enfermedades mentales ha crecido durante el último siglo. Anteriormente se consideraban cuestiones de menor importancia o se aglutinaban en una misma causa. La inversión en investigación de estas enfermedades ha aumentado exponencialmente y hoy somos capaces de diagnosticar multitud de ellas, e incluso de prevenirlas. Algunas son tan conocidas que incluso podemos reconocerlas como síndromes con nombres de personajes literarios.
Lo que antes era una característica peculiar o una excentricidad particular de un personaje, hoy pueden tener un nombre adecuado. Estas son algunos de los síndromes con nombres de personajes literarios más conocidos como el de Sherlock Holmes, la Sirenita o Holden Caulfield.
Síndrome de Dorian Gray
El protagonista de El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, padece una enfermedad que transforma a su inquietud por la perfección en una obsesión: dismorfofobia. Por ello, este síndrome está acompañado de una percepción irreal del cuerpo propio: el que lo padece piensa que sus defectos son muy notables y perceptibles por el resto.
Además, la persona que lo padece suele procesar con dificultad el hecho de que va a envejecer. La maduración le produce estrés y negación. Esta obsesión suele desembocar en total disgusto por la apariencia y un abuso de la cirugía estética.
Síndrome de la Bella Durmiente
Otro de los síndromes con nombres de personajes literarios es el de Kleine-Levin, también conocido como síndrome de la Bella Durmiente, afecta a un número escaso de personas y durante periodos cortos de tiempo. Se caracteriza, principalmente, por la hipersomia, sueños de al menos 18 horas de duración, aunque lo acompañan otro tipo de conductas. Se trata generalmente con estimuladores del sistema nervioso central.
Síndrome de Alicia en el País de las Maravillas (AWS)
La micropsia afecta comúnmente a niños y suele desaparecer en la adolescencia. El personaje de Alicia lo padece debido a que Lewis Carroll, su autor, lo padecía. Ocasiona una alteración en la percepción del tamaño y la distancia de los objetos; es decir, los pacientes perciben los objetos como más pequeños y lejanos. Esta no suele ser la única característica del síndrome, sino que el enfermo puede relacionarse también con epilepsia o esquizofrenia.
Trastorno por estrés postraumático en Las ventajas de ser un marginado y El guardián en el centeno
Dos personajes conocidos dibujan un retrato creíble de este trastorno: Charlie y Holden Caulfield. Ambos sufren episodios de ansiedad y depresión, ya que han experimentado un estrés extremadamente intenso debido a un acontecimiento traumático. En el caso de Charlie, ese acontecimiento traumático es un continuado abuso sexual por parte de un familiar, mientras que para Holden tiene que ver con la muerte de su hermano Allie.
El trastorno por estrés postraumático causa generalmente sueños o pensamientos perturbadores relacionados con la experiencia del trauma. Este es uno de los síndromes con nombres de personajes literarios que con más frecuencia se desarrolla en los soldados de guerra.
Síndrome de Asperger (Sherlock Holmes)
Uno de los personajes literarios más famosos de todos los tiempos, Sherlock Holmes, sufre un caso severo del síndrome de Asperger. Dicho síndrome se manifiesta en su particular sentido del conocimiento: solo domina aquella información relacionada con la utilidad para su profesión. A menudo, además, se obsesiona con esa información. En definitiva, le cuesta retener la información que no afecta a su vida diaria (como el año en que vive, o si la Tierra gira alrededor del Sol), mientras que una huella de zapato puede obsesionarlo durante días.
Bovarismo (Madame Bovary)
Como el personaje de Flaubert, las personas que padecen bovarismo se encuentran insatisfechas con su vida, de forma crónica. Suelen decepcionarse respecto a las vivencias futuras que a menudo no suceden como esperaban, y esto les genera un sentimiento de frustración. Las expectativas suelen ser desproporcionadas e incluso imposibles, lo que contribuye a que no se cumplan.
Síndrome del acaparador compulsivo (La Sirenita)
Pese a que este síndrome no aparece en el libro, es característico de la película de Disney. Aquellos que lo padecen, como Ariel, tienden a acaparar o comprar más objetos que lo socialmente aceptado. Pese a que se relaciona con él, el síndrome del acaparador compulsivo no es sinónimo del síndrome de Diógenes. Es un trastorno obsesivo-compulsivo que modifica la percepción de la cantidad de objetos que pertenecen a uno.
Nuestros personajes favoritos no son tan perfectos como parece. Al final, son reflejos de nosotros mismos, o al menos producto de la inspiración en el mundo real. Gracias a numerosos estudios, ahora podemos “diagnosticarlos”, lo cual no quiere decir que dejemos de apreciarlos. Por otro lado, aunque como referencia literaria nos guste su “peculiaridad”, no hay que enaltecer la enfermedad, basta con visibilizarla. De la misma manera, esto no puede hacer que dejemos de apreciarlos. Al fin y al cabo, su enfermedad les hace únicos.